II. MARCO CONCEPTUAL

Objetivos Generales

  1. Identificar la naturaleza del mercado de trabajo peruano y del proceso de diferenciación en sectores de trabajo en las últimas décadas mostrando el peso de cada uno de ellos en la utilización de la fuerza laboral.

  2. Observar la relación de cada sector de trabajo con la productividad laboral y el nivel de ingresos correspondiente.

  3. Explicar los factores que concurren a generar esta diferenciación en sectores de trabajo y los diferentes niveles de productividad

  4. Conocer el peso de los factores educativos y de calificación personal en la pertenencia a determinados sectores de trabajo y en las diferencias de productividad al interior de cada sector.

Objetivos Específicos.

  1. Conocer las principales características de los Sectores de Trabajo en cuanto a productividad, horas de trabajo, distribución por sectores de actividad y por regiones geográficas.

  2. Conocer los elementos de racionalidad en la reproducción de cada sector de trabajo tratando de mostrar igualmente las interacciones entre estos diferentes sectores de trabajo.

  3. Estudiar las razones por las que subsisten los sectores de trabajo llamados de "no mercado" ( Informal Urbano y Campesino) y si ello tiene algo que ver con el tipo de relación que guarda con los sectores de trabajo de "mercado" (Sector de Trabajo Asalariado y Trabajo Estatal).

  4. Identificar las características del Sector de Trabajo Asalariado. Observar cómo evoluciona su productividad laboral en las últimas décadas. Verificar si es el sector de mayor productividad. Conocer qué factores se encuentra asociados a esta mayor productividad.

Teoría: relaciones de interdependencia causal

Una de las principales constataciones del siglo XX es el ocaso del trabajo no calificado, del denominado "blue collar" y su reemplazo por el trabajo calificado "white collar". Mientras se produce este ajuste crece la desocupación por doquier y caen los salarios de trabajadores manuales (Lee, 1996; Bradford,1997).

Este hecho evidencia así mismo los cambios que se vienen produciendo en los mercados de trabajo desde los sectores primario y secundario (la fábrica, la manufactura) que prevalecieron durante el predominio de la revolución industrial, hacia el sector terciario (OIT, 1996).

En cuanto a los países en desarrollo un reciente trabajo de la OIT muestra una clasificación que es útil para nuestro trabajo en tanto que, como se demostrará, clasificaría al Perú en el tercer tipo de países (ILO, 1999 a):

  1. Países que muestran crecimiento del sector de trabajo asalariado, con crecimiento económico y mejoramento del nivel de vida. Es el caso de Jamaica. Panamá y Corea.

  2. Países que muestran tanto crecimiento del Sector de Trabajo Asalariado así como un crecimiento en el Sector autónomo (del sector informal, del autoempleo)

    • México: ambos sectores de trabajo crecen a las mismas tasas

    • Tailandia: El Sector de Trabajo Asalariado crece más que el Sector Autónomo

    • Costa Rica: El Sector Autónomo crece más que el Sector de Trabajo Asalariado

  3. Países que muestran decrecimiento del Sector de trabajo Asalariado y crecimiento del autoempleo:

    • Bolivia (ámbito urbano)

    • Ecuador (ámbito urbano)

    • El Salvador (ámbito urbano)

    • Filipinas

    • Venezuela

En estos últimos países la fuerza laboral no tiene mayores alternativas que insertarse cada vez más en actividades de bajos ingresos y de baja productividad

En el estudio se considera como Hipótesis General que la reducida productividad del trabajo y la misma dinámica laboral es efecto de los siguientes factores determinantes: el limitado vigor de la economía de mercado para acrecentar el mercado de trabajo asalariado con el consiguiente acrecentamiento del empleo formal; la refuncionalización y no la extinción de los sectores de trabajo pre industriales por el reducido vigor de la economía de mercado, que facilita la coexistencia de regímenes laborales heterogéneos, con distintas productividades y dinamismos de gestación de puestos de trabajo.

Como se sabe, la creación de empleos a nivel microeconómico es función del crecimiento de la productividad del trabajo y a nivel macroeconómico de la realización de la producción nacional con suficientes utilidades para que se destine una proporción de ellas en inversión en capital humano, en maquinaria y equipo modernos y en infraestructura de apoyo a la producción en las ramas de actividad que cuenten con los mayores encadenamientos insumo-producto a nivel nacional.

