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1.1- Nivel Y Tendencia de la Fecundidad Adolescente
El embarazo adolescente es un aspecto especialmente sensitivo a los contextos culturales. El significado asignado al embarazo precoz varía entre las diferentes culturas, así como sus implicaciones y consecuencias. Existen lugares donde el embarazo adolescente es socialmente aceptado -generalmente cuando ocurre dentro de una unión conyugal, formal o informal-. Sin embargo, en otros contextos, el embarazo adolescente es visto como un problema social, especialmente cuando ocurre fuera de una unión, ya que interfiere con el proyecto de vida de la adolescente, que incluyen las expectativas educativas, matrimoniales, realización personal y prosperidad económica (Villarreal, 1998).
En el Perú3, el 16,4% de mujeres se convierten en madres aún siendo adolescentes, es decir antes de cumplir los 20 años. Tal como cabe esperar, la mayoría de nacimientos en adolescentes del país se concentran en los últimos años de la adolescencia: las tasas para adolescentes con edades entre 18-19 años, son más del doble que para las de 15 a 17, mientras que las tasas para adolescentes menores de 15 años son bastante más bajas (ENAHO,1998).
La evolución de las tasas específicas de fecundidad de las adolescentes marca una clara diferencia con las de las edades mayores. Todos los grupos de edad han reducido su fecundidad significativamente, pero este grupo ha mostrado solo una ligera disminución. En el período 1986-1996, mientras el grupo de 15 a 19 disminuyó su tasa de fecundidad en 5,1% el grupo de 25-29 años lo hizo en 18,6% y el de 45-49 años en 50% (ENDES).
No obstante la tendencia del descenso de la tasa de fecundidad adolescente en el país, el peso de la fecundidad adolescente en la fecundidad total se viene incrementando. Si tomamos en consideración las proyecciones de población vigentes, observamos que la contribución de los nacimientos en adolescentes en la fecundidad total se incrementó de 8,3% en 1980, a 9,4% en 1995, y se espera que este aporte llegue a 10,2% en el año 2005. En tanto que según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES), esta contribución se dio en una proporción mayor, de 13,6% en 1986 pasó a 13,8% en 1996.
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Entre mujeres de 15 a 19 años.