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3.1 El Servicio Público en Educación
Los servicios que proporciona el Estado en educación, responden a una política social de tipo universalista, es decir, una política que no distingue a la población entre los que necesitan y no necesitan de este servicio. En consecuencia, el problema de la exclusión o subcobertura de este servicio (o sea el problema de no llegar a los pobres, o error tipo I) debería ser reducido y el problema de la inclusión o filtración debería ser alto (o sea, el problema de llegar a los no pobres, o error tipo II). El problema de la exclusión del servicio educativo estatal puede mostrarse con el indicador de subcobertura.Este, puededefinirse como el porcentaje de niños en edad escolar que no asisten a colegios. El supuesto aquí, es que los que no asisten lo harían a un colegio del Estado y no a uno privado. Según la información de la ENAHO 98-II (ver Cuadro Nº 6)11, la subcobertura de la educación estatal o tasa de inasistencia escolar alcanza al 3 % de los niños entre 6 y 11 años (la edad normativa para el nivel primario) y al 13 % a los comprendidos entre 12 y 16 años (la edad normativa para el nivel secundario). Por quintiles, se observa que estas tasas (o tasas de no participación del servicio educativo estatal) son más altas cuanto más bajo (más pobre) es el quintil al que se pertenece, tendencia que se pronuncia cuando aumenta la edad. En el primer quintil, los niños entre 6 y 11 años tienen una tasa de inasistencia de 6 %, y los de 12 a 16 años de edad, de 18 %12. Los jóvenes de 17 a 25 años presentan una tasa del 79 %, mucho más alta que el 66 % del quintil más alto13. CUADRO Nº 6
Por otra parte, el Cuadro Nº 7 muestra que la asistencia de la población más pobre a colegios públicos en el nivel básico (inicial, primaria y secundaria) es prácticamente mayoritaria, llegando a ser más del 90 %, en los tres primeros quintiles. También, muestra que la opción por el colegio privado es predominante en el quintil de mayores ingresos, aunque se evidencia un porcentaje alto de asistencia a los colegios públicos (60 % en el nivel primario y 63 % en el secundario). CUADRO Nº 7
Los resultados anteriores hacen que se observe un patrón progresivo bastante marcado de la incidencia del servicio educativo estatal a nivel inicial y primario (ver Cuadro Nº 9). Casi tres de cada cinco estudiantes de este nivel en colegios estatales, pertenecen a los grupos más pobres de la población (quintiles I y II). A nivel de la educación secundaria no se observa un patrón definido, debido a que el 70 % de los estudiantes de colegios estatales de este nivel, pertenecen a los estratos medios (quintiles II, III y IV). Lo más importante de estos porcentajes es que con ellos puede observarse el problema de la inclusión de este servicio del Estado. El porcentaje de estudiantes en colegios estatales que pertenecen al quintil más rico es 7.6 % en el nivel primario y 11.5 % en el nivel secundario.
CUADRO Nº 8
CUADRO Nº 9
A nivel de la educación superior, se observa un patrón diferente respecto al de los niveles más bajos. El problema de la inclusión a los no pobres es elevado. Del total de estudiantes en las universidades del Estado, el 70 % pertenece a los estratos más altos de la sociedad (quintiles IV y V), mientras que solo el 12 % a los más bajos (quintiles I y II). A nivel de la educación superior no universitaria, se observa que el mayor porcentaje de la población que accede a este tipo de educación brindada por el Estado, pertenece más bien a los estratos medios (quintiles 2, 3 y 4, con el 70 % respecto al total). En lo que concierne al monto del subsidio público en educación, puede indicarse que su distribución, y por ende el impacto de éste subsidio sobre los ingresos de la población, dependerán no sólo de las tasas de asistencia escolar y de la proporción de estudiantes que asisten a los colegios estatales, sino también de la forma cómo se encuentra distribuido el presupuesto público asignado al sector educación en sus diferentes programas. Este llegó en 1998 a S/. 4,609´316,204, distribuido por niveles educativos tal como se muestra en el Cuadro Nº 10. Se observa que el 75 % es destinado a la educación básica (inicial, primaria y secundaria) y el resto a la educación superior. CUADRO Nº 10
Adicionando a esta información las estimaciones sobre tasas de participación de la educación pública por niveles educativos, se obtienen aproximaciones respecto al monto que el Estado destina anualmente por cada estudiante según dichos niveles: en promedio S/. 449 por estudiante de educación primaria, S/. 610 por estudiante de educación secundaria y S/. 2825 por estudiante de educación universitaria14. El gasto público en educación puede clasificarse en "progresivo" si es proporcionalmente mayor a la participación de la población estudiantil de los colegios estatales en el ingreso, y en "regresivos" si es proporcionalmente menor a dicha participación. Esta progresividad o regresividad puede operacionalizarse del siguiente modo: si el ratio "participación del presupuesto público por quintiles / participación de la población estudiantil de colegios estatales por quintiles" es mayor que 1 en los quintiles más bajos y menor que 1 en los quintiles más altos, entonces estaremos frente a gastos "progresivos", en caso contrario, frente a gastos "regresivos".
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El Cuadro Nº 11 muestra que en ninguno de los niveles de educación el presupuesto público es asignado a la población estudiantil más pobre (quintiles más bajos) en una proporción mayor que la participación que ellos tienen en el ingreso nacional. Por ejemplo, del total del presupuesto correspondiente a la educación primaria se asigna el 29.3 % a los estudiantes de colegios estatales del quintil más pobre, es decir, en un porcentaje por debajo del 32.3 % que corresponde a la participación de estos en el ingreso nacional. La consecuencia de esta falta de progresividad del gasto público en educación, es que difícilmente ello puede contribuir a reducir las diferencias relativas, y menos aún las absolutas, entre los diferentes grupos de la población. CUADRO Nº 11
Lo anterior se corrobora al hacer el análisis a nivel individual. Si se tiene en consideración que el acceso de los pobres, a niveles educativos con mayor presupuesto público por persona (por ejemplo, superior universitaria) es reducido y mayor a niveles educativos con menor presupuesto (por ejemplo, educación primaria), entonces, no es difícil deducir que el beneficio promedio de un pobre por los servicios de la educación estatal es más bajo que el de un rico. El Gráfico Nº 1, muestra que, en efecto, el estudiante del quintil más alto (más rico) recibe en promedio una transferencia estatal por educación que es 78 % más elevado que el de un estudiante del quintil más pobre. No obstante, el carácter regresivo de la asignación del presupuesto público en educación por quintiles, el efecto sobre los ingresos de los hogares, es más favorable para los que pertenecen a los quintiles más pobres. Es decir, si se adiciona al ingreso familiar (el monto por hogar), lo que significa en nuevos soles la educación pública, correspondiente a cada nivel educativo y quintil de ingreso percápita, quienes más ven incrementados sus ingresos en términos relativos son precisamente los hogares del quintil más bajo. El Cuadro Nº 12 muestra que mientras los ingresos de estos hogares crecen por tal concepto en 35.6 %, los del quintil más rico solo aumentan en 1.3 %. CUADRO Nº 12
Este comportamiento se produce no como consecuencia de la orientación del presupuesto público hacia el quintil más pobre de la población, sino debido fundamentalmente, a que en el quintil más alto (a) el ingreso familiar es mucho mayor que en el más bajo (en 13 veces), y a la vez (b) existe un número sensiblemente menor de beneficiarios por hogar (0.6 estudiantes en colegios públicos versus 2.2 en el quintil más bajo). |