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El INEI desarrolló la Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida en el cuarto trimestre de 1997, en el Marco del Programa MECOVI, patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
El Programa MECOVI es un Programa de Mejoramiento de Encuestas y de Medición de las Condiciones de Vida que ha permitido al INEI contar con asistencia técnica y económica para mejorar los métodos y procedimientos empleados en las diversas fases de las Encuestas de Hogares. Se ha contado con catorce consultorías entre nacionales e internacionales, las cuales han formulado recomendaciones fundamentalmente sobre los contenidos de los cuestionarios y el establecimiento de medidas de control de calidad.
En la encuesta de 1997 se han empleado nuevos cuestionarios, y se han construido canastas de consumo con los datos obtenidos en la propia encuesta. En años anteriores se empleó una canasta normativa construida sobre la base de los resultados de la Encuesta De Propósitos Múltiples de 1994, con precios ajustados por la inflación.
Por los cambios señalados, los resultados obtenidos en 1997 no son estrictamente comparables con los de 1996.
 
Contexto macroeconómico y social
Al finalizar el año 1997, el contexto macroeconómico y social del Perú presenta significativos cambios cualitativos respecto al escenario observado antes del ajuste y cambio estructural. En efecto, durante este proceso se consolidaron las condiciones para la estabilización económica y social. Se ha logrado reducir la inflación de 7649.7 por ciento en 1990 a 6.5 por ciento en 1997, en tanto que el PBI per capita continúa creciendo desde el año 1993 a tasas superiores al crecimiento poblacional.
El crecimiento sostenido registrado en el PBI per capita ha permitido potenciar la inversión social destinada a los más pobres. De esta manera, el gasto social real se ha incrementado en cerca de cuatro veces respecto a los registros del año 1992, pasando de 1701 millones de nuevos soles a 6329 millones de nuevos soles en 1996.
La mayor asignación hacia los pobres ha permitido desarrollar un conjunto de acciones de corte universal y focalizado, mejorándose los niveles de bienestar en la población, conforme lo indican una variedad de indicadores sociales de corto y de largo plazo. En efecto, los resultados de las encuestas sobre niveles de vida muestran avances importantes en la reducción de la pobreza, bajo cualquier modalidad metodológica.
En la misma dirección los indicadores concomitantes al desarrollo social dan señales de mejores niveles de vida en la población. Así, por ejemplo la mortalidad infantil ha disminuido pasando de 57 por mil en el quinquenio 1986-91 a 43 por mil entre 1991-96, la tasa de desnutrición crónica en menores de cinco años ha descendido de 33.5 por ciento a 25.8 por ciento en 1996.
Las acciones ejecutadas en saneamiento básico ambiental han permitido reducir los déficits en abastecimiento de agua y servicio higiénico por red pública, de tal forma que a 1997, el abastecimiento de agua por red pública alcanza a cerca del 60 por ciento de los hogares, en tanto que el 51 por ciento de los hogares cuenta con servicio higiénico por red pública. También la disponibilidad de alumbrado eléctrico se ha ampliado en el país, beneficiando a cerca de 70 por ciento de los hogares.
Se han obtenido estimaciones de pobreza con 3 métodos: Línea de pobreza (gastos e ingreso independientemente), Necesidades Básicas Insatisfechas, y el método integrado. El INEI asume como oficiales los resultados obtenidos con el método de la línea de pobreza empleando el gasto, tal como se hizo en los dos años anteriores.
Con el método de la línea de pobreza, se encuentra que el 37.6% de la población tiene un gasto por debajo del valor de la línea de pobreza absoluta, estimada en S/. 157.24 per cápita por mes. La pobreza extrema afecta al 15.9% de la población; es decir, ellos gastan por debajo de S/. 88.03, que es el valor per-cápita mensual de la canasta mínima alimentaria.
Considerando 7 dominios de estudio, el nivel de pobreza varía entre 20.1% en Lima Metropolitana y 63.8% en la sierra rural. Asimismo, considerando áreas geográficas, se constata que la proporción de pobres en el área rural (59.6%) es más del doble que en el área urbana (25.4%)
Mediante el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), se ha encontrado que el 46.0% de la población tiene por lo menos una NBI, siendo el principal factor la privación de los servicios higiénicos en la vivienda, el cual afecta al 27.6% de la población. Otro factor gravitante es el hacinamiento en las viviendas, pues el 23.5% de la población tiene esta característica.
Con el método integrado, el cual combina el método de la línea de pobreza y las NBI, se encuentra que el 27.3% de la población se encuentra en situación de pobreza crónica, por que tiene por lo menos una necesidad básica insatisfecha y, además, su gato en consumo está por debajo del valor de la línea de pobreza. El 18.8% está en condición de pobreza inercial; es decir, tiene por lo menos una necesidad básica insatisfecha, aunque su gato en consumo supera el valor de la línea de pobreza.
Con el mismo método integrado se encuentra que el 10.3% de la población son pobres recientes; es decir, no tienen necesidades básicas insatisfechas; pero, gastan en consumo por debajo del valor de la línea de pobreza. El 43.7% restante de la población se considera como integrada socialmente, pues no tiene NBI y su gato en consumo supera el valor de la línea de pobreza.
De manera referencial se ha obtenido también el nivel de pobreza con el método de la línea de pobreza empleando el ingreso. Se ha encontrado que el 43.5% de la población tiene ingresos que no le permiten satisfacer el costo de una canasta básica de consumo (alimentos más no-alimentos).
 
