V. REFLEXIONES FINALES

    Se sabe que los estudios de la relación población poblacionales tienen como objetivo, entre otros, analizar cómo la dinámica poblacional es afectada por procesos determinados por factores económicos, sociales, culturales, ambientales, y cómo ésta ejerce impacto en el medio ambiente.

    Para tales estudios es necesaria la información estadística, que actualmente es elaborada en base marcos conceptuales como el Modelo PER (presión-estado-respuesta) de la OCDE o el Marco para Indicadores de Desarrollo Sustentable (FISD) de la ONU. Estos marcos presentan un esfuerzo al incorporar los aspectos demográficos y socioeconómicos con los ambientales, y responden más a las necesidades de información de los estudios de la relación población-medio ambiente, bajo una perspectiva lineal.

    Ello motiva reflexionar y cuestionar, que en una situación donde se tiene que analizar dicha relación es necesario que todo ello esté integrado, por lo que es conveniente una propuesta de indicadores que nos dé una lectura integrada y no por partes.

    En los estudios de la relación población-medio ambiente, desde una perspectiva de las mediaciones, no se ve a la población en una relación lineal con los procesos naturales, sino que se toma en cuenta un conjunto de causalidades e interdeterminaciones múltiples, de diversa índole y de diferentes escalas espaciales y temporales.

    En las actuales estadísticas del medio ambiente una parte proviene de fuentes ligadas al medio ambiente físico y, por tanto, están diseñadas con objetivos específicos. Otra parte está siendo adaptadas a partir de la estadística tradicional para dar una visión o explicación desde el punto de vista ambiental. Y existe otro segmento, en curso de elaboración, pensado para reflejar más explícitamente aquellos aspectos sociales, demográficos y económicos vinculados con el ambiente. En conjunto estas tres vertientes, pueden hacer un acercamiento al estudio de la relación población-medio ambiente.

    Esta perspectiva de análisis implica tener en cuenta que la información estadística disponible responde a diversos enfoques conceptuales y metodológicos, por lo que la relación población-medio ambiente podría situarse en escenarios diferentes. Esto, no obstante, permitiría visualizar las líneas de trabajo pertinentes para avanzar en el desarrollo de las estadísticas del medio ambiente.

    Los datos e información proveniente de los censos de población y de vivienda, censos agropecuarios, censos económicos, etc. brindan niveles de desagregación bastantes amplios, por ser obtenidos a niveles detallados como son los conglomerados de viviendas, unidades agropecuarias, comunidades y/o parcelas. Sin embargo, éstos sólo están disponibles para períodos largos, cada 5, 7 o 10 años. Pero aún así, su utilidad es de gran importancia para otras investigaciones, sirviendo de marcos de referencia y muestrales para otras fuentes de información como son las grandes encuestas nacionales.

    Empero, la integración de los datos de los censos con otro tipo de fuente de información no es directa, pues los períodos de referencias son distintos. El problema también está en que la unidades de análisis son distintas. De hecho, el uso de esta información requiere de una manipulación cuidadosa de los datos, ya que se tiene que tener en cuenta las diferencias entre unidades de análisis, períodos de tiempo, cobertura, etc.

    Otras de las fuentes de datos e información son las grandes encuestas nacionales de salud, ingresos y gastos, de trabajo, de niveles de vida, entre otras (la ENAHO,1997, por ejemplo), que permiten obtener estadísticas mucho más detallada que en los censos, donde se incluyen más variables. Sin embargo, los niveles de desagregación son bastantes más limitados que los censos nacionales. Es más, muchas veces responden a niveles de desagregación del propio interés de la institución que las levanta, que difieren bastante de los niveles de desagregación de los censos.

    Respecto a la información ambiental, diversas instituciones en el país generan la datos e información pero sin ningún marco conceptual que las guíe. Estas instituciones lo hacen de acuerdo a sus necesidades y los requerimientos de su injerencia en la administración pública o privada.

    Ahora bien, para una lectura integral de la relación población-medio ambiente, bajo la perspectiva de las mediaciones, es necesario determinar una unidad mínima de análisis en las estadísticas del medio ambiente, la cual debe de ser determinada de acuerdo a la pertinencia de la división administrativa-ecológica del país. Esta unidad puede ser la cuenca hidrológica o cualquier otra unidad que contenga un ecosistema completo.

    Ello facilitaría la labor de compatibilizar la información ambiental con la información ya existente (demográfica, social, económica, entre otras) mediante una conversión de los niveles de desagregación político-admistrativos a los niveles administrativos-ecológicos.