![]() ![]() ![]() |
Según el método de
la Línea de la pobreza, las condiciones de vida de
la población se miden comparando la medida de bienestar
individual (el gasto o el ingreso percápita mensual de
los hogares) con el nivel mínimo necesario para la sobrevivencia
(el valor de una Canasta Mínima de Consumo percápita
mensual, o Línea de Pobreza), considerándose
como pobres a aquellos que viven en hogares que tienen un gasto
o ingreso percápita menor a dicho mínimo.
Ingreso versus gasto como medida
de bienestar
De la definición anterior se
deduce que para efectuar la medición de las condiciones
de vida de la población, lo primero que debe hacerse es
identificar al indicador de bienestar individual, el cual no solo
debe ser observable y medible, sino también el que más
se acerque al concepto de bienestar. En este sentido, las variables
más utilizadas en los trabajos de investigación
empírica han sido el ingreso y el gasto.
Desde el punto de vista conceptual,
el gasto es la variable que se privilegia como indicador del bienestar
porque es el que mejor se aproxima al concepto de consumo o, más
precisamente, al concepto de utilidad, una categoría
que expresa el efecto que se genera en el bienestar de un individuo
al consumir un bien o servicio. La cantidad de bienes y servicios
que adquiere el individuo se supone es la que maximiza su utilidad,
dado los límites que impone su ingreso. En consecuencia,
el gasto de un individuo no es más que el valor de la utilidad
que le reporta el consumo de bienes y servicios.
El gasto además tiene un comportamiento
más estable en el tiempo, como en realidad es el consumo
o el nivel de bienestar de la población. Por más
que los ingresos varíen de manera frecuente, los hábitos
de consumo difícilmente sufren altibajos recurrentes a
lo largo del tiempo. Por ello es que en la ciencia económica,
uno de los enfoques de explicación del comportamiento del
consumo de las familias es el del ingreso permanente, es decir,
el consumo en función no del ingreso corriente sino de
uno permanente.
Desde otro punto de vista, el gasto
es también más confiable ya que tiene la probabilidad
de estar menos subdeclarado al no estar asociado directamente
a lo tributario o al acceso de los programas sociales. Como se
sabe, los ingresos tienden a subdeclararse, no solo por el temor
a la fiscalización tributaria (en los estratos altos),
sino también por el deseo de los individuos, en particular
de los estratos bajos, a acceder a los programas de asistencia
social.
El ingreso, por su parte, tiene una
particularidad que no tienen el gasto y que lo hace atractivo
como indicador del bienestar individual. El ingreso no está
influido por las decisiones de consumo de las familias. Como
se sabe estas decisiones dependen del comportamiento de los precios
relativos y sobre todo de los gustos y preferencias de la población,
los mismos que llevan a los hogares a efectuar algunos gastos
que no necesariamente satisfacen sus necesidades básicas
(gastos irracionales). En consecuencia, el gasto alude solo a
una parte de las oportunidades de consumo posibles, mientras que
el ingreso sí alude a todas ellas.
No obstante las bondades que una u otra
variable pueda mostrar, la opción por una de ellas como
medida del bienestar depende finalmente de su confiabilidad y/o
disponibilidad de la información.
Opción por el ingreso en la
presente investigación
En el marco de la Encuesta Nacional
de Hogares sobre Niveles de Vida y Pobreza de 1996 (ENAHO - 1996)1
se captó información correspondiente al gasto y
al ingreso familiar, eligiéndose, para el presente estudio,
a esta última variable como medida del bienestar. Esta
elección se hizo debido a que la variable gasto familiar
tuvo problemas de medición relacionados fundamentalmente
al diseño del Cuestionario utilizado. Entre otros puede
mencionarse los siguientes problemas2 :
El ingreso, si bien tiene menos ventajas
conceptuales como medida o indicador del bienestar, tiene la virtud
de haber sido investigada, en el marco de la Encuesta Nacional
de Hogares, en ocho trimestres consecutivos durante 1995 y 1996.
En consecuencia, el indicador de bienestar
que finalmente se utilizó en el Estudio fue el ingreso
percápita familiar, definido como el ingreso total del
hogar3 dividido por el número de miembros del hogar.
