El sur del país se encuentra hegemonizado
a partir del departamento de Arequipa dicha vinculación
se articula por dos circuitos económicos principales: lana
y carnes rojas cuyos procesos de transformación se efectúan
básicamente en Arequipa. En este contexto la economía
departamental presenta actividades y procesos productivos desarticulados
sectorial y espacialmente, básicamente concentrando a la
producción primaria sin mayor grado de procesamiento. Ello
ha determinado el intercambio relativo de un aparato productivo
con limitada dinámica.
El análisis del producto bruto interno (PBI)
en el período 70-95 muestra que el departamento de Puno
ha crecido a una tasa promedio anual de 1.6 por ciento mientras
que la población lo hizo a 1.5 por ciento con un ligero
crecimiento de la actividad productiva frente a la dinámica
poblacional. Si se efectúa una evaluación por sectores
económicos es posible observar las tendencias en su composición.
La agricultura, caza y silvicultura aunque ha crecido para el
mismo período en 47 por ciento, presenta una tasa de crecimiento
promedio anual de -0.5 por ciento, mientras que la actividad minera
con un crecimiento del 187 por ciento presenta la tasa de crecimiento
promedio anual más alta (4.7%), ello en el marco del modelo
económico nacional que hasta 1992 ha retraído la
importancia a las actividades productivas del tipo extractivo
(agricultura), que son las más importantes en la sierra
andina peruana.
Las actividades que contribuyeron con mayor importancia
en la formación del PBI de (1995) son: agricultura 20.3
por ciento, otros servicios 18 por ciento, comercio 15.6 por ciento,
explotación de minas y canteras (12.4%), servicios gubernamentales
11.1 por ciento, el resto de las actividades muestran menores
niveles de contribución.
Por otro lado para 1995 la producción per
capita departamental fue largamente inferior a la obtenida a nivel
nacional, debido a que la actividad económica departamental
presentó aproximadamente el 2 por ciento de la actividad
económica nacional, en tanto que la población del
departamento representó el 4.8 por ciento de la población
nacional.
La economía del departamento esta en proceso
de recuperación y aún no genera un crecimiento de
empleo productivo a niveles similares de su crecimiento poblacional,
siendo éste uno de los principales retos de la economía.
Los sueldos y salarios que entre 1981 y 1991 habían perdido
capacidad adquisitiva, a 1995 muestran una ligera recuperación
respecto a 1991, que ha permitiendo la recomposición de
la estructura del gasto de los hogares: del 56.8 por ciento destinado
al consumo de alimentos hasta 1990, al 55.5 por ciento en 1994,
incrementándose los gastos de consumo en alquiler de vivienda,
en salud, servicios médicos y en servicios de educación,
entre otros.