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CAMBIOS EN LAS TASAS DE PARTICIPACION POR SEXO Y EDAD
El volumen de la PEA est determinado por la cantidad de personas
en edad de trabajar, que tiene relaci¢n con la estructura de edades de
la poblaci¢n, y el grado de participaci¢n en la actividad econ¢mica
que se tiene en cada edad de la vida, lo que est condicionado por
factores de ¡ndole tecnol¢gico, de estructura de mercado, la asistencia
a centros de educaci¢n, los servicios de previsi¢n social, la distri-
buci¢n del ingreso, entre otros. Estos factores afectan de manera
diferenciada a la poblaci¢n, por lo cual se considera por separado la
participaci¢n de hombres y mujeres en la actividad econ¢mica, tanto del
rea urbana como rural.
En las sociedades m s desarrolladas, los j¢venes est n dedicados
fundamentalmente a la educaci¢n, siendo relativamente peque¤a la
proporci¢n de ellos que empieza a trabajar; asimismo, los mayores de
65 a¤os dejan de trabajar en buena medida para acogerse a los sistemas
de cesant¡a o pensiones.
En cambio, en las sociedades de menor desarrollo o pobres, la
poblaci¢n empieza a trabajar desde muy peque¤a, de tal manera que la
proporci¢n de personas menores de 20 a¤os que trabaja es mucho m s alta
que en el primer caso; asimismo, la debilidad de los sistemas de
seguridad social y la magnitud de la pobreza, hacen que personas en edad
avanzada contin£en trabajando. Estos comportamientos son diferenciados
tambi‚n por sexo.
En los varones, las tasas de actividad por edad alcanzan valores
pr¢ximos al 100% entre los 30 y los 45 a¤os, tanto en el rea urbana
como rural. Esta caracter¡stica no ha variado mucho entre 1970 y 1995.
En cambio, las tasas de actividad de menores de 30 a¤os y de mayores de
45 a¤os ha disminuido. Por ejemplo, en el grupo de 20 a 24 a¤os, la tasa
descendi¢ de 81% a 73%, y entre los 60 y 64 a¤os, la disminuci¢n fue de
86% a 76%.
En las mujeres, las tasas de actividad por edad alcanzan sus
mayores valores, entre los 25 y los 40 a¤os. Pero los niveles alcanzados
en 1995 han sido mucho mayores que en 1970, en todas las edades, pero en
magnitud mayor entre las edades antes se¤aladas. Por ejemplo, la tasa de
actividad femenina entre los 30 y los 34 a¤os aument¢ de 36% a 51% entre
1970 y 1995. A diferencia de los hombres, a£n en las edades mayores, la
tasa de actividad femenina aument¢.
As¡, la tasa de actividad econ¢mica considerando ambos sexos en
conjunto aument¢ entre los 25 y los 50 a¤os y disminuy¢ en las edades
que est n fuera de este rango.
Tambi‚n hay diferencias en las tasas de actividad por edades en el
rea urbana y rural. En la primera se fijan las edades ideales para la
preparaci¢n y calificaci¢n y el retiro por jubilaci¢n; en cambio, en el
rea rural, la poblaci¢n que se encuentra en el sistema educativo y la
que emigra, debe ser compensada con una prolongaci¢n de la actividad
econ¢mica m s all de la edad de retiro, o tambi‚n con el ingreso de la
poblaci¢n en edad escolar en los per¡odos de mayor requerimiento de mano
de obra.
Comparando los perfiles por edad del rea urbana se observa que
las tasas de actividad en las edades de 25 a 54 a¤os en 1995 son mayores
que en 1970. Por ejemplo, la tasa en el grupo de 35 a 39 a¤os ha
aumentado de 68% a 75%. En cambio, de los 60 a¤os en adelante se aprecia
un descenso. Por ejemplo, entre los 70 y los 74 a¤os la tasa de
actividad disminuy¢ de 32% a 25%.
En el rea rural no ha habido modificaciones en el perfil por
edades de la participaci¢n econ¢mica, aunque las tasas han aumentado en
todas las edades, en especial en los mayores de 60 a¤os.
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