El mismo sirvió para estimar los niveles de pobreza (incidencia,
profundidad y severidad) y la desigualdad de la distribución
de la riqueza, así como para evaluar sus características
y determinantes
Bienestar social, distribución
del ingreso y pobreza
La desigualdad de los ingresos y la
pobreza son aspectos que pueden interpretarse de manera coherente
e integral utilizando el concepto de las funciones de bienestar
social. Puede deducirse4 que los momentos de estas funciones
(el promedio y la desviación de los ingresos) determinan
los niveles de bienestar, pudiendo establecerse de ello tres relaciones
importantes: (a) si la desigualdad es constante, el bienestar
aumentará (y la pobreza caerá) con el incremento
del ingreso promedio (es decir, con el crecimiento económico),
(b) si el ingreso promedio es constante, el bienestar disminuirá
con el incremento de la desigualdad, y (c) es posible que incrementos
de la desigualdad coexistan con aumentos del bienestar si el crecimiento
del ingreso promedio es lo suficientemente elevado
Estas relaciones podrán también
observarse cuando se analice el bienestar a nivel de grupos poblacionales
diferentes (dominios geográficos de residencia del hogar,
niveles de educación de los jefes de hogar, etc.), esperándose,
en general, que exista una mayor concentración de la pobreza
en los grupos que muestren bajos niveles de ingreso percápita
y altos grados de desigualdad.
Las medidas de distribución del
ingreso pueden derivarse partiendo de una función de bienestar
o de una medida específica, para luego averiguar si son
consistentes con el principio de transferencia5 . Actualmente
existen muchas medidas de desigualdad de los ingresos, algunas
más sensibles a los cambios de los ingresos de los grupos
pobres y otras a los de los grupos de más altos ingresos.
En el presente estudio se utilizan cuatro medidas6 : el
coeficiente de Gini (que es más sensible a los cambios
de ingreso en la mitad de la distribución), el promedio
del logaritmo de la desviación (que es más sensible
a los cambios de ingreso en la parte baja de la distribución),
el índice de Theil (cuya sensibilidad a los cambios de
ingreso es constante a lo largo de la distribución) y una
transformación del coeficiente de variación (que
es más sensible a los cambios de ingreso en la parte alta
de la distribución)7 . Las tres últimas son
miembros de lo que se conoce como la clase de indicadores de distribución
del ingreso Entropía Generalizada, la cual satisface un
conjunto de propiedades deseables, dentro de las cuales se encuentra
la de la descomposición.
Con la descomposición es posible
determinar de manera aproximada qué factores explican la
desigualdad y, por tanto, cuantificar ceteris paribus la
importancia de cada uno de ellos. La parte del valor de la medida
de desigualdad que refleja la desigualdad que existe entre las
personas por tener diferentes características (educación,
ocupación, sexo, ubicación geográfica, etc.)
se denomina componente entre-grupo, mientras que la parte
que se debe a la desigualdad de los ingresos que existe entre
las personas dentro de cada uno de los grupos en que se ha dividido
a la población se llama componente intra-grupo.
Generalmente se indica al componente entre-grupo como
el tamaño de la desigualdad "explicada" por la
característica o atributo particular, mientras al componente
intra-grupo, como el residuo o el tamaño "no
explicado"8 .
Las medidas de pobreza también
pueden obtenerse de una función de bienestar social, ponderando
con cero el bienestar de las personas no pobres (una función
convertida en una medida de bienestar de los pobres). En este
sentido el concepto de pobreza puede ser concebido como el negativo
de una función de bienestar (negativo porque un aumento
de la pobreza, manteniendo lo demás constante, implica
una declinación del bienestar) y la identificación
de los pobres puede hacerse comparando el nivel de bienestar de
cada individuo con un nivel mínimo necesario para la sobrevivencia
humana. Si el nivel de bienestar es medido con el ingreso, el
mínimo necesario equivaldrá al nivel de ingreso
que justo alcanza para adquirir una canasta de bienes y servicios
cuyo consumo garantiza niveles mínimo de nutrientes, calorías
y otros requerimientos (canasta normativa de satisfactores esenciales),
a la cual se le denomina línea de la pobreza9 .
Luego de identificar a los pobres, con
un indicador de bienestar y el mínimo necesario para la
sobrevivencia, lo que se hace es agregar esta información
en un índice de pobreza, el cual debe mostrar no solo la
extensión de la pobreza, sino también la intensidad
y la severidad de la pobreza10 . Este índice es conocido
como la clase o familia de indicadores de pobreza FGT, el cual
es utilizado en el presente estudio11 .