ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿                                   
³                  5.1   ASIGNACION DE RECURSOS:                     ³
³             UN EJEMPLO DE FOCALIZACION EN EL PERU                  ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ   
                        Nelson Shack Yalta1
         Fondo de Compensaci¢n y Desarrollo Social (FONCODES)
                             Lima, Per£

 
Consideraciones generales

      La preocupaci¢n por identificar con la mayor precisi¢n posible a 
la poblaci¢n objetivo es una caracter¡stica propia de todos los Fondos 
sociales,  que  surgen  generalmente  con  la  misi¢n  de  mejorar las 
condiciones  de  vida  de la poblaci¢n m s pobre, ante la ineficiencia 
del  aparato  estatal tradicional, en tanto se obtienen los resultados 
del programa de ajuste estructural -cuya implementaci¢n normalmente le 
antecede-  y  se fortalecen las instituciones estatales a cargo de los 
sectores sociales.

      A  diferencia  del  convencional desempe¤o del Estado en materia 
social,  de car cter universal, que no garantiza que los beneficiarios 
de  las pol¡ticas sociales y de alivio a la pobreza sean finalmente la 
poblaci¢n objetivo programada al inicio, a trav‚s de un Fondo social y 
con  una  ¢ptica  selectiva se persigue llegar efectivamente a los m s 
pobres.  Esta necesidad de focalizaci¢n tiene  su correlato directo en 
la  escasez de recursos frente a lo inmenso de las necesidades de gran 
parte de la poblaci¢n en nuestras realidades latinoamericanas.


Evoluci¢n institucional

      El  proceso  de  mejora  en la focalizaci¢n va de la mano con el 
proceso  evolutivo de estos Fondos, el que en t‚rminos generales sigue 
un derrotero similar a aqu‚l.

      As¡,  por  ejemplo,  en  la  evoluci¢n  de  FONCODES  se  pueden 
distinguir  cuatro  etapas  que sin ser mutuamente excluyentes  tienen 
caracter¡sticas  propias,  marcadas   por  la   continua   experiencia 
adquirida,  la  que  ha  actuado como un mecanismo retroalimentador de 
fundamental  importancia en el permanente mejoramiento de los sistemas 
y  procedimientos  empleados  en el ciclo de proyectos y en la gesti¢n 
administrativa.

      Una  etapa  inicial,  que  abarca desde su creaci¢n a finales de 
1991  hasta  el  primer  semestre  de  1992,  en  la  que  se organiza 
la  instituci¢n  y  se  completan  los cuadros gerenciales y t‚cnicos. 
En  esta  etapa  se  define  conceptualmente  el  Fondo,se desarrollan 
metodolog¡as  de  trabajo  y  se  tienen  las primeras experiencias de 
financiamiento, sin contar a£n con el apoyo de sistemas de informaci¢n 
adecuados y con escaso equipamiento.

      Una segunda etapa, comprendida entre el segundo semestre de 1992 
y  finales  de  1993,  en  la  que  las  operaciones alcanzan su nivel 
promedio  esperado,  se mejoran m‚todos y procedimientos en funci¢n de 
la  experiencia adquirida y las facilidades que brinda la introducci¢n 
de la inform tica en las operaciones.  Se inicia el proceso de descen-
tralizaci¢n  y  se crean  oficinas zonales para atender a la poblaci¢n 
dentro del  mbito de su departamento de origen.

      Una tercera etapa, que se inicia a fines de 1993, se caracteriza 
por la participaci¢n de organismos financieros internacionales como el 
Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Internacional de Recons-
trucci¢n  y  Fomento  en  el cofinanciamiento de los proyectos y en el 
fortalecimiento  institucional.   En  esta  etapa, se perfeccionan los 
m‚todos  y  procedimientos  del  ciclo  del  proyectos  y  del  manejo 
financiero  para hacerlos compatibles con las condiciones de financia-
miento de los cr‚ditos externos, inici ndose asimismo la consolidaci¢n 
del proceso de descentralizaci¢n y el funcionamiento pleno del sistema 
de  inform tica  aplicado al manejo integrado del ciclo de proyectos a 
nivel  nacional,  as¡  como a los sistemas de gesti¢n administrativa y 
contable.

      Finalmente,  a  partir de junio de este a¤o, FONCODES inicia una 
nueva  etapa  -generalmente  la  £ltima  en  la  mayor¡a de los Fondos 
sociales-  en el marco de un per¡odo de transici¢n, desde una pol¡tica 
con  ‚nfasis en la compensaci¢n a otra que prioriza el desarrollo, con 
la  redefinici¢n  de   mbitos  de  acci¢n  geogr ficos  y sectoriales, 
ampliando  el financiamiento de proyectos de infraestructura econ¢mica 
y  de  desarrollo  productivo,  y  promoviendo la generaci¢n de empleo 
permanente.  Asimismo,  esta  nueva  etapa  implica nuevos procesos de 
concertaci¢n de cr‚ditos y donaciones, y la profundizaci¢n del proceso 
de  perfeccionamiento  de  los  sistemas  y procedimientos con los que 
opera el Fondo.

