CAPITULO IV |
Factores Determinantes de la Pobreza
4.1 Marco Teórico e Hipótesis
El objetivo de este capítulo es desarrollar las principales discusiones teóricas e hipótesis que se han venido dando en torno a los factores determinantes de la pobreza.
Respecto al mismo se han manejado varias hipótesis con implicancias y prioridades de política diferentes. Encontramos entre aquellos que consideran que la pobreza tiene como causa características internas a los hogares (factores internos) y otros que enfatizan en las características externas de los hogares (factores externos).
En primer lugar, encontramos aquella hipótesis de la desigualdad en la distribución del ingreso; que sostiene que la pobreza es una consecuencia del elevado nivel de desigualdad en la distribución del ingreso (Iguiñiz, 1994; Banco Mundial, 1990); tal es así, que esta variable se considera como factor clave para explicar la pobreza en América Latina ( Banco Mundial, 1993).
Sobre el punto el Banco Mundial, señala que "en ninguna región del mundo en desarrollo son los contrastes entre la pobreza y la riqueza nacional tan notables como en América Latina y el Caribe. A pesar de ingresos per cápita que son en promedio cinco o seis veces mayores que en el Asia Meridional y África del Sur del Sahara, casi una quinta parte de la población de la región sigue viviendo en la pobreza. Esto se debe a un grado excepcionalmente elevado de la desigualdad en la distribución del ingreso" (Banco Mundial, 1990: p.161). En ese sentido parece ser bastante elocuente que en la base del problema de la pobreza, esta la excesiva y persistente desigualdad en la distribución del ingreso. Cuando se analiza los factores que influyen en la distribución del ingreso, todos los trabajos empíricos resaltan a la educación como el factor principal para explicar la desigual distribución del ingreso entre la población.
Romaguera y otros, utilizando la metodología de la Descomposición del Índice de Theil, destaca que la educación es la principal variable para explicar la dispersión de ingresos en Chile. Esta variable en forma independiente tiene una contribución bruta de 31.36 % y una marginal de 26. 3 % para explicar la distribución del ingreso, porcentaje destacable especialmente dados los mayores niveles educacionales que presenta Chile versus otras economías de la región. Le sigue la posición ocupacional con 22 % y 14 %. Por otra parte, cuando se analiza la contribución conjunta de variables como: escolaridad, edad, actividad, posición ocupacional, región, sexo y zona; estas explican el 70.72 % de la dispersión de ingresos (Romaguera, et.al.,1994).
Análisis similares han sido realizado por otros autores para el caso de América Latina.
Psacharopoulos y otros, en el estudio que realizan para determinar los factores que influencian en la distribución del ingreso en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Uruguay y Venezuela encuentran que la educación es la principal variable explicativa con una contribución marginal de 22.1 %, seguida por la categoría ocupacional con 9.7 %, edad con 9.4 % y el sector de actividad económica con 6.5 % (Psacharopoulos, et. al., 1992).
Altimir y Piñera, cuando analizan las principales variables que explican la dispersión de ingresos en Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Panamá, Perú y Venezuela encuentran que la educación explica entre el 22 % al 36 % y la ocupación de 25 % a 42 %. El conjunto de variables personales explican entre un 36 % a 55 % del total y las variables de empleo entre un 40 % a 58 % de la desigualdad del ingreso ( Altimir y Piñera, 1979).
Como puede observarse en la evidencia presentada, la educación es la variable clave tanto para explicar la excesiva desigualdad de la distribución del ingreso como para explicar la condición de ser pobre; y a su vez es la que más fácilmente puede ser influenciada y modificada por políticas públicas.
En segundo lugar; encontramos la hipótesis de la tecnología/información que sostiene que la condición de ser pobre se debe al no acceso y desconocimiento de tecnologías y prácticas de producción modernas de parte de los pobres (Ruttan, 1982) que a su vez depende del bajo nivel educativo de los pobres. Debido a que su tecnología es muy atrasada, la productividad de la mano de obra, su recurso relativamente más abundante, es muy baja (Figueroa, 1991). Consecuentemente la política que sugieren es destinar más recursos para implementar y mejorar acciones de asistencia técnica, capacitación, servicios de extensión, etc.
