Dentro de la atención a la salud reproductiva, se considera una serie de acciones que contribuyen al logro del bienestar físico, mental y social y no a la mera ausencia de enfermedades o dolencias relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones o procesos.
En consecuencia la salud reproductiva entraña la capacidad de disfrutar de una vida satisfactoria y sin riesgos de procrear, así como la libertad para decidir hacerlo o no, cuándo y con qué frecuencia (Donayre, 1995).
Se consideran que las acciones básicas a realizar en salud reproductiva son cinco: Planificación familiar, Salud materna, Aborto, Infecciones del tracto reproductivo y en la Infertilidad.
Las acciones de los Programas de Planificación familiar deberán asegurar la calidad de los servicios, incluir plenamente a los hombres y mujeres, dar prioridad a la atención de adolescentes y asegurar la receptividad de los servicios de salud por la mayoría de la población.
Los programas de salud reproductiva deben cubrir en su totalidad el ciclo vital de la mujer desde la etapa previa a la menarquía, hasta la post menopausia. La menarquía más temprana, así como la práctica sexual prematura, ha dado lugar a una preocupación social derivada de la alarmante frecuencia de los embarazos en adolescentes y su frecuente desenlace en abortos provocados. En estas condiciones, los programas de salud reproductiva deberán desarrollar acciones específicas de información y consejería dirigida a los adolescentes.
También interesa determinar a la población femenina en riesgo de embarazo, según sus características socioeconómicas e incluir a sus parejas a fin de prevenir los embarazos no-deseados y evitar los abortos.
Otro campo importante que tienen que desarrollar los agentes de salud es la prevención, diagnóstico y tratamiento de las ETS que incluyen al VIH/SIDA, teniendo en cuenta que los factores que causan estas enfermedades son de carácter social y de conducta reproductiva.
La reducción de la incidencia de la infertilidad y sub infertilidad secundaria, también tienen un importante elemento preventivo a través de la detección temprana de las enfermedades de transmisión sexual y de la tuberculosis, por ello se requiere que la información y educación tenga una amplia cobertura en el país.
La ENAHO-98, nos aproxima al conocimiento de algunos componentes de la salud reproductiva, tanto desde el punto de vista de los comportamientos sexuales y reproductivos, como de las acciones implementadas por el gobierno para atender estos aspectos prioritarios del sector salud.
La ENAHO-98 ha recolectado información de 9255 mujeres en edad fértil, sobre cinco aspectos de salud sexual y reproductiva. Ellos son:
ˇ Edad a la primera relación sexual.
ˇ Atención del último parto: lugar y tipo de asistencia.
ˇ Uso de métodos anticonceptivos.
ˇ Examen de mamas.
ˇ Examen o Prueba de Papanicolao.
Aún cuando la ENAHO-98 no abarca todos los aspectos de la salud sexual y reproductiva, el conocimiento de alguno de ellos es de suma utilidad para el diseño y estructuración de los Programas de Salud Reproductiva que desarrolla el MINSA, así como para otras instituciones públicas y privadas dedicadas a la atención de la salud en los diferentes lugares del país.