Esta dinámica es más propia del mercado de trabajo asalariado que de las formas atrasadas de organización del trabajo (Sector Informal Urbano y Sector de la economía Campesina). Sin embargo el sector de trabajo asalariado no es el preponderante en la economía peruana. Persisten sectores de trabajo no capitalistas con elevados contingentes de fuerza de trabajo que se caracterizan precisamente por tener los menores rendimientos o productividades de la fuerza laboral, con las consecuencias conocidas en el nivel de ingresos y de bienestar de sus trabajadores.

Tomando la sistematización de Singer (1990) debemos reconocer en el Perú 4 sectores de trabajo bastante heterogéneos. El primero es el sector de trabajo asalariado cuya racionalidad para crear un puesto de trabajo se sustenta en el logro de la productividad marginal. La PEA resultante de este mercado de trabajo son los patronos, obreros y empleados, el cual pese a su crecimiento en las 4 últimas décadas, asimila a menos del 30% de la fuerza laboral. Esta realidad contrasta con la tendencia del mundo desarrollado en donde este sector absorbe entre el 70 a 90% de la PEA ocupada (ILO,1999 a)

Este sector está compuesto de empresas privadas que se caracterizan por emplear trabajadores asalariados bajo condiciones formales de contratación. Como se ha dicho, la mano de obra será empleada solamente cuando asegure una productividad superior al salario que se le paga. Solamente se creará un puesto de trabajo si el ingreso adicional líquido (Ingreso bruto – gastos en materias primas, depreciación del capital fijo entre otros) es superior a los gastos en sueldos y salarios en una proporción tal que el índice de ganancia, en relación al capital adicional a ser invertido, fuera considerado compensatorio. Es compensatorio, si el índice de ganancia esperado, tiende que ser como mínimo igual a la tasa de interés prevaleciente por los depósitos bancarios

En este sector de trabajo generalmente el nivel de empleo efectivo es menor que el nivel de trabajo potencial. Esto significa que el capital físico (máquinas e instalaciones) se subutiliza, pues no se opera a plena capacidad. Esta subutilización forma parte de la racionalidad de este tipo de trabajo para evitar que los salarios sean elásticos a la demanda. Como se sabe, si así fuera tendería a minimizar el sobreproducto o trabajo excedente que es la razón de ser del sector de trabajo asalariado.

Esta predisposición a operar con capacidad instalada ociosa se convierte en el largo plazo en una compulsión a la innovación tecnológica para garantizar la competitividad empresarial y a la par la producción de un excedente mayor.

El problema central de dicha estrategia es que en el largo plazo tiende a crear una crisis por sobreproducción, que ocurre cuando los costos de mantenimiento de los equipos físicos y los requerimientos de utilidades para sufragar los costos de innovación afectan los ingresos de sus consumidores por una merma relativa de los sueldos y salarios que el crecimiento del capital físico obliga, bien sea reduciendo el crecimiento de las remuneraciones o sustituyendo empleo por capital físico.

Por lo anterior y como lo demuestra la OIT, existe una alta relación entre crecimiento del trabajo asalariado y crecimiento del PIB (ILO, 1999 a). Así, los países con los porcentajes más altos de PIB percápita (entre US$ 15,000 y 25,000), se caracterizan por mostrar los porcentajes más alto de salarios y trabajo asalariado (entre 80% y 90% de la PEA ocupada total). Es el caso de : Austria, Australia, Dinamarca, Francia, Finlandia, Alemania, Suecia, Japón, Países Bajos, Nueva Zalandia, Singapur e Inglaterra.

En el caso del Perú, como señala Garavito (1998) existe una alta asociación a lo largo del periodo de 1970 a 1995 entre remuneraciones de los trabajadores asalariados con el crecimiento producto vía la expansión de la demanda que tales remuneraciones significan.

El otro problema central es el efecto inflacionario de atender la expansión de las remuneraciones si la productividad no se eleva debido a la traslación de los mayores costos a los precios e los productos y que ha sido, como se sabe convertido en el Teorema de Phillips, aunque recientemente existen dudas sobre su validez en la situación actual (Piore, 1990; McConnell y Brue, 1997).

Como resultado de lo anterior; de la subutilización de la capacidad instalada ociosa y del efecto inflacionario de una expansión del empleo, se asume que la racionalidad del mercado asalariado conlleva necesariamente una "tasa natural" de desocupación.