Las dos hipótesis presentadas apuntan a señalar, que la desigualdad en la distribución de ingresos y el desconocimiento de tecnologías y prácticas de producción moderna por parte de los pobres tienen como explicación última, su bajo nivel educativo. En esa misma dirección, Londoño y Székely (1997) sugieren que gran parte del exceso de desigualdad en América Latina parece poderse explicar por los altos niveles de desigualdad de la tierra y del capital humano. Es decir, la pobreza es un problema de una desigual distribución de capacidades productivas (Iguiñiz, 1994)22. En cualquier caso la explicación presentada refuerza aquella hipótesis del capital humano, que sostiene que la pobreza se debe en gran medida al bajo acceso a la educación y a su mala calidad (Schultz, 1964).
Seguro que la prioridad de política apunta por incrementar la inversión en capital humano. En la literatura más reciente el capital humano no sólo aparece como el factor mas importante en la explicación de la condición de ser pobre (CEPAL, 1996), sino, también como el factor más importante del proceso de crecimiento económico (Romer, 1994; Becker et. al. 1990) que debe ser una condición necesaria para reducir la pobreza.
Romaguera et.al (1994) cuando muestran los resultados del modelo de regresión Logit, señalan que la variable de capital humano y variables demográficas resultan tener una alta incidencia en la probabilidad de ser jefe de hogar pobre, basta teminar con los estudios secundarios para que la probabilidad de ser pobre se reduzca de 10,7 % en comparación con el 19 % del individuo promedio. Es decir, completar los primeros 8 años de educación le significan a una persona reducir la probabilidad de pertenecer a un hogar pobre de un 60 a un 21 %, porcentaje que es levemente superior al promedio o completar la media reduce esa probabilidad a un 10 %.
En el corto y mediano plazo la relación escolaridad y estrato de ingreso al que pertenece un hogar se trasmite por dos mecanismos: por el efecto que la escolaridad tiene sobre la tasa de participación (incorporación o no a la fuerza de trabajo) de la persona y por el efecto que ejerce sobre la inserción ocupacional específica y las oportunidades de obtener ingreso. Mientras menor es la escolaridad menor es la tasa de participación económica de los adultos distintos al jefe/a de hogar (en particular de la conyugue) y más precaria es la inserción ocupacional específica del jefe/a y de los otros integrantes adultos en el hogar (Romaguera, et. al., 1994).
En un plazo más largo (inter-generacional), Romaguera sugiere que el efecto de la escolaridad paterna sobre la pobreza se trasmite a través del "desempeño educacional" de los niños23; el mismo, que depende a su vez de la situación de ingreso del hogar, de factores más de órden cultural (escolaridad de los padres) y de factores propios del entorno local (zona rural o urbana).
En tercer lugar; encontramos aquella hipótesis que enfatiza el capital físico como fuente de explicación de la pobreza. Es la falta de el capital físico privado (tierra, vivienda, ganado, bienes raíces, activos microempresariales o del trabajo por cuenta propia) y el capital físico público (infraestructura de transporte o de servicios públicos de agua y electricidad) la que explica la pobreza. Es decir, la pobreza es un problema de cantidad y calidad de dotación física de los medios de producción. Es un problema de heterogeneidad o desigualdad socio-productiva entre productores. Se refiere a la desigual distribución social de la cantidad y calidad de los medios de producción más que a la naturaleza privada de la propiedad misma (Iguiñiz, 1994).
Los pobres y sobre todo los más pobres que trabajan con recursos productivos propios y en unidades de baja productividad están prácticamente condenados a no superar la condición de ser pobre; esto debido a las características intrínsecas de la competencia mercantil entre productores de diversa productividad.
Es la falta e inadecuado desarrollo de infraestructura física local, regional y nacional (carreteras, caminos, energía eléctrica, agua, desagüe, etc.) (Mosher,1981) la que origina los altos niveles de pobreza. Quienes proponen esta explicación, sugieren políticas que incrementen el tanto el gasto público como el privado en el ámbito urbano y rural de las zonas pobres. De manera mas general proponen implementar políticas de "desarrollo urbano y rural" en zonas pobres.
