5.4. Vigilancia y control de la contaminación ambiental y proyectos ambientales

    Mientras la crisis del ozono aumenta con el paso de cada año, el mundo todavía consume del 31-40 % de las sustancias destructoras del ozono que se consumía diez años atrás.

    Los imperativos medioambientales dicen que se debe dejar de usar todas las sustancias destructoras del ozono inmediatamente y tan rápido como sea factible tecnológicamente. Se deben cambiar las sustancias destructoras del ozono por tecnologías que no contribuyan significativamente al cambio climático y al calentamiento global.

    Las actuales fechas de eliminación de los Clorofluorcarbonos (CFCs), Hidroclorofluorcarbonos (HCFCs) y bromuro de metilo son inadecuadas para la protección del ozono. Se necesita un calendario de eliminación de emergencia para estas sustancias. Tal calendario es factible, pues existen tecnologías medioambientalmente seguras asequibles para la mayoría de sus aplicaciones.

    Más aún, el Protocolo de Montreal tiene la responsabilidad moral de controlar el uso extensivo de los Hidrofluorcarbonos (HFCs), en especial del HFC-134a, los cuales son medioambientalmente insostenibles.

    La Convención de Viena sobre la capa de ozono se aprobó en 1985. A partir de ella, en 1987 se desarrolló en el Protocolo de Montreal sobre sustancias que destruyen la capa de ozono.

    El Protocolo de Montreal se ha ido actualizando desde entonces, a la vista de su insuficiencia para detener la progresiva destrucción de la capa de ozono. En 1990 se aprobaron las enmiendas de Londres, en 1992 las de Copenhague, en 1995 las de Viena y en 1997 las de Montreal. En todas esas enmiendas se fueron añadiendo nuevas sustancias a controlar bajo el Protocolo, y/o se acordaron nuevas fechas de reducción y/o eliminación de las distintas sustancias.

    Existen compromisos diferenciados para cada sustancia y cada país. Los países están clasificados en el Protocolo según países industrializados o en vías de desarrollo. Algunos países, y también la Unión Europea, han adoptado calendarios, para algunas sustancias, más estrictos que los del Protocolo de Montreal.

    En el marco de la normativa ambiental internacional, el Perú suscribió el Protocolo de Montreal sobre la protección de la capa de ozono. El Ministerio de Relaciones Exteriores preside lo que se llama el grupo Nacional de Trabajo para la implementación de este convenio internacional, y en este campo se ha elaborado también el Programa País, el cual contiene un inventario muy detallado sobre el consumo a nivel nacional de estas sustancias explicando y presentando un Plan de Acción a ser desarrollado integralmente en el país. El citado Programa, fue presentado ante el Comité Ejecutivo del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal lográndose la aprobación de su financiamiento.

    Asimismo se ha conseguido financiamiento para siete proyectos de reconversión industrial, destinados a la captación de nuevas tecnologías que utilizan las sustancias alternativas que no afectan la capa de ozono; también se está trabajando para obtención de recursos financieros que vienen en calidad de donación y son destinados a la adopción de tecnologías ambientalmente apropiadas.

    Se ha creado también, al interior del MITINCI, la Oficina Técnica del Ozono, que es la encargada de supervisar la implementación del Protocolo de Montreal en el país; el Ministerio de Relaciones Exteriores formuló un segundo grupo de proyectos, estos proyectos permitirán la reconversión industrial de otras cuatro empresas del sector refrigeración, así como efectuar un trabajo destinado a la recuperación y reciclaje de refrigerantes que involucra un trabajo de capacitación y entrenamiento para los técnicos. Adicionalmente, en el citado Ministerio se viene evaluando la formulación de un tercer grupo de proyectos dirigido al sector solventes.

    Por otro lado, es importante mencionar que el tema ambiental también aparece en un lugar preponderante de la agenda de diversos esquemas de integración como el área de libre comercio de las Américas, por ello disponer de regulaciones ambientales concordantes con convenios y tratados internacionales ayudará a facilitar tales procesos y la inserción de las exportaciones peruanas en los mercados globales.

    Además a nivel internacional el objetivo de las grandes organizaciones preocupadas en el futuro de nuestro planeta, como el Greenpeace, es conseguir que se prohiba la fabricación y utilización de todos los gases destructores de la capa de ozono. Al mismo tiempo, se promueve la sustitución de estos compuestos por alternativas no perjudiciales para el medio ambiente, que ya existen para todos los usos actuales de esos gases.

    La tecnología Greenfreeze fue introducida por Greenpeace en 1992, sustituyendo los CFCs que los frigoríficos utilizan como refrigerantes y como impulsores de la espuma aislante por hidrocarburos naturales (propano, isobutano, ciclopentano). Los frigoríficos y congeladores Greenfreeze (sin gases perjudiciales para la capa de ozono ni el clima) están avanzando en el mercado.

    Los Greenfreeze ya están disponibles al menos en Alemania, Austria, Suiza, Bélgica, Grecia, España, Italia, Holanda, Dinamarca, Reino Unido, Suecia, Noruega, Finlandia, Eslovaquia, Túnez, Australia, China y Francia.

    Frente al tema de medio ambiente, al sector educación le cabe múltiples tareas en ámbitos muy variados. La principal sin duda es participar en la misión social de crear conciencia en las personas del hecho de que se desenvuelven en un ambiente complejo.

    Esta tarea se complementa con la de formar conciencia sobre la importancia que los actos individuales juntar para la preservación y el aprovechamiento responsable y adecuado de ese entorno. Esta oportunidad se presenta favorable en la formación y preparación de los estudiantes.

    Por su parte, el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), creado mediante la Ley Nš 26410 el 22 de Diciembre de 1994, se concentró desde el momento de su instalación en Junio de 1995 en la formulación de un Plan Estratégico que incorpora diversas experiencias internacionales exitosas, el mencionado plan define una Estrategia Ambiental para el Perú, que involucra una profunda readecuación técnico-normativa del sector público, una clara y constructiva relación con el sector privado que conduzca a la concertación de políticas, plazos y metas de adecuación y finalmente una consistente y creciente promoción de inversiones en proyectos de desarrollo sostenible. El CONAM plantea tres metas generales:

    • Frente Verde; utilización sostenible de Recursos Naturales,
    • Frente Marron; Fomento y control de la Calidad Ambiental,
    • Frente Azul; Conciencia, Educación y Cultura Ambiental.

    Hay, pues, en esta nueva visión ambiental un énfasis en la oportunidades y los beneficios para estimular los esfuerzos y las conductas, en lugar de esquemas solamente de control y sanción.

    La contaminación así como la mala calidad son indicadores de ineficacia en la conversión de materias primas en productos terminados. No sólo por prácticas inadecuadas en el uso del agua o la energía sino porque los procesos son incapaces de incorporar en los productos terminados gran parte de los insumos utilizados, que son lanzados como desperdicios o desechos.

    Es por ello que los peruanos deben tomar a la protección ambiental como un reto y una oportunidad; unas regulaciones ambientales estrictas deben reforzar la competitividad del paí, al obligar a las empresas a crear y adoptar tecnologías que permitan el desarrollo de procesos productivos eficientes y no contaminantes. Si con frecuencia se fijan en el costo que significa eliminar la contaminación por parte de una empresa o segmento industrial específico, se debería poner atención por el contrario en los costos de no hacer nada frente a la actual polución o depredación del ambiente.