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  ³  4.5. COMENTARIOS AL TEMA: DINAMICA DEMOGRAFICA DE LA POBREZA  ³
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                   COMENTARISTA N§ 1 : Juan Chackiel
              Centro Latinoamericano de Demograf¡a (CELADE)
                              Santiago, Chile     

     Los trabajos presentados en esta sesi¢n hacen importantes  contri-
buciones en relaci¢n con los v¡nculos entre la din mica de la poblaci¢n 
y la pobreza.

     En primer lugar, la utilizaci¢n por parte de los dem¢grafos de las 
categor¡as  de pobreza para  analizar  las diferencias e inequidades en 
las tendencias de las variables de poblaci¢n es un hecho  muy reciente, 
pues  hasta  ahora los  estudios realizados concentraban su atenci¢n en 
otro tipo de diferenciales.  El aporte de estos documentos es importan-
te, ya que la  informaci¢n sobre  desigualdades all¡ presentada no s¢lo 
tiene un car cter de denuncia, sino que sirve principalmente de apoyo a 
programas  sociales espec¡ficos, al considerar las  categor¡as  que  se 
usan por parte de los gobiernos para focalizar su acci¢n.

     Tradicionalmente, se analizaban las caracter¡sticas de  la  pobla-
ci¢n a nivel global (nacional) y, cuando se estudiaban algunos aspectos 
de diferencias y desigualdades, se hac¡a a trav‚s de ciertas  variables 
de  tipo social, como el nivel educativo de la madre, el grado de urba-
nizaci¢n, la ocupaci¢n del jefe del hogar,  etc.  Este enfoque, si bien 
permit¡a avanzar en conocimientos sobre  las desigualdades, no se refe-
r¡a al tipo de categorizaci¢n que realmente  los  gobiernos  consideran 
para los programas de acci¢n; es decir, a las categor¡as  que  pudieran 
ser £tiles  para las pol¡ticas sociales  y  las  pol¡ticas de poblaci¢n 
ligadas a ellas.

     Por otra parte, la consideraci¢n de la din mica demogr fica  seg£n 
grados de pobreza, incluyendo la estimaci¢n de la fecundidad, la morta-
lidad y tasa de crecimiento natural, permitir¡a comprobar emp¡ricamente 
la hip¢tesis de que los pobres crecen a tasas m s elevadas.  Esta hip¢-
tesis no es tan  obvia, dado que la teor¡a de la transici¢n demogr fica 
implica que los sectores con mayor retraso en este proceso (alta fecun-
didad y alta  mortalidad)  tendr¡an  bajas  tasas  de  crecimiento.  El 
comportamiento demogr fico de los pobres podr¡a corresponder a la etapa 
pre-transicional, antes  de la transici¢n demogr fica, y una de las ca-
racter¡sticas  de esta etapa  es  que la fecundidad y la mortalidad son 
altas  y el crecimiento es bajo. En este caso, si mueren muchos pobres, 
aunque  nazcan  muchos, la  poblaci¢n  podr¡a crecer poco. Sin embargo, 
varios trabajos han mostrado que los pobres e  indigentes atraviesan la 
etapa de la transici¢n caracterizada por  bajas  en la mortalidad y fe-
cundidad relativamente alta, con  tasas  de  crecimiento medio anual de 
alrededor o m s del 3%. Esta tasa de  crecimiento es la que Am‚rica La-
tina ten¡a hace aproximadamente 30 a¤os.
     
     De hecho, el haber podido trabajar ahora con  esta  categorizaci¢n 
seg£n  grados de pobreza, ha permitido comprobar con cifras que las ta-
sas de crecimiento de la poblaci¢n pobre son bastante m s elevadas  que 
las de la poblaci¢n no pobre. Seg£n los trabajos presentados, la pobla-
ci¢n no pobre  tiene  tasas  anuales inferiores en algunos casos al 1%, 
incluso tasas de fecundidad pr¢ximas  al  nivel  de reemplazo, mientras 
que los pobres crecen a tasas cercanas al 4 %, como  se  ha visto en el 
caso de los indigentes en Nicaragua.