En cuarto lugar; encontramos el enfoque institucional (el capital institucional). Los pobres operan en un contexto de escaso desarrollo de los mercados o mercados imperfectos con poca información y altos costos de transacción por unidad de producto. Esto impide que aquellas personas que viven en este contexto no puedan mejorar sus condiciones. (Figueroa, 1991; De Janvry et. al. 1989). Este capital institucional esta asociado a la falta de definición de los derechos de propiedad de la tierras rurales, de las viviendas urbanas, de los activos microempresariales que hace que las familias (urbanas y rurales) puedan tener derecho a explotar tierras o recursos naturales o cualquier otro activo, pero no pueden vender ni hipotecar los activos. En este caso son las restricciones institucionales las que impiden la acumulación (impiden al acceso, el uso, el financiamiento, la adquisición y la acumulación de activos). Es decir la productividad de los más pobres está restringido por la ausencia de mercados (market incompletedness), este sería el caso evidente de "pobreza ineficiente".
En quinto lugar; la pobreza está también asociado a la falta de capital social. La condición de ser pobre generalmente esta asociado a un estado socialmente impuesto (cultura, tradición, relaciones sociales, etc.) que genera que los pobres no puedan escapar al circulo vicioso de la pobreza. Este es el recurso más escaso de los pobres que no le permite tener movilidad social, generando una cultura de la pobreza.
Sin embargo, existe la posición de que es en los sectores populares (pobres) donde esta más desarrollado el capital social (existen diversas modalidades de coordinación y cooperación de los agentes por fuera del mercado; adoptan distintas modalidades de organización para enfrentar muchos de los problemas que ni el Estado ni el mercado los resuelven) (Quispe, 1997). En ese sentido tienen un recurso bastante valioso, la organización que les permite -en algunos casos- tener un papel más activo en la vida económica (Figueroa, 1991). Estos activos generan ingresos y/o bienestar dependiendo de los mercados y el comportamiento de los agentes económicos. El mercado en tanto determina el uso de los activos y sus precios, en función de la oferta y demanda de factores; y el comportamiento de los agentes económicos que puede tener preferencias individuales diferentes, que puede enfrentar hechos exógenos como la suerte o el entorno macroeconómico, etc.. La combinación de estos aspectos determinará los recursos que se obtienen por la posesión de los activos (BID, 1997).
En sexto lugar, encontramos aquella hipótesis que asocia la pobreza y la dispersión de ingresos con las variables asociadas a localización espacial o regional (zona rural o urbana) (Romaguera, 1994; Iguiñiz, 1994). La distinción pobreza - riqueza adquiere una connotación territorial (Iguiñiz, 1994). Es decir, la desigualdad social adquiere características peculiares cuando la concentración del capital y las inversiones es a la vez una concentración geográfica.
Factores como la escolaridad de los padres/madres y la situación del ingreso de los hogares afectan el desempeño educacional. En el estudio realizado por Romaguera (1994) encuentra que la situación económica del hogar es un factor determinante de la situación educacional de los niños en el medio urbano que en el rural. Cuando el hogar con padres de escolaridad baja se encuentra en una situación de ingreso más favorable el "desempeño educacional" de los niños mejora, fuertemente en el medio urbano y débilmente en el rural. Esto implica la gravitación de las variables asociadas a áreas geográficas o territorios en la explicación de la dispersión de ingresos, en marcar diferencias en los determinantes de los ingresos familiares (escolaridad principalmente) y en la probabilidad de ser pobre. Esto significa que es importante considerar particularidades de contexto territorial cuando se implementan política de lucha contra la pobreza.
En séptimo lugar; se considera también como factor determinante de la pobreza a la composición demográfica y situación de actividad de los miembros del hogar. Cuando se trata de explicar la pobreza, es notable la relevancia del número de personas en el hogar. Romaguera (1994) muestra que con 2 personas más que el promedio, que es de 4, la incidencia de la pobreza llegaría a un 51 % y con 10 a un 94.8 %.
En términos generales, la incorporación a la fuerza de trabajo debe ser un elemento clave para superar la pobreza, sin embargo, esto sólo será posible en condiciones macroeconómicas estables; de no ser así - p.e. periodos recesivos-, lo que sucederá es que esta población se incorporará a la masa de desempleados que hay en la sociedad.