Condiciones de vivienda y pobreza
El 76,1% de los hogares en extrema pobreza reside en viviendas con paredes exteriores de adobe o tapia, mientras que el 53,5% de los no pobres en viviendas de ladrillo o bloques de cemento.
El 73,3% de los hogares pobres y el 87,8% de los hogares en extrema pobreza habitan viviendas con pisos de tierra. Mientras que el 43,7% de los hogares no pobres viven en casas con piso de cemento, el 30,8% con piso de tierra y el 18,9% en viviendas con piso de parquet, vinílicos o losetas.
El 42% de los hogares pobres se abastecen de agua por red pública y el 35,7% utilizan agua de los ríos, acequias o manantiales, mientras que en los hogares en extrema pobreza, éstos porcentajes llegan al 29,5% y 45,2%, respectivamente. De otro lado, el 74,4% de hogares no pobres se abastecen de agua por red pública.
En los hogares en condición de pobreza, se observa que el 23,2% tiene acceso al servicio higiénico conectado a red pública, este porcentaje es de 63,6% en los hogares no pobres, mientras que el 59,1% de hogares en extrema pobreza carece de algún tipo de servicio para eliminación de excretas.
El 27,9% de los hogares que se encuentran en condición de extrema pobreza tienen alumbrado eléctrico, en tanto, que más de la mitad (51,2%) de pobres no extremos acceden a este servicio. Asimismo el 81,9% de los hogares pobres cuenta con este tipo de alumbrado.
Los hogares no pobres poseen en proporciones significativas casi todos los artículos investigados por la encuesta, en tanto que el equipamiento de los hogares pobres extremos presenta proporciones mínimas, salvo la tenencia de radio (88,2%) y auto o camión para trabajo (22,0%).
 
Educación y pobreza
La tasa de asistencia en primaria es de 79,0% para la población no pobre y de 68,5% para la población que vive en condición de pobreza. Asimismo, la asistencia es de 71,4% para los pobres no extremos y de 64,0% para aquellos que están en situación de extrema pobreza.
En educación secundaria, la tasa neta de asistencia es del 68,9% de los no pobres, en tanto que entre la población pobre la asistencia es mucho menor, 42,7%. En el caso de los pobres no extremos la asistencia de 49,1% y en el segmento de pobreza extrema de 32,5%.
En el grupo de población que tenía entre 6 y 11 años, que es la edad normativa de los estudios primarios, el 37,7% de niños que residen en hogares de extrema pobreza indicaron que eran los problemas económicos, la causa de no-matrícula. En el grupo de no pobres cobra mayor importancia como razón para no haber asistido a la escuela en 1997, las "enfermedades o accidentes" que fueron señaladas por el 15,6% de los entrevistados de este grupo de edad.
La mayor proporción de personas que no han alcanzado ningún nivel de educación se encuentra entre los pobres extremos con 22,6% y la más baja entre la población no pobre con 5,9%. Entre estos dos extremos, se ubican los pobres no extremos con 13,3% de personas que no tienen ningún nivel de educación o sólo estudiaron inicial o preescolar.
El promedio de años de estudio en el caso de población no pobre es de 8,4 años en tanto que para la que vive en situación de pobreza es de 5,1 años y 4,1 para los pobres extremos. El 24,0% declaró haber padecido alguna
 
Salud y pobreza
El 24,0% declaró haber padecido alguna enfermedad o accidente en los 6 meses previos a la ejecución de la encuesta.
La declaración de haber padecido enfermedad o accidente presenta una relación inversa con los niveles de pobreza. Así, los pobres extremos declararon en un 17,8% haber sido afectados por enfermedad o accidente, los pobres no extremos en 21,8% y los no pobres en 26,4%.
Se observa una mayor incidencia de enfermedad o accidente en las mujeres que en los hombres; constante que atraviesa a la población en los distintos niveles de pobreza e ingresos.
El 84,2% de la población que manifestó haber padecido alguna enfermedad o accidente acudió a consultar a un establecimiento de salud.
El acceso a los servicios de atención de salud es diferenciado según niveles de pobreza. Mientras, la población no pobre consultó en un 88,0%, la población en extrema pobreza lo hizo en un 67,3%.
De los diferentes establecimientos del sector salud, los del Ministerio de Salud son los que tienen la mayor cobertura en todos los niveles de pobreza. Siendo más elevada su atención mientras mayor sea el nivel de pobreza.
El déficit de atención alcanza al 15,8% de la población que manifestó enfermedad o accidente. De estos la causa principal que atraviesa todos los niveles de pobreza, es la falta de recursos económicos, que en la población no pobre asciende al 50,7% y en la población en pobreza extrema al 82,6%.
 
Empleo y pobreza
En el área urbana, la tasa de desempleo para la población considerada No Pobre alcanza al 7,0%; en la población considerada pobre es de 10,4%.
Del total de ocupados considerados como pobres, el 32,5% son obreros, en los ocupados no pobres, es de 19,8%. Caso contrario sucede con los ocupados que tienen categoría de empleados, los ocupados pobres son 13,7% mientras que en los no pobres es mayor (34,5%).
La PEA Ocupada Urbana se caracteriza por estar dedicada a actividades terciarias. El Comercio y los Servicios Sociales y Comunales, concentran cerca de la mitad de la PEA Ocupada. Similar característica se presenta en los ocupados no pobres. Sin embargo en los ocupados considerados como pobres, además del Comercio entran a tomar importancia la Agricultura, Minas y Canteras (18,7%), Servicios Comunitarios y Social (15,1%) e Industria Manufacturera (15,4%).
La tasa de actividad de la población pobre, es 57,1%, es decir, por cada 100 personas en condición de pobreza consideradas aptas para desarrollar una actividad, alrededor de 57 están en el mercado laboral ya sea como ocupado o desocupado, mientras que la tasa de actividad de los no pobres es de 64,5, vale decir, que una proporción mayor de la población en condición de no pobres, se encuentran en el mercado de trabajo ya sea como ocupado o desocupado.