Perfeccionamiento de los instrumentos de focalizaci¢n

      En  el curso de este desarrollo institucional, cuya evoluci¢n se 
refleja  en los niveles de operaci¢n de FONCODES que se muestran en el 
gr fico 1,  un  aspecto que debe marcar el proceso de mejora y perfec-
cionamiento  es  la  especial  preocupaci¢n  por  identificar y llegar 
efectivamente  a  los  m s pobres del pa¡s.  Para ello debe complemen-
tarse  el enfoque de demanda que constituye la base de operaci¢n, y la 
necesaria  focalizaci¢n  que ella conlleva, con labores de promoci¢n y 
priorizaci¢n de inversiones.

      En efecto,  para que la asignaci¢n de recursos sea eficaz dentro 
de  un  modelo  de  operaci¢n  basado  en  la demanda de la poblaci¢n, 
resulta  necesario que se sostenga en tres sistemas din micos, autom -
ticos e interconectados entre s¡:

      i.   sistema  de  focalizaci¢n,  que permita asignar los escasos 
           recursos  (por  lo  inmenso de las necesidades) sin imponer 
           desde arriba qui‚n recibe qu‚;

      ii.  sistema   de  priorizaci¢n  de  inversiones,   que  permita 
           determinar  de una manera transparente el orden de atenci¢n 
           de  los  proyectos  en  cada  fase  del  ciclo de proyectos 
           (evaluaci¢n, aprobaci¢n, financiamiento, etc.), y

      iii. sistema  de  promoci¢n,  que permita complementar adecuada-
           mente  el  enfoque  de demanda, financiando la ejecuci¢n de 
           proyectos  de  inversi¢n  social  en las zonas m s pobres y 
           alejadas,  las  cuales justamente por su lejan¡a y grado de 
           pauperizaci¢n  de  sus  poblaciones  muchas veces no pueden 
           acceder al cofinanciamiento que brinda el Fondo, y que hace 
           viable  la  participaci¢n democr tica de la poblaci¢n en la 
           gesti¢n  de  su propio desarrollo y mejora de su calidad de 
           vida.       

      La focalizaci¢n tiene que realizarse eficazmente en dos niveles: 
a  nivel  "macro" (macro-focalizaci¢n),  en  el cual se preasignan los 
recursos  geogr ficamente  y  por   reas  y sectores de inversi¢n, y a 
nivel  "micro"  (micro-focalizaci¢n), mucho m s fina y precisa, que se 
efect£a  dentro  de la evaluaci¢n ex ante (t‚cnica y socioecon¢mica) y 
que  debe  ser  practicada  a todos los proyectos sometidos a conside-
raci¢n del Fondo para su financiamiento.

                   ESQUEMA DE ASIGNACION DE RECURSOS

  ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿  ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿  ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿  ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
  ³ Poblaci¢n    ³  ³ Se organiza,  ³  ³ El fondo eval£a³  ³ Poblaci¢n     ³
  ³ beneficiaria ³  ³ identifica sus³  ³  (ex ante y ex ³  ³ beneficiaria  ³
  ³ (n£cleos     ÃÄÄ´ necesidades   ÃÄÄ´ post,) financiaÃÄÄ´ ejecuta el    ³
  ³ ejecutores)  ³  ³ y presenta el ³  ³   y supervisa  ³  ³   proyecto    ³
  ³              ³  ³   proyecto    ³  ³                ³  ³ y atiende NBI ³
  ÀÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÙ  ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ  ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ  ÀÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÙ
        ³        Esquema general de operaci¢n: demand driven       ³
        ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
     ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿     ³       ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
     ³Sistema de focalizaci¢n   ³     ³       ³ Sistema de promoci¢n  ³          
     ³a nivel "macro" y "micro" ³     ³       ³ complementa el demand ³
     ³                          ³     ³       ³         driven        ³
     ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ     ³       ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
                                      ³
                  ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
                  ³         Sistema de priorizaci¢n       ³ 
                  ³ da el orden de prelaci¢n de proyectos ³
                  ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ


     En   este  sentido,  la  asignaci¢n referencial de recursos, por
ubicaci¢n  geogr fica y por  reas (asistencia social, infraestructura
social, infraestructura econ¢mica y desarrollo productivo) y sectores
de inversi¢n (nutrici¢n, salud, educaci¢n, saneamiento, agropecuario,
transporte,   energ¡a,  pesquer¡a  e  industria  y  comercio),   debe
constituir  el  principal instrumento de gesti¢n en la orientaci¢n de
las operaciones.

