La economía de autosubsistencia de las comunidades indígenas incorpora a los niños del grupo familiar en la producción a temprana edad. La responsabilidad de su contribución al ingreso familiar aumenta al incrementarse la edad del niño, por lo que la importancia de la participación de la población infantil y adolescente en la producción es innegable; considerándoseles fuerza de trabajo complementaria en la unidad económica familiar. | De acuerdo al Censo de Población de 1993, hay 79,243 personas entre 6 y 17 años. De ellos 45,183 niños constituyen la población de 6 a 11 años y 34,060 son adolescentes de 12 a 17 años. De la población mencionada el 10% (7,869) trabaja. En el grupo de niños y adolescentes que trabajan, el 17% (5,971) corresponde al grupo de 12 a 17 años mientras que para el grupo de edad de 6 a 11 años la incidencia era del 4% (1,898 niños). | La economía de autosubsistencia de las comunidades indígenas incorpora a los niños del grupo familiar en la producción a temprana edad. |
Por grupos étnicos los Campa
Nomatsiguenga (7%) y los Achual (6%) presentan las proporciones
más altas de trabajo infantil. Por tramos de edad los distintos
grupos étnicos mantienen la tendencia señalada para
el conjunto de comunidades, es decir la manifiesta incorporación
a la actividad productiva de los grupos de mayor edad.
Diferenciado por sexo, la proporción de niños y adolescentes varones que trabajan (60%) es visiblemente superior a la de las niñas (40%). Por grupos de edad, el 4% de los niños y el 4% de las niñas de 6 a 11 años realizan alguna labor, mientras que en el tramo de 12 a 17 años lo hacen el 21% y el 14% respectivamente. Proporciones que se explican no sólo por el mayor número de niños existente en las comunidades, sino por las diferencias de género que condicionan el establecimiento de roles sociales entre niños y niñas. |
Los tradicionales espacios de socialización
del niño (la calle y el trabajo) son más amplios
que los de las niñas, limitados básicamente a la
escuela y el hogar. Las niñas que laboran reproducen el
estereotipo sexual vigente concibiendo su actividad como un aporte
a la sobrevivencia del grupo familiar (Alarcón, 1993).
Los niños y las niñas que estudian y trabajan forman el 3% de la población. Por grupos de edad la proporción de niños y niñas que trabajan y estudian son similares para ambos sexos. Asimismo, el 3% de los niños Campa Nomatsiguenga estudia y trabaja; en igual situación está el 2% de los Achual, de los Campa del Pichis y de los Aguaruna. | En el grupo de niños y adolescentes que trabajan, el 17% (5,971) corresponde al grupo de 12 a 17 años mientras que para el grupo de edad de 6 a 11 años la incidencia era del 4% (1,898 niños). |