3.3.- Consecuencias Socioeconómicas individuales

      El embarazo, en contextos donde la maternidad es un aspecto central de la definición de la identidad de la mujer, puede dar status a la adolescente casada. Sin embargo, en contextos donde existe un control social, el embarazo precoz es estigmatizado, ya que usualmente provoca el fin del proceso educacional, y/o proyecto de vida de la adolescente.

      Por otro lado, el embarazo adolescente constituye un factor importante en la transmisión intergeneracional de la pobreza. En este caso, la pobreza es asociada a bajos niveles de educación, ya que la mayoría de madres adolescentes no termina la educación secundaria, porque el sistema educativo no lo permite o por que ellas se sienten diferentes de sus pares, y deciden no continuar sus estudios. En consecuencia los bajos niveles educativos son asociados con la incorporación en el mercado laboral en actividades de baja productividad y por ende con bajos ingresos. Lo que es más, bajos niveles educativos y embarazo precoz están estrechamente correlacionados con fecundidad y paridez alta (Villarreal, 1998).

      Resultados del estudio muestran que, entre las madres adolescentes la mayor proporción -42%-, no estudia ni trabaja. Sólo 2 de cada 10 se dedican a estudiar y 3 de cada 10 solo trabaja, mientras que entre sus pares no madres, la mayoría sólo estudia, 45%.

       

      Ante la pregunta de cuales eran las razones de no continuar con los estudios, el 40% de las madres adolescentes respondió "quehaceres del hogar", evidenciando desventaja en cuanto a posición social y económica frente a sus pares no madres.