La pregunta que se hacen los especialistas, sobre este particular, es por el porcentaje de la PEA que debiera quedar desocupada para mantener el funcionamiento de la economía de mercado con los mecanismos de reproducción que la caracteriza y sobrellevando sus crisis periódicas.

Con relación a la previsión de la inflación existe el llamado "equilibrio del nivel de desempleo" que ocurre cuando a una determinada tasa de desocupación la inflación se estabiliza (Layard y otros, 1998). Por las características del estudio, este tema no será abordado aquí.

En cuanto a la defensa del empleo. Ello está indisolublemente ligado a la defensa de la producción. En esa dirección existen varias teorías:

  1. La teoría de la desregulación de los mercados de trabajo conducente a la flexibilización laboral y a la liberalización de la fuerza de trabajo. Sus principales medidas son: levantamiento de los salarios mínimos vitales y eliminación de la capacidad de negociación sindical para fijar sus remuneraciones, movilidad ocupacional, movilidad geográfica, eliminación de los sobre costos laborales, reducción de los costos laborales (Cuadrado 1995; Layard y otros, 1998);

  2. La teoría de las innovaciones científico tecnológicas preservando el empleo. Asegurar que la reducción de costos (que afecta el empleo) y que permite elevar las utilidades conduzca al aumento sostenido de las inversiones; que estas inversiones crezcan a un ritmo superior a al crecimiento del coeficiente capital/trabajo; que los bienes resultantes de las innovaciones sean menos costosos y sean accesibles; y finalmente que el ritmo de desmantelamiento de las actividades tradicionales sea inferior al ritmo de difusión de las actividades más dinámicas (Pipitone, 1990).

  3. Finalmente existen existen las llamadas contratendencias a la caída de la tasa de ganancia es decir a las crisis por sobreproducción (Singer 1990).

Elegiremos aquellas políticas que por su naturaleza explican la persistencia o heterogeneidad de los sectores de trabajo, como se verá enseguida. En este sentido existe una alta convergencia en la primera y la última de las teorías , pues se orientan a facilitar la recuperación o recomposición de la economía de mercado de su fase depresiva: Estas son:

  1. Retribución del trabajo con salarios por debajo del nivel de subsistencia;

  2. Desvalorización de los costos de maquinaria, equipo e instalaciones mediante el gasto estatal y;

  3. Articulaciones con otros sistemas de producción transfiriéndoles a estos el costo total o parcial de reproducción de la mano de obra.

Cada una de estas políticas o contratendencias explican estructuralmente, no necesariamente en todos sus características y dimensión, la vigencia de la heterogeneidad de los sectores de trabajo. Así a) y c) explican la existencia y supervivencia del Sector Autónomo y del Sector Campesino y b) el tamaño y naturaleza del empleo Estatal.

El Sector Autónomo, está constituido por los sectores de trabajo informal (urbano y rural); sector campesino y los profesionales liberales. Los dos primeros componentes son predominantemente economías del hogar, responden a la lógica del modo de producción familiar cuya reproducción se encuentra altamente condicionada por las necesidades de subsistencia del número de miembros o por el tamaño de la familia. Ambos sectores informal y campesino como veremos más adelante, sumados constituyen el régimen de trabajo mayoritario del país.

El Sector Informal se encuentra conformado por:

  1. Unidades de comercio al menudeo: comerciantes minoristas y vendedores ambulantes

  2. Unidades de prestación de servicios: vendedores de alimentos preparados al paso, talleres de reparación de artefactos del hogar, mecánicos, pintores, transportistas, taxistas, entre otros.

  3. Artesanos e industrias domiciliarias: confeccionistas, panaderías, carpinterías, ebanisterías y demás talleristas.

Este sector de trabajo organiza el autoempleo y la producción correspondiente en función de las necesidades familiares pero teniendo como norte de orientación de su producción el mercado en el cual se encuentran insertos bajo la lógica de la reproducción mercantil simple y bajo la lógica de subsidiariedad a la economía de mercado con la cual guarda estrecha interdependencia funcional.

El Sector Campesino, que incluye básicamente a parceleros o pequeños propietarios, gruesamente entre tenedores de tierras entre 2 y 20 has; produce tanto para su subsistencia como para el mercado (Figueroa, 1990). Por tanto presenta estrategias de mercantilización tanto de sus productos como de venta estacional de su fuerza de trabajo teniendo como eje la producción para la autosubsistencia. Como economía del hogar y siguiendo a Shanin (1973):

  1. Los campesinos no consideran como costo el empleo de los miembros el hogar en la producción familiar,

  2. La valorización de su producción se encuentra precedida por el raciocinio del uso familiar más que del intercambio de mercancías.