     En el caso de FONCODES, desde 1991 se han eleborado coeficientes
de  asignaci¢n   por   unidad   geogr fica,   considerando   diversos
indicadores    socioecon¢micos  y  ponder ndolos  seg£n la respectiva
poblaci¢n. Asimismo, en atenci¢n  al  mandato  expreso de su  ley  de
creaci¢n, sustentado en  la   proporci¢n  de  los  niveles de pobreza
que se hallan en las zonas urbana  y rural, siempre se ha preasignado
el 60% de los  recursos  a  la  atenci¢n  de los requerimientos de la
poblaci¢n pobre del  rea rural.

      De esta manera, en 1991 y 1992 se asignaron los recursos a nivel 
regional, sobre la base de cuatro indicadores  de pobreza disponibles: 
poblaci¢n sin acceso a servicios de agua, ni¤os en edad escolar que no
asisten  a  la  escuela,  mortalidad  infantil,  e ingreso laboral per 
c pita promedio anual.

      Sin  embargo,  conscientes de la necesidad de definir una unidad 
geogr fica  de  referencia  menor  que  la  regi¢n, para efectivamente 
lograr focalizar mejor las acciones, y ante las restricciones existen-
tes  en  la  disponibilidad de informaci¢n confiable sobre indicadores 
socioecon¢micos,  en  1993  se determin¢ una asignaci¢n referencial de 
recursos  a  nivel  provincial  sobre un solo indicador: la mortalidad 
infantil,  obtenida  del  VIII  Censo  de  poblaci¢n y III de Vivienda 
realizado en 1981.

      En el a¤o 1994 se concluy¢ con el  procesamiento de los resulta-
dos del IX Censo de poblaci¢n y  IV  de Vivienda realizado en 1993, lo 
que  permiti¢  perfeccionar  los mapas de pobreza existentes.  En esta 
oportunidad  se elabor¢ una asignaci¢n referencial de recursos a nivel 
departamental  sobre  11   indicadores  socioecon¢micos:  desnutrici¢n  
cr¢nica,  analfabetismo,  inasistencia  escolar,  ni¤os  que trabajan, 
poblaci¢n  econ¢micamente  activa (PEA)   sin  profesi¢n,   desempleo, 
hacinamiento,  precariedad  de la vivienda, carencias en los servicios 
de  agua,  desage  y luz.  Utilizando la tasa de desnutrici¢n cr¢nica 
(TDC),  proveniente  del I Censo de escolares de talla/edad, realizado 
en  setiembre  de 1933, se desagreg¢ el nivel departamental obteniendo 
indicadores a nivel provincial.

      En  1995  se ha perfeccionado este instrumento, elabor ndose una 
asignaci¢n  tambi‚n  sobre  la  base  de  11 indicadores: desnutrici¢n 
cr¢nica,  mortalidad  infantil,  analfabetismo,  inasistencia escolar, 
ni¤os que trabajan, PEA sin profesi¢n, hacinamiento, precariedad de la 
vivienda,  vivienda sin acceso a los servicios de agua, desage y luz; 
pero en esta ocasi¢n, a nivel provincial.

      No  obstante  este  af n  de  perfeccionamiento, para lograr una 
efectiva  focalizaci¢n  resulta  necesario  definir  el  distrito como 
unidad  b sica  de  referencia para la programaci¢n de actividades; de 
manera que sobre la base de la tasa de desnutrici¢n cr¢nica se elabor¢ 
una  asignaci¢n  referencial  de  recursos  que  FONCODES aplica en el 
sistema de priorizaci¢n de inversiones.
    
An lisis comparativo del asignador

      Los  instrumentos  de  macro-focalizaci¢n deben perfeccionarse a 
medida  que  las  restricciones  de  informaci¢n adecuada desaparezcan 
paralelamente  a la toma de decisiones; no se puede esperar a tener un
conocimiento  pleno  y exacto (aunque es evidentemente lo deseable) de 
d¢nde  est n  los pobres para empezar a decidir c¢mo y d¢nde invertir.  
El  proceso  de  toma  de  decisiones  debe  irse perfeccionando en el 
camino.

      En  1991,  luego  de  los  primeros  estudios y formaci¢n de una 
infraestructura  organizativa  b sica, FONCODES inici¢ sus operaciones 
en  el  mes  de  noviembre  financiando  la  ejecuci¢n de proyectos de 
inversi¢n social,  logrando  materializar  cerca  de  10.2 millones de 
d¢lares  en  52 proyectos por un total de  11.1 millones.  En 1992, se 
desagreg¢  la  asignaci¢n  regional elaborada a nivel de departamento, 
sobre  la  base de los mismos indicadores mencionados,  aprob ndose el 
financiamiento  para  3 254 proyectos  por  116.6 millones de d¢lares, 
con un desembolso total de 81.5 millones de d¢lares.