     El  trabajo  de  Medea Morales es muy £til desde el punto de vista 
metodol¢gico, pues presenta el procedimiento para derivar los  diversos 
par metros demogr ficos a partir de la poblaci¢n, de la fecundidad y de 
la mortalidad en la  ni¤ez.  Lo interesante es que habiendo estimado la 
fecundidad y la mortalidad, es posible  -a  trav‚s de la multiplicaci¢n 
de las tasas de mortalidad por edades y de las  tasas de fecundidad por 
edades por la poblaci¢n respectiva-  obtener los  nacimientos y las de-
funciones correspondientes aproximadamente al a¤o del censo o encuesta. 
Luego, de  este c lculo se derivan las tasas brutas de natalidad y mor-
talidad  y,  por diferencia,  la tasa de crecimiento natural. Esta pro-
puesta resuelve  el  problema,  mencionado  por  Kaztman,  de  usar dos 
fuentes para estimar el crecimiento, las que en ocasiones no son compa-
rables en calidad y en los criterios para definir la pobreza.

     Ahora bien, si se conoce la tasa de crecimiento natural de los po-
bres y  la  evoluci¢n de la pobreza, es posible estimar el aporte demo-
gr fico al cambio ocurrido. Ya se incluyeron estimaciones de este  tipo 
en  el  libro  ®Poblaci¢n, equidad  y transformaci¢n productiva¯ que el 
CELADE present¢ en 1993 a la Conferencia Regional Latinoamericana y del 
Caribe sobre Poblaci¢n y Desarrollo.

     Vale la pena recalcar que para poder realizar estos  ejercicios de 
estimaciones demogr ficas, se requiere incluir preguntas especiales so-
bre el n£mero de hijos nacidos vivos, y sobrevivientes, en los censos y 
encuestas. En la mayor¡a de los censos de poblaci¢n estas preguntas son 
incluidas,  pero no as¡ en las encuestas de hogares. Los estudios demo-
gr ficos realizados  con  encuestas  que investigan tambi‚n el ingreso, 
son espor dicos. Estos estudios no pueden hacerse sistem ticamente por-
que, en general, estas encuestas no incluyen preguntas  sobre la fecun-
didad y la mortalidad. Si se incluyeran, en forma  continua o  al menos 
peri¢dica,  las  preguntas  demogr ficas  adecuadas,  podr¡a hacerse un 
seguimiento m s exhaustivo del aporte de la din mica demogr fica  a  la 
evoluci¢n de la pobreza.

     Otro de  los  aspectos que ayudar¡a a comprender mejor el fen¢meno 
del comportamiento demogr fico de los pobres, es el estudio de los fac-
tores  determinantes de la fecundidad y la mortalidad, tanto los facto-
res  econ¢mico-sociales y ambientales como las variables pr¢ximas o in-
termedias, generalmente ligadas a factores de orden biol¢gico. As¡,  el 
trabajo  de  Susana Guevara incluye para el Per£, adem s de la fecundi-
dad,  el conocimiento y uso de anticonceptivos seg£n grados de pobreza, 
a partir  de datos de la Encuesta nacional demogr fica y de salud fami-
liar  (ENDES)  1991 - 1992.  Si  bien se est  en el comienzo respecto a 
investigaciones  sobre  estos temas, y todav¡a queda mucho por investi-
gar, ya  se  sabe  que existe una gran inequidad en el acceso a m‚todos 
anticonceptivos, principalmente modernos.  Es clara la demanda insatis-
fecha de anticonceptivos entre la poblaci¢n pobre,  ya  que  su  n£mero 
ideal de hijos es mucho menor (pr cticamente el mismo que  el  de la no 
pobre, 2.5) que el real.  Probablemente el n£mero ideal de hijos de los 
pobres  es  relativamente bajo  por varias razones; entre ellas, la in-
fluencia de los medios de comunicaci¢n que  producen  una globalizaci¢n 
de la  cultura  perteneciente a las clases medias y altas. Tambi‚n esto 
podr¡a  ocurrir por las razones expresadas por Jorge Mart¡nez, es decir 
como  parte de la estrategia de supervivencia de estos grupos que, par-
ticularmente en ‚pocas de crisis, privilegia la familia peque¤a.  

