La asistencia oportuna a un establecimiento de salud cumple una función importante, al proveer atención a la población afectada. En muchos casos, constituye una forma aceptable y efectiva de mejorar las condiciones de vida de la población. Muchos de los servicios relacionados con la salud proveen información de prevención de algunas enfermedades que son fáciles de controlar.

Según los resultados de la ENAHO- IV trimestre de 1997, la gran mayoría (84,2%) de la población que manifestó haber padecido de alguna enfermedad o accidente en los 6 meses previos a la ejecución de la encuesta, acudió a consultar, a un establecimiento de salud del sector no especializado (farmacia o botica, casa de curandero, etc.). Sólo el 15,8% de los entrevistados no consultaron.

Si bien existe un alto grado de cobertura en atención de salud, al analizarlo por niveles de pobreza se encuentra un acceso diferenciado. Así, mientras que el 88,0% de las personas no pobres consultaron, este indicador descendió al 67,3% en los sectores de pobreza extrema y al 80,8% de la población en pobreza no extrema. Es decir, se presenta una relación inversamente proporcional entre niveles de pobreza y acceso a los servicios de salud.

Por lo expuesto en el párrafo anterior, el déficit de cobertura en atención de salud, se manifestó de manera diferenciada en los diferentes niveles de pobreza. Así, los sectores de pobreza extrema son los que presentan la mayor proporción de déficit en acceso a los servicios de salud (32,7%), este indicador desciende al 19,2% en la población de pobreza no extrema y al 12,0% en los no pobres.

Al analizar el acceso a los servicios de salud por área de residencia, se constata una mayor cobertura en el área urbana que en la rural. Así, el 88,8% de las personas entrevistadas del sector urbano que manifestaron haber padecido de alguna enfermedad o accidente habrían consultado. En el área rural, este indicador es de 75,1%. El déficit de acceso a servicios de salud es un poco más del doble en el área rural que en la urbana, siendo en el área rural de 24,9% y de 11,2% en el área urbana.

Por área de residencia, en los diferentes niveles de pobreza el acceso a los servicios de salud es diferencial. Así, mientras que el 77,9% de la población enferma en condición de pobreza extrema del área urbana habría consultado en el área rural lo hicieron el 65,2%. En cambio, el acceso de la población no pobre de ambos ámbitos es mayor, alcanzando al 90,2% y 81,0% respectivamente.

En el área urbana la población accede en mayor proporción que en el área rural. Ello ocurre en los todos los quintiles de ingreso. Sin embargo, el nivel de acceso en cada quintil de ingreso es diferencial. Así, el 83,5% de la población del área urbana ubicada en el primer quintil de ingresos bajos accedió a servicios de salud, mientras que la población de ingresos más bajos del área rural, accedieron el 71,5%, produciéndose una brecha de 12 puntos porcentuales. En el caso de la población ubicada en el quintil de ingresos más altos (quinto quintil), el nivel de acceso en ambos ámbitos es alto, alcanzando al 94,3% en el área urbana y al 83,1% en el rural. Sin embargo, la brecha se ubica en 11,2 puntos porcentuales.