      Si  bien es cierto que en aquellos a¤os se gastaron m s recursos 
en  los  departamentos  m s  pobres, tambi‚n es cierto que como conse-
cuencia  del  demand  driven, de la escasa promoci¢n desarrollada (las 
labores  de  promoci¢n  fueron generales, no focalizadas, y realizadas 
por  diversos  agentes externos) y de la priorizaci¢n y focalizaci¢n a 
nivel  departamental, se dejaron de atender algunas provincias pobres. 
Aprendiendo de la experiencia, para 1993 se defini¢ desde el principio 
una asignaci¢n referencial de recursos a nivel provincial.

      En 1993,  en  el contexto de un entorno restrictivo en lo que se 
refiere a disponibilidad de informaci¢n actualizada a nivel provincial, 
se  construy¢  un indicador basado £nicamente en la tasa de mortalidad
infantil,  distinguiendo el  rea urbana de la rural, y con informaci¢n 
del censo de 1981. Dicho instrumento se construy¢ con el pleno conven-
cimiento  de  que  reflejaba  con  bastante  aproximaci¢n  la compleja 
distribuci¢n de la pobreza a lo largo del pa¡s.

      En  efecto,  en el Per£, el car cter y la amplitud de la pobreza 
est n  profundamente  ligados a la organizaci¢n econ¢mica y social que 
se  ha  mantenido a lo largo de su historia, constituyendo un fen¢meno
estructural,  reflejo  del  comportamiento  de  un  complejo n£mero de 
factores   institucionales,   econ¢micos,   sociales,  demogr ficos  y 
pol¡ticos.  En  este  sentido,  se tom¢ la tasa de mortalidad infantil 
(TMI)  de 1981 como variable resumen, considerando la alta correlaci¢n 
demostrada entre dicha variable y otros indicadores socioecon¢micos de 
la calidad de vida, como son los niveles de nutrici¢n del ni¤o y de la 
madre,  el  nivel de educaci¢n de la mujer, problemas de saneamiento y 
salubridad de la vivienda, posibilidad de acceso a servicios de salud, 
posibilidades econ¢micas de la mujer y la familia, entre otros.

      Sobre  la  base  de  esta  variable  ponderada  con la poblaci¢n 
censada en 1981, se construy¢ el asignador.  Se determin¢ el uso de la 
poblaci¢n  de  1981  y  no  de  proyecciones a 1993, no s¢lo porque se 
correspond¡a  con  la  TMI empleada, sino porque era coherente con una 
distribuci¢n m s estable de la poblaci¢n en el territorio.  En efecto, 
la  intensa  actividad  militar  y  el clima de violencia, fruto de la 
guerra  que se ven¡a librando con los grupos terroristas, y la secular 
b£squeda  de  mejores  condiciones  de vida por parte de la poblaci¢n, 
especialmente  joven,  de  los distritos m s pobres y alejados, en las 
capitales de provincias, de los departamentos y finalmente en Lima, ha 
devenido  en  importantes  procesos  migratorios  en  las  dos £ltimas 
d‚cadas, tal como claramente lo evidencian los resultados del censo de 
1993.

      Sin embargo, en vista de que la misi¢n de un Fondo es mejorar la 
calidad  de  vida  de  la poblaci¢n m s pobre, transfiriendo capital a 
trav‚s  del  financiamiento  de  proyectos de inversi¢n, que son en su 
mayor¡a  de  infraestructura,  resultar¡a  en  ocasiones inconveniente 
dotar  de m s servicios sociales a aquellas localidades en que eviden-
temente  es  imposible  lograr  un balance entre poblaci¢n, estructura 
productiva,  recursos  y  ambiente,  dadas las condiciones actuales de 
densidad poblacional.   Es  m s, el problema migratorio incluso podr¡a 
agravarse,  al  promover  el  desplazamiento  de poblaciones hacia las 
ciudades grandes e intermedias, por la desatenci¢n (recu‚rdese que por 
lo  escaso  de los recursos no se puede atender todo a la vez,  siendo 
las  alternativas de asignaci¢n excluyentes) de aquellas zonas tal vez 
no tan  pobladas, pero en  las cuales s¡ es posible  lograr un balance  
entre poblaci¢n y recursos.

      Hoy, con datos actualizados, se han definido nuevos coeficientes 
de  asignaci¢n  en  base  a  los  11 indicadores socioecon¢micos antes 
mencionados;  sin  embargo,  a  pesar  de  que  existen 10 indicadores 
adicionales,  en  promedio  las diferencias no son significativas.  El 
coeficiente  de  determinaci¢n  entre los asignadores de 1993 y los de 
1995  es de 96%, como se evidencia en el gr fico 2. En otras palabras, 
el  mayor  ajuste  logrado  en  la macro-focalizaci¢n al incorporar 10 
indicadores  socioecon¢micos  adicionales  en  la determinaci¢n de las 
asignaciones efectuadas durante estos dos a¤os,  ha sido de s¢lo 4% en 
promedio. Incluso, si tenemos en cuenta s¢lo las provincias correspon-
dientes al primer decil (aquellas con mayor asignaci¢n y por tanto con 
mayores  niveles  de pobreza en lo que a n£mero de pobres se refiere), 
el  coeficiente  de  determinaci¢n  alcanza el 97%; es decir, el mayor 
ajuste logrado alcanz¢ en promedio s¢lo el 3%.