     En el an lisis de la relaci¢n entre los factores demogr ficos y el 
desarrollo  o,  en  particular, los factores demogr ficos y la pobreza, 
conviene diferenciar los aspectos que podr¡an llamarse ®macro¯, como es 
el  problema del alto crecimiento de la poblaci¢n y su impacto sobre el 
desarrollo,  de  aquellos  aspectos ®micro¯, que podr¡an jugar un papel 
importante. Entre ‚stos £ltimos factores est n aquellos radicados en el 
hogar  como, por ejemplo, las consideraciones para decidir el n£mero de 
hijos de una pareja en funci¢n de las posibilidades que tienen de darle 
una crianza adecuada a los ni¤os.    

     Adem s  de  los  desarrollos presentados en los documentos de esta 
sesi¢n,  se  podr¡a recurrir a otro enfoque sobre el an lisis de situa-
ciones  de pobreza, a trav‚s de la consideraci¢n de subpoblaciones vul-
nerables.  En  particular,  el CELADE ha tenido una experiencia intere-
sante  relacionada con la investigaci¢n sociodemogr fica de pueblos in-
d¡genas,  los que son una parte muy importante de la pobreza latinoame-
ricana.  Si  en  la  regi¢n hay 200 millones de pobres, y los ind¡genas 
son 50 millones, lo m s probable es que haya un 25% de los pobres de la 
regi¢n que pertenece a estos grupos ‚tnicos.

     En relaci¢n con la din mica demogr fica de los grupos  ‚tnicos  la 
situaci¢n es m s compleja, pues en general esta poblaci¢n, aun con alta 
fecundidad,  se  est  estabilizando o decreciendo por efecto de la ero-
si¢n  cultural  y el mestizaje. En lo metodol¢gico, adem s de lo que se 
discute  para definir  a  los pobres, se debe agregar la complejidad de 
los criterios operativos para definir qui‚n es ind¡gena.

     En  octubre de 1993 se organiz¢, por el CELADE y otras institucio-
nes, un seminario  en Santa Cruz, Bolivia, en el que m s de 70 especia-
listas  analizaron el  tema ind¡gena. Este seminario dio lugar al libro 
Estudios  sociodemogr ficos  de  pueblos ind¡genas, en el que hay mucha 
informaci¢n  y  an lisis  que  muestran  la precaria situaci¢n social y 
demogr fica de  estos  pueblos.  En  particular,  incluye un trabajo de 
Psacharopoulos y Patrinos, del Banco Mundial,  que  mediante  encuestas 
muestran informaci¢n sobre pobreza de poblaci¢n ind¡gena  y no ind¡gena  
de  cuatro  pa¡ses  (Bolivia, Guatemala, M‚xico y Per£). En el caso del 
Per£  casi el 80% de la poblaci¢n ind¡gena estar¡a bajo la l¡nea de po-
breza y en la no ind¡gena el ¡ndice ser¡a de alrededor del 50%.
     
     En resumen, a partir de los trabajos presentados puede decirse que 
la pobreza tiene una clara expresi¢n en lo demogr fico, lo que se puede 
percibir  por  su comportamiento demogr fico diferencial. Antezana mos-
traba tasas de mortalidad infantil en el Per£ que van desde 90 por mil, 
en las poblaciones m s desfavorecidas, hasta 30 por mil en las que tie-
nen  mayores  niveles  de  vida.  La tasa global de fecundidad variar¡a 
entre  2  y  6 hijos, es decir las mujeres de menores ingresos tienen 3 
veces m s hijos  que las del estrato social alto. Adem s de los distin-
tos patrones culturales que est n detr s de estas diferencias, es  pro-  
bable que ‚stas respondan principalmente a las inequidades que  existen 
en la poblaci¢n,  tanto en el acceso a la informaci¢n como a los medios 
para cambiar esta realidad.  Los  pobres no eligen morir m s j¢venes, y 
tampoco tienen, aparentemente, la  opci¢n  de  decidir  tener un n£mero 
menor de hijos; menos a£n eligen tener una  mayor  tasa de  crecimiento 
demogr fico y una estructura por edades  caracterizada por una alta re-
laci¢n de dependencia, como se muestra en el trabajo de Medea Morales.

     Las pol¡ticas de poblaci¢n que aseguren equidad desde el  punto de 
vista demogr fico no son suficientes para aliviar el problema de la po-
breza,  pero pueden ser elementos coadyuvantes importantes que sin duda 
debieran formar parte de cualquier pol¡tica social integral.