En resumen, en la economía de mercado, estos sectores de trabajo en donde no existen relaciones salariales, como hemos dicho antes, son instrumentalizados para facilitar la reproducción de las unidades económicas capitalistas menguando los procesos inflacionarios o de crisis por sobreproducción que éstas puedan incubar.

Otra de las consecuencias de la heterogeneidad de sectores de trabajo es la inobservancia del principio por el cual el precio o las remuneraciones de los trabajadores determina su ocupación. Por tanto, en el Perú no existe un mercado de trabajo o mercados de trabajo verdaderos, pues el precio que se encuentra asociado con este mercado es incapaz de jugar una función trascendental en dicho mercado, como es la creación de puestos de trabajo atendiendo a su valor. Desde otro ángulo, tampoco la variación de las remuneraciones, por ejemplo el crecimiento del subempleo por ingresos, asegura la gestación de mayores puestos de trabajo. Creemos que la variable fundamental es el crecimiento de la productividad más que los precios de la mano de obra.

Como resultado de lo anterior, los sectores de trabajo no capitalistas se caracterizan por desenvolverse en unidades económicas de sobrevivencia que les proporciona exiguos ingresos, condiciones de vida en situación de pobreza y extrema pobreza, y menores niveles de formación profesional para la inversión productiva, conformando un circuito de la pobreza que se reproduce en forma incesante. En estas condiciones, el conjunto del sistema económico deja de presionar por obtener una mayor productividad y competitividad del mercado de trabajo asalariado acrecentando la relación de capital por persona empleada, restándose así mismo vitalidad para romper el circuito del atraso y propagarse de forma mayoritaria en el país.

El Sector de trabajo estatal cumple una serie de funciones, la más conocida es la de activar la demanda solvente del mercado. Otra importante es la que tiene que ver con la reproducción de la fuerza de trabajo (salud, educación, seguridad social, combate a la extrema pobreza, resguardo del medio ambiente, seguridad interna y externa, entre otros, que son considerados bienes públicos o bienes preferentes). Finalmente cumple un rol arbitral en las relaciones obrero patronales inclinándose por obtener el mayor trabajo excedente a favor del sector privado mediante la denominada "gestión estatal de la mano de obra" que según sea el caso, podrá utilizar normas que garanticen una remuneración mínima, mecanismos de negociación de las remuneraciones y condiciones de trabajo, regulaciones varias para la obtención de la disciplina y productividad laborales.

La racionalidad de creación y reproducción de la mano de obra estatal, pese a expresarse en forma de trabajo remunerado sigue una lógica distinta a la racionalidad del mercado de trabajo. A decir de Musgrave (1993), la racionalidad fundamental que orienta el gasto público, y por tanto la racionalidad para crear un puesto de trabajo es el voto. Esto es la reproducción de la legitimidad política del poder político vigente, que se expresa conjuntamente con el óptimo de bienestar y la producción de bienes públicos. La PEA estatal está conformado por empleados y obreros públicos y su tendencia es a decrecer a menos del 10% de la PEA.

En conclusión, la persistencia mayoritaria de sectores de trabajo con una racionalidad distinta a la del mercado de trabajo asalariado ha provocado una baja productividad del trabajo a nivel nacional y por lo mismo una baja competitividad que acrecienta la brecha existente con los países desarrollados como se ha dicho.

Importancia y propósitos prácticos del estudio.

  1. Conocer la heterogeneidad de los mercados de trabajo y su incidencia en la productividad del trabajo y en la distribución de ingresos.

  2. Explicar las causas de esta heterogeneidad, y especialmente de la baja productividad del trabajo.

  3. Identificar la relación existente entre sectores de trabajo y nivel educativo y formación profesional, observando el peso de la formación profesional en la conformación del sector de trabajo asalariado.

  4. Conocer los mecanismos de articulación entre el sector de trabajo asalariado y los otros sectores de trabajo, identificando la responsabilidad de cada sector de trabajo en la reproducción de la fuerza de trabajo.

  5. Presentar propuestas de mejoramiento de la Encuesta Nacional de Hogares en lo relativo a la racionalidad de cada sector de trabajo y de los mecanismos de funcionalización de los distintos sectores de trabajo no capitalistas al sector de trabajo asalariado.