      Esta  realidad  refuerza  la tesis, siempre planteada, de que la 
pobreza  en  el  Per£  tiene fundamentalmente un car cter estructural. 
Asimismo, es conveniente hacer notar la transparencia en la asignaci¢n 
de los recursos, consideraci¢n de especial relevancia para el logro de 
una  adecuada imagen institucional, pues nada es m s claro que usar un 
indicador oficial de p£blico acceso y simples multiplicaciones por las 
respectivas  poblaciones  (en  lugar  de asumir criterios subjetivos u 
opinables,  como usar ponderadores), para determinar la asignaci¢n por 
 reas geogr ficas.  Por estas razones se emplearon estos coeficientes, 
los  cuales  orientaron  las  operaciones de FONCODES en 1993, las que 
ascendieron a 159.7 millones de d¢lares en desembolsos, correspondien-
tes  a  la  aprobaci¢n del financiamiento de 6 070 proyectos por 210.7 
millones de d¢lares. 

      Resultados  similares  se  obtuvieron  al  comparar el asignador 
empleado  en  1994  con  el que actualmente se ha elaborado. El coefi-
ciente  de  determinaci¢n  entre ambos se acerca al 97%.  Ello implica 
que,  en  promedio,  el dejar de usar el desempleo en la determinaci¢n 
del  coeficiente  e  incorporar  la  tasa de mortalidad, el ajuste  ha 
mejorado en s¢lo 3%.

      Claro  est  que existen algunas diferencias puntuales, cuando se 
analiza cada una de las provincias,  comparando el ranking durante los 
tres £ltimos a¤os seg£n los asignadores respectivos. Estas diferencias 
se  deben fundamentalmente a la magnitud de los ponderadores empleados 
en la construcci¢n del ¡ndice de pobreza en 1994 y 1995; es m s, en el 
caso  de 1994 se parte de una asignaci¢n a nivel departamental, que al 
ser  desagregada a nivel de provincia al interior de cada departamento 
en  base  a  un solo indicador como es la TDC a nivel provincial, hace 
que  la  comparaci¢n de los asignadores entre provincias de diferentes 
departamentos de origen, no sea del todo congruente y aplicable.

      Si  comparamos las asignaciones provinciales globales por decil, 
considerando  la  composici¢n  de  las  provincias  en  cada  uno  que 
determina el asignador de 1995, las diferencias entre las asignaciones 
que  de corresponder¡an al uso de los diferentes indicadores empleados 
cada  a¤o  no  son significativas;  m s a£n, si lejos de considerar la 
composici¢n  del  a¤o  1995 tenemos en cuenta la composici¢n propia de 
cada  decil cada a¤o, vemos que las diferencias tampoco son significa-
tivas. Es decir, ni las diferencias entre las asignaciones por deciles 
consideradas  cada  a¤o,  ni  las  asignaciones  de  cada provincia al 
interior de los deciles son, en promedio, significativas.

      Todo esto nos permite concluir  que durante los £ltimos dos a¤os 
se  ha  perfeccionado  la  precisi¢n  en  la identificaci¢n de los m s 
pobres; sin embargo, las mejoras introducidas no han sido radicales.
      
Asignaci¢n por pobreza y niveles de aprobaci¢n

      Resulta necesario se¤alar  que la comparaci¢n de lo asignado por 
pobreza versus lo aprobado constituye un indicador de gesti¢n referen-
cial  y  una  comparaci¢n  parcial,  pues en la realidad existen otros 
factores (de   menor  importancia,   pero  significativos)  ligados  a
pol¡ticas generales de la instituci¢n y a factores de gesti¢n adminis-
trativa  que  tambi‚n gu¡an en la pr ctica el proceso de asignaci¢n de 
recursos  y  hacen  que  la  correlaci¢n  entre  los asignadores antes 
mencionados  y  los niveles efectivos de aprobaci¢n a nivel provincial
sea significativa, pero sin llegar al 100%.

      En  efecto,  pol¡ticas  como  el tratamiento especial a zonas de 
frontera  y el asegurar niveles de operaci¢n m¡nimos por oficina zonal 
que  hagan  factible  la  aplicaci¢n  de  esta  herramienta de gesti¢n 
(asignaci¢n  referencial  de recursos) y que permitan el desarrollo de 
las  operaciones  del  Fondo con niveles de eficiencia razonables, as¡ 
como  la  falta  de  atenci¢n de algunas zonas del pa¡s por razones de 
pol¡tica institucional o coordinaci¢n interinstitucional (no solamente 
los  Fondos  sociales  desarrollan  programas de alivio a la pobreza), 
hacen  que  la  aprobaci¢n de proyectos muestre diferencias respecto a 
las asignaciones por pobreza.

