Para el período 1990-1995 se plantearon como
metas la disminución de la incidencia de las principales
causas de morbi-mortalidad, como son las infecciones respiratorias
agudas en los menores de catorce años, enfermedades diarréicas
agudas y la deficiencia inmuno-preventiva. Las principales metas
son:
Reducir la mortalidad infantil
en un 30 por ciento para 1992 y en un 50 por ciento para 1995.
Elevar la cobertura de inmunización
al 85 por ciento.
Erradicación de la
poliomelítis.
Eliminación del tétano
neonatal en 1995.
Reducción de la mortalidad
materna al 10/10000.
Reducción de la morbi-mortalidad
por tuberculosis en 50 por ciento hacia 1995.
Las líneas de acción prioritarias
para el desarrollo y fortalecimiento de programas y servicios
al más corto plazo son:
El control de enfermedades
prevenibles.
Programas de alimentación
complementaria y nutricional.
Programa de medicamentos (especialmente
antibióticos, medicamentos genéricos, sales de rehidratación
y sueros).
Atención del medio
ambiente para la salud.
Programas de educación
sanitaria.
A pesar de que existe una Política Nacional
de Salud, su efectividad ha estado limitada, debido principalmente
a la crisis de la economía, que se inició en la
década de los 70 y que se acentuó a partir de 1988.
Sin embargo cabe resaltar que ha disminuido la incidencia de las
enfermedades inmuno prevenibles en el período de 1985-1989.
Así se tiene, por ejemplo, que la prevalencia del sarampión
disminuyó de 47,7 por cien mil habitantes a 5,3 y la tos
ferina de 36,7 a 7,9.