En octavo lugar; encontramos que el crecimiento económico es una de las principales causas que determina la pobreza. El Banco Mundial (1995) en un ensayo realizado en honor a Hollis Chenery, concluyen, que ningún esfuerzo de reducción de pobreza tendrá un impacto duradero si no es acompañado de un programa consistente de crecimiento económico. No obstante, la pobreza debe ser atacada directamente ya que los frutos del crecimiento no son automáticamente distribuidos para todos25. El mismo Banco Mundial (1990) en el Informe de Desarrollo Mundial de 1990, presenta la evidencia de que en algunos países como Brasil y Pakistán, el crecimiento ha aumentado el ingreso de los pobres, pero los servicios sociales han recibido demasiada poca atención; como resultado la mortalidad entre niños permanece alta y la matricula primaria es baja, y el pobre no está bien dotado como para tomar ventaja de las oportunidades económicas. En otros países en cambio, se ha enfatizado mucho la provisión de servicios básicos pero el crecimiento económico ha sido bajo. A partir de esta evidencia, el Banco Mundial sugiere que la estrategia de lucha contra la pobreza debe tener dos elementos. Por un lado, se debe de promover el uso productivo del activo más abundante del pobre: su fuerza de trabajo y por otro, dotar de servicios sociales básicos al pobre.
Gary Fields (1989) presenta la evidencia empírica de la relación entre le crecimiento económico y pobreza en un trabajo realizado para 22 países en desarrollo. Encuentra que la pobreza había disminuido en casi todos los países que registraron periodos de crecimiento económicos significativos. De los 18 casos contados de pobreza consistentes para ser evaluados a lo largo del tiempo, la pobreza disminuyó en catorce, se incrementó en tres y no exibió tendencia clara en un caso.
Por su parte Birdsall y Londoño (1997) sugieren que los altos niveles de desigualdad de los activos han estado asociado con una menor acumulación de capital y menor crecimiento económico, generando por tanto menor reducción de la pobreza en varios países.
Larrañaga (1994) demuestra que el crecimiento económico es la principal causa que ha determinado la reducción de la pobreza en Chile durante 1987-1992. Considera que el 80 % de la reducción en el porcentaje de los hogares pobres se explicaría por el crecimiento del ingreso medio de los hogares en el periodo: el 20 % restante se debería al efecto de desigualdad.
La evidencia empírica de la relación entre el crecimiento económico y pobreza en el Perú no es tan amplia. Altimir (1982) con los datos de la ENCA de 1972, estima que el 50 % de las familias peruanas vivían en pobreza crítica y el 25 % en pobreza extrema a principios de la década del 7028. Los cálculos de la CEPAL (1990) sobre la incidencia de la pobreza en el Perú a principios de los ochenta reflejan las consecuencias del crecimiento acumulado de la década de los setentas: la pobreza crítica se había reducido a 46 % y la pobreza extrema había disminuído a 21 %. Por otro lado, el crecimiento nulo registrado durante 1980-1985 (2.4 % de caída en el ingreso per cápita anual) trajo como consecuencia que en 1986 la pobreza crítica y extrema se incrementaran a 52 % y 25 % respectivamente.
Yamada y Ruiz (1996) presenta evidencias que demuestran que, entre 1991 y 1994, la pobreza en el Perú se ha reducido y que los hogares han visto crecer sus ingresos. Es claro que esto es consecuencia de la recuperación económica que experimento el Perú en el mismo periodo. Así mismo, el crecimiento económico se ha dado sin deterioro en la distribución; es decir el Trickle down no ha funcionado. Según Yamada, este hecho ha sido posible gracias a la mejora en el retorno al capital (tanto físico como humano), el gasto social (a través de FONCODES), la reducción de la inflación y disminución de la violencia subversiva.
Por su parte Andrés Medina (1996), a partir de un procedimiento estadístico de descomposición sustentado en la estimación de la curva de Lorenz parametrizadas, estima el efecto del crecimiento y la distribución sobre la pobreza para el caso peruano. Muestra que la reducción en los niveles de pobreza -aproximada a través de la evolución del porcentaje de la población pobre, la magnitud de la brecha de la pobreza y el FGT2- se explica fundamentalmente por el efecto del crecimiento, el cual fue parcialmente contrarrestado por el efecto distribución. En ese sentido, el crecimiento económico exibió una alta eficacia en términos de reducción de pobreza.
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