      Sin  perjuicio  de lo anterior, en el caso de FONCODES, en 1993, 
el 81% del monto aprobado ascendente  a 165.2 millones de d¢lares (sin 
incluir  proyectos  de envergadura multiprovincial) correspondi¢ a las
respectivas asignaciones por pobreza.

      Es m s,  si analizamos la composici¢n de los proyectos aprobados 
por  deciles,  puede  observarse  que  este porcentaje se incrementa a 
medida  que  tomamos  en  cuenta  los  estratos  m s  pobres (primeros 
deciles),  lo cual revela el buen resultado de las acciones de focali-
zaci¢n a nivel provincial.

      Resultados  similares  se  obtienen  al analizar la distribuci¢n 
provincial del monto aprobado en 1994, la cual muestran en promedio un 
coeficiente  de  determinaci¢n  del  85% frente a lo asignado, como se 
desprende del gr fico 3, ubicado en la siguiente p gina.

      En 1994, FONCODES aprob¢  financiamientos por  136.5 millones de 
d¢lares  para la ejecuci¢n de proyectos sin cobertura multiprovincial, 
mientras  que el monto correspondiente a proyectos con esa caracter¡s-
tica ascendi¢ a 33.3 millones de d¢lares; es decir, las operaciones de 
FONCODES en 1994 alcanzaron  en total la aprobaci¢n de 4 763 proyectos 
por  169.8  millones  de  d¢lares,  con  desembolsos  superiores a 146 
millones  de  d¢lares.  De manera an loga a 1993, se aprecia una mejor 
focalizaci¢n  en  los  estratos  m s pobres de la poblaci¢n -el coefi-
ciente de determinaci¢n sube a m s de 92% en el caso del primer decil.

      Para  1995, no obstante que las comparaciones entre lo ejecutado 
y  lo  asignado  durante  los  primeros  meses del a¤o no son del todo 
aplicables,  en  vista  de  que  FONCODES programa sus acciones consi-
derando  el  a¤o  como  la  unidad  de  referencia b sica, se observan 
actualmente niveles de determinaci¢n cercanos al 70%.

      Aunque  en  el promedio nacional se aprecia una clara mejor¡a en 
la  focalizaci¢n  de las acciones durante los £ltimos a¤os, si tenemos 
en  cuenta  los  coeficientes  de  1995  comparamos  los  niveles   de 
asignaci¢n  y  aprobaci¢n  agregados  para  el  per¡odo 1993-1995, los 
niveles  de  determinaci¢n  promedios  entre lo asignado y lo aprobado 
hasta  la  fecha  son  significativos  s¢lo  en  los  primeros deciles 
(alcanzando   tasas   superiores   al   70%),   mostrando  diferencias 
importantes  en  el  resto  de los estratos.  Esto revela, a£n m s, la 
necesidad  de  implementar eficazmente una estrategia de promoci¢n que 
complemente  el  enfoque  de  demanda,  as¡  como  la  conveniencia de 
considerar  el  efecto  de  las  operaciones  anteriores  del Fondo al 
momento  de  establecer las asignaciones cada a¤o, con el prop¢sito de 
corregir cualquier distorsi¢n producida como consecuencia de responder 
a las demandas de la poblaci¢n y de mejorar progresivamente el proceso 
de  toma  de decisiones de asignaci¢n,  que se traduce, a veces, en la 
aprobaci¢n del financiamiento de proyectos en exceso dentro de algunos 
distritos  (y  por agregaci¢n en provincias, departamentos y regiones) 
con  relaci¢n  a  los montos referencialmente asignados en funci¢n del 
nivel de vida que presentan sus poblaciones.

      Por  otro  lado,  el proceso de perfeccionamiento de los instru-
mentos  empleados  en la macro-focalizaci¢n,  debe hacerse extensivo a 
aquellos  relacionados  con  la micro-focalizaci¢n.  En  efecto, deben 
perfeccionarse  los  aspectos  relacionados con la evaluaci¢n ex ante, 
sobre  todo  la  visita de campo y la evaluaci¢n socioecon¢mica de los 
potenciales beneficiarios, pues de esta forma se identifican in situ y 
se asegura  con  gran precisi¢n que los beneficiarios de los proyectos 
sean en verdad poblaciones en condici¢n de pobreza, y que el apoyo que 
brinda  el  Fondo  repercuta  efectivamente  en el mejoramiento de sus 
condiciones de vida, resolviendo sus necesidades m s apremiantes.

