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Resumen Ejecutivo
El presente estudio alude al 40% de la población con menores ingresos percápita. En este intervalo estarían involucradas, aproximadamente, 9 millones 905 mil personas y 1 millón 845 mil hogares. Según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), ejecutada en el segundo trimestre de 1998, la distribución geográfica de esta población en los ámbitos de estudio es como sigue: el 65,3% estaría concentrada en el área urbana y el 34,7% en el área rural. El mayor porcentaje de población con menores ingresos corresponde a los residentes en Lima Metropolitana (29,1%), seguido por los que viven en la Sierra Rural (22,5%), en la Costa Urbana el 17,7% y en la Sierra Urbana el 12,7%. El menor porcentaje de esta población se encontraría en la Costa Rural, Selva Urbana y Rural con porcentajes igual o menor al 7%. La caracterización de la población de estudio en lo referente a la relación tamaño del hogar e ingresos, la información disponible muestra un porcentaje alto (47,2%) de población de menores ingresos en hogares con 7 y más miembros. En el tramo de 1 a 2 miembros sólo se encontró el 2,2% de población. En el ámbito rural se evidencia aún más la mayor proporción de la población de estudio en hogares de 7 y más miembros. En efecto, el 52,1% vive en hogares con estas características. En el área urbana esta condición involucra al 44,7% de residentes urbanos. Con relación al tipo de hogar de la población de menores ingresos, se encontró que predominan los Hogares Nucleares. Se denomina Hogar Nuclear a aquel cuya composición es de un jefe de hogar, la presencia o no del cónyuge y la existencia o no de hijos. En este tipo de hogar reside el 62% de la población de estudio. Asimismo, un poco más de la tercera parte (34,4%) de esta población vive en Hogares Extendidos. Este tipo de hogar alude a aquel en el que, además del Hogar Nuclear, comparten el hogar otros parientes que pueden ser: yerno o nuera, padres o suegros u otros parientes. En un porcentaje menor (3,2%) se advierte el caso de los Hogares Compuestos en los que además de la presencia del Hogar Nuclear y otros parientes, viven personas entre los que no existe relación de parentesco, como pueden ser allegados, amistades, etc. Diversos estudios asocian a la pobreza con la presencia de una mujer en la jefatura del hogar, al respecto la ENAHO 98 II estaría evidenciando esta relación. A nivel nacional en el I quintil de ingreso percápita, se encuentra un 16,6% de hogares jefaturados por mujeres, en el II quintil esta condición disminuye al 12,9%. En el área urbana, el 20,4% de hogares en el I quintil, tiene a una mujer como su conductora, mientras que para la población ubicada en el II quintil, la proporción disminuye a 14,5%. En cuanto al acceso a los servicios básicos de la vivienda, a nivel nacional, el 57,1% de la población catalogada dentro del I y II quintil de ingresos se abastece de agua de red pública incluido el pilón. De otro lado, mientras el 71,5% de población urbana en condición de pobreza se abastece de agua "segura" (por red pública), en el área rural esta condición alcanza sólo al 30%. La población rural se abastecería en una mayor proporción de agua de río, acequia, lluvia, etc. Con relación a la tenencia de un adecuado sistema de eliminación de excretas, más de un tercio (37,6%) de la población de menores ingresos, a nivel nacional, tendría acceso a servicios higiénicos conectados a red pública. Otro tercio de esta población (34,5%) carece de este elemental servicio, situación que lo califica como vulnerable a condiciones de morbimortalidad especialmente de los niños e infantes. En cuanto al tipo de alumbrado que prevalece en las viviendas de la población de menores ingresos residentes en el área urbana, la electricidad representa el 87,3%. De otro lado, en el área rural predomina el uso de alumbrado a través de medios utilizando el kerosene (mechero, lamparín), esta característica involucra al 69% de la población de estudio. El uso de alumbrado eléctrico en el ámbito rural representa el 20,9%. Con referencia a la infraestructura de la vivienda, específicamente, las paredes, los datos de la Encuesta indican que las viviendas de material noble, es decir aquellas construidas con ladrillo o bloque de cemento, piedra o sillar con cal o cemento, representan el 33,7% a nivel total del país. Aquellas con material seminoble, o sea construidas con adobe o tapia, quincha o piedra con barro, constituyen la mayoría, con 58,9%. El material precario, significa el 7,4% a nivel nacional. El material precario alude a la estera, cartón, u otro material inadecuado. Respecto al material de los