8.2 ECONOMIA MUNDIAL

Al cierre de abril de 1997, el dólar estadounidense se revaluó respecto a las principales monedas europeas y al yen japonés, en comparación a la cotización del 31 de marzo. Cabe destacar que el dólar australiano se depreció en 0,6%.

En cuanto a la relación dólar/marco, la moneda alemana se devaluó en 3,2% debido a la incertidumbre generada sobre el cumplimiento de las metas exigidas por la Unión Monetaria Europea (UME). De otro lado el desempleo alemán alcanzó el nivel más alto desde 1945. Las cifras de desempleo de abril, muestran que la recuperación de Alemania es todavía débil, al presentar a 4,47 millones de personas en busca de empleo, es decir una tasa de 11% de la población activa. El crecimiento económico alemán de 2% fue insuficiente para revertir la tasa.

En general la fortaleza del dólar se sustentó en el buen desempeño de la economía estadounidense, que creció a un ritmo acelerado en el primer trimestre, el más alto en nueve años.

El Producto Bruto Interno de los Estados Unidos de América creció en 5,6% en los primeros tres meses de 1997. Sin embargo los analistas predijeron que pronto disminuirá el impulso económico, en parte porque las empresas probablemente recortarán su producción después de una enorme acumulación de inventarios de enero a marzo.

Se ha previsto que el PBI norteamericano se desacelerará en el segundo trimestre a una tasa de 3,5%, aligerándose nuevamente a 2% en los últimos seis meses del año 1997. Con estas precisiones las autoridades monetarias aseguran que se podrá mantener la expansión sin necesidad de enfriar la economía.

De otro lado, este fuerte crecimiento trajo consigo un importante incremento de nuevos empleos. En efecto el índice de empleo en Estados Unidos descendió al 4,9% durante abril, el porcentaje más bajo en los últimos 23 años.

Según los datos del Departamento Norteamericano de Trabajo en abril se crearon 142 mil nuevos empleos, algo superior a los 130 mil de marzo.

Los analistas norteamericanos piensan que el descenso del desempleo podría generar escasez de mano de obra, dando lugar a que los empleadores aumenten los salarios, que provocaría una reactivación de la inflación, el máximo temor de la Reserva Federal.