      Las  sucesivas  evaluaciones de impacto, nos ense¤an que resulta 
imperioso  redoblar esfuerzos para mejorar algunos de los procedimien-
tos del ciclo de proyectos, con el proposito de:

      i)   Lograr una mejor focalizaci¢n y priorizaci¢n de las  inver-
           siones,  complementando  el  enfoque   de  demanda  con  el 
           desarrollo  de  una  estrategia  de  promoci¢n  que permita 
           llegar  efectivamente  a  los  m s pobres entre los pobres, 
           financiando  la  ejecuci¢n  de   proyectos   de   inversi¢n 
           leg¡timos, prioritarios, integrales, de impacto y operaci¢n 
           futura seguros, y

      ii)  Mejorar  la calidad de la evaluaci¢n ex ante de los proyec-
           tos,  as¡  como  la  supervisi¢n  durante la gesti¢n de los 
           mismos.
      
Conclusiones y recomendaciones

      En  el  caso  de FONCODES, es evidente su proceso de b£squeda de 
c¢mo  mejorar  los  indicadores  y la metodolog¡a, desarrollado con el 
prop¢sito  de  identificar  con  la  mayor precisi¢n posible a los m s 
pobres;  basta con apreciar la evoluci¢n de los instrumentos usados en 
la macro-focalizaci¢n de sus actividades,  as¡ como la gran proximidad 
de  lo  asignado  y  lo  ejecutado  cada a¤o.  Sin embargo, es preciso 
se¤alar  que las mejoras introducidas en el coeficiente de asignaci¢n, 
fruto del empleo de nuevos y actualizados indicadores  como igualmente 
de  nuevas  consideraciones metodol¢gicas, no han sido significativas. 
Ello  se debe fundamentalmente a que la naturaleza de la pobreza en el 
pa¡s  es de car cter estructural, y la TMI o la TDC constituyen varia-
bles sint‚ticas de la calidad de vida de las personas.

      El  disponer  de  indicadores   actualizados  sobre  el  tipo  y  
magnitud  de  las  diversas carencias que afectan a la poblaci¢n, debe 
conducir  a  un  manejo  adecuado  de la informaci¢n y a focalizar a£n 
mejor  las  acciones.  La  utilidad  de  crear un mapa de pobreza o de 
focalizar  seg£n  l¡neas  de  pobreza,  mapa  de necesidades b sicas o 
m‚todos  integrados,  sobre  los  cuales  se  asignen referencialmente 
recursos  globales,  es  muy  reducida.  En  efecto, en vez de emplear 
ponderadores  (generalmente  arbitrarios)  en  la  determinaci¢n de un 
¡ndice  agregado,  lo que debe hacerse es elaborar mapas de pobreza de 
dimensi¢n  sectorial,  que  permitan  una  asignaci¢n coherente de los 
recursos  en  magnitud, oportunidad y conformidad con  las caracter¡s-
ticas carenciales espec¡ficas de cada zona. 

      Por  otro  lado,  no  debe  perderse  de  vista  que  la toma de 
decisiones  sobre  asignaci¢n  de  recursos  no  debe esperar tener el 
conocimiento preciso, exacto y detallado de la ubicaci¢n y magnitud de 
la  pobreza, sino que al igual que todos los sistemas y procedimientos 
debe  estar  inserta  en  un  proceso  de  mejora  y perfeccionamiento 
continuos.

      Adicionalmente,  y  considerando el entorno pol¡tico a veces muy 
sensible  en  que  se  desarrollan  las operaciones de cualquier Fondo 
social,  el  tema  de  la  transparencia  y  discrecionalidad  en   la 
asignaci¢n de los recursos adquiere especial importancia.  Es deseable 
que  todos  conozcan  y  entiendan  c¢mo  se  distribuyen los recursos 
fiscales  en  este aspecto, por lo que se requiere disponer de metodo-
log¡as sencillas y verificables.

      Es necesario efectuar un an lisis a nivel distrital, y convertir 
al distrito en la unidad de  referencia b sica para la programaci¢n de 
las  actividades  del  Fondo.  Resulta indispensable que la asignaci¢n 
referencial  de  recursos  sea congruente con este enfoque, pues de lo 
contrario  no se podr  garantizar que se logre llegar a los m s pobres 
entre los pobres.

      Esto  se  relaciona  indefectiblemente  con   la   necesidad  de 
implementar  una  estrategia  de  promoci¢n focalizada que complemente 
eficazmente  el enfoque de demanda que rige las operaciones, y permita 
junto  con  otros  mecanismos  -como por ejemplo considerar niveles de 
gasto  de  preinversi¢n  adecuados  o  mayores niveles de coordinaci¢n 
interinstitucional- financiar proyectos en aquellos lugares donde, por 
la  misma  condici¢n  de extrema pobreza de sus poblaciones, no pueden 
organizarse  o  generar  espont neamente  proyectos  elegibles para el 
financiamiento de FONCODES.