pisos, destaca el 59,5% de quienes habitan viviendas con piso de tierra en el promedio nacional, en segundo lugar se ubica el piso de cemento, característica que involucra a un tercio (33,2%) de la población. El piso de tierra constituye una característica predominantemente rural. El 87,5% de la población de menores ingresos residente en el campo tiene esta condición. Asimismo, el 44,7% de los residentes urbanos tienen esta característica. El equipamiento del hogar es otro aspecto que se incluye en el estudio de las condiciones de vida de la población de menores ingresos. La información obtenida muestra que, de cada 10 hogares 9 tienen al menos un artefacto o equipo electrodoméstico. Asimismo, cerca de la mitad de esta población (45,4%) tienen en sus hogares de 2 a 3 artefactos y el 22,8% tiene más de 3. De otro lado, el 10% de la población calificada como de menores ingresos declaró que no cuenta con artefacto ni equipo electrodoméstico en su hogar. Referente a la condición de ocupación, más de la mitad de la población de estudio en todos los ámbitos, reportó estar ocupada. La proporción de PEA desocupada de menores ingresos representa el 5% a nivel nacional. En el área urbana este porcentaje se incrementa a 6,5% y en Lima Metropolitana a 7,2%. La desocupación en el área rural sería mínima, 1,8% de la población residente en este ámbito declaró estar sin empleo. La categoría de ocupación que prevalece en la población económicamente activa de menores ingresos sería la de Trabajador Independiente. A nivel nacional esta categoría representa el 40,7%, en el área urbana el 39,9% y en el área rural el 42,1%. Estos hallazgos estarían indicando que la mayor proporción de población genera su propio empleo. Una segunda categoría que destaca es la del Trabajador Familiar No Remunerado que a nivel promedio del país representa un poco más de la cuarta parte 26,7%. Este porcentaje se incrementa para la población de estudio residente en el área rural a 45,0%. En cuanto al tamaño del centro de trabajo de la población de menores ingresos, prevalece en todos los ámbitos de estudio la micro empresa, es decir, en todos los casos el mayor porcentaje de la PEA labora en establecimientos de menos de 10 trabajadores. La educación es otro aspecto de importancia en el tema de las condiciones de vida. Al respecto, en el promedio nacional, el 43,7% de la población de 15 años y más declaró haber cursado algún año de educación secundaria y el 38% mencionó algún grado de primaria. La población de menores ingresos residente en el área rural tendría, mayormente primaria, el 55,4% declaró este nivel educativo. El promedio de años de educación alcanzado por la población de 15 años y más muestra que la escolaridad acumulada por la población de menores ingresos corresponde básicamente a primaria, es decir, alrededor de 6 años de estudio. Esta situación es aún más evidente en el ámbito rural, donde el (54,0%) de la población acumuló hasta 6 años de escolaridad. Respecto al analfabetismo, que significa la incapacidad de leer y escribir de la persona de 15 años y más, el porcentaje que declaró esta condición representa el 13,8% a nivel nacional, cifra que es mayor si la comparamos con la Tasa de Analfabetismo de la población total del promedio global del país (aproximandamente, 10%). Esta condición afecta en mayor medida a la población de bajos ingresos que vive en el área rural donde más de la cuarta parte de la población (26,3%) manifestó no saber leer ni escribir. El porcentaje de analfabetos sería menor en el caso de la población de bajos ingresos que reside en el área urbana donde el 8,3% declaró esta característica. En el tema del acceso a los servicios de salud, la información disponible indica que una importante proporción de población de menores ingresos que presentó evidencias de enfermedad o accidente busca atención para el tratamiento de dicha situación. En términos porcentuales el 75% de la población de estudio, a nivel nacional, buscó alguna forma de tratamiento. A nivel de los quintiles de ingreso se advierte un porcentaje ligeramente mayor de acceso en el caso de la población del I quintil (73,6%) que el registrado por la población que corresponde al II quintil (73,3%). Con relación al apoyo social que se brinda a la población de menores ingresos, las estadísticas obtenidas en la encuesta destacan la focalización que tendrían estos programas en el área rural. De los programas alimentarios se estarían beneficiando el 64% de la población comprendida en el 40% más bajo de ingreso percápita, es decir, los más pobres. De los programas de educación se habría beneficiado el 59,4% de la población rural y de los programas de salud el 53,7%. |