      No  debe  perderse de vista que un mapa de pobreza no es igual a 
la asignaci¢n referencial de recursos que debe orientar las labores de 
un  Fondo,  aunque  evidentemente ‚sta se construye  sobre la base del 
primero.  Existen  consideraciones de orden operativo (necesarias para 
hacer viable la gesti¢n de las oficinas zonales y el financiamiento de 
proyectos)  o  de  pol¡tica  institucional  (incluso  del  gobierno en 
general), que hacen que algunos coeficientes de asignaci¢n difieran de 
los ¡ndices de pobreza elaborados.

      En  este  sentido,  es  oportuno  resaltar  la  conveniencia  de 
considerar  en  la  determinaci¢n  de  nuevas  asignaciones anuales el 
impacto  de  las operaciones pasadas del Fondo, pues de esta manera se 
corrige  progresivamente cualquier distorsi¢n ocasionada por el demand 
driven, como la aprobaci¢n del financiamiento  de  proyectos en exceso 
dentro  de  algunos distritos y por agregaci¢n en provincias, departa-
mentos y regiones, con relaci¢n a los niveles asignados en funci¢n del 
nivel de vida que presentan sus poblaciones.

      Una  medida  concreta  para  una  mejor  focalizaci¢n  del gasto 
(inversi¢n), ser¡a adoptar una pol¡tica que al menos durante el primer 
semestre  del  a¤o  determine  no  invertir en nuevos proyectos en las 
capitales  de  provincia  (o  en  general,   en  distritos  mayormente 
atendidos  y  no  muy  pobres)  en  beneficio  de los m s pobres, poco 
atendidos  y  alejados.  Es  evidente  la  correlaci¢n existente entre 
pobreza  y  una  baja  capacidad organizativa y de demanda de recursos 
financieros que se requiere para el cumplimiento de los requisitos  de
elegibilidad y evaluaci¢n con que operamos.

      Se¤ales  claras  (al mercado) en materia de asignaci¢n (que como 
herramienta  £til  de gesti¢n debe efectuarse referencialmente a nivel 
distrital  y  sectorial,  y  complementarse con un adecuado sistema de 
priorizaci¢n),  har n  que  los  agentes  (promotores)   orienten  sus 
esfuerzos  hacia  las zonas m s pobres y alejadas. Paralelamente, debe 
reforzarse  el esquema con convenios de cooperaci¢n interinstitucional 
y con el reconocimiento de adecuados niveles de gasto de preinversi¢n.

      Es  conveniente  reiterar que tan o m s importante que la macro-
focalizaci¢n es la micro-focalizaci¢n.  La rigurosidad en la visita de 
campo  durante  la  evaluaci¢n  t‚cnica y socioecon¢mica ex ante, debe 
reforzarse con la realizaci¢n de encuestas a nivel local -posiblemente 
a  cargo  de  los  municipios-  que  mediante la caracterizaci¢n de la 
vivienda  estratifiquen casi de manera inmediata a  los pobres y a los 
que no lo son y distinga dentro de los primeros a los pobres extremos, 
se¤alando  as¡  con  gran  exactitud  la  poblaci¢n  objetivo  de  las 
pol¡ticas.

      Operativamente,  la  ficha  de  visita  de  campo empleada en la 
evaluaci¢n  ex ante  debiera  ser  una  por  distrito,  con anexos por 
localidad, para as¡ evitar llenar informaci¢n igual en cada evaluaci¢n 
de  un  expediente t‚cnico de un distrito; as¡, la actualizaci¢n ser¡a 
m s homog‚nea. Cada evaluaci¢n posterior deber¡a salir al campo con su 
ficha  distrital impresa y llena, facilitando la verificaci¢n y actua-
lizaci¢n de los datos. De esta forma se podr¡an crear mapas de pobreza 
din micos,  en  los  que  se  aprecie  la evoluci¢n de los indicadores 
carenciales b sicos, lograndose una mejor focalizaci¢n de las acciones.

      Finalmente, se debe ir identificando potencialidades y oportuni-
dades de inversi¢n acordes con una perspectiva de desarrollo econ¢mico 
sostenido (y  mecanismos como la evaluaci¢n ex post podr¡an contribuir 
a  este  prop¢sito),  que  busque  la generaci¢n de empleo permanente, 
explotando las potencialidades productivas y  ventajas competitivas de 
cada  zona,  mejorando  (o elaborando)  a  trav‚s   de  aproximaciones 
sucesivas un mapa de recursos que constituya una adecuada herrramienta 
de  gesti¢n  y  permita  a  la  vez  una  intervenci¢n focalizada, que 
contemple  un  equilibrio  entre  poblaci¢n,   ambiente,   recursos  y 
estructura productiva.