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2.4. Comparación entre el Índice de Desarrollo Humano y el Índice de Desarrollo Relativo al Género Al comparar los índices de desarrollo humano (IDH) y desarrollo relativo al género (IDG), se observa que en la década de los 90 ambos presentan un recorrido ascendente similar y una ligera tendencia hacia la disminución de las brechas existentes entre los sexos. La evolución positiva del IDH de 0,572 en 1991 a 0,667 en 1997, y del IDG de 0,531 a 0,640, en el mismo período, expresa el avance importante de la capacidad humana básica, sea en esperanza de vida, educación como en los ingresos de la población en su conjunto, pero que dicha capacidad básica se ha logrado brindando mayores beneficios a mujeres que a hombres, es decir, acortando las brechas entre los sexos existentes. Los avances registrados en el IDH de 0,095 puntos y en el IDG de 0,109, son el sustento de lo aseverado. Aunque los avances logrados son importantes, la insuficiencia del desarrollo entre los géneros (0,360) continúa siendo mayor a la insuficiencia presentada en el desarrollo humano (0,333). Por ello, es aún grande el recorrido que hay que realizar para alcanzar la equidad entre los sexos, requiriéndose mayores esfuerzos para mejorar la condición humana y su distribución equitativa entre mujeres y hombres. ![]()
En los departamentos de Ucayali, Madre de Dios, Junín, Loreto, Amazonas, Cusco, Puno, Huánuco, Ayacucho y Huancavelica muestran ventaja en su categoría de IDG respecto de su categoría según el IDH. Significa que en estos departamentos se han efectuado inversiones en la salud y la educación de sus habitantes, sea cual fuere su sexo, y como resultado lograron un avance mayor en cuanto al desarrollo de la capacidad básica de la mujer.
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Asimismo, en los departamentos de Moquegua, Tacna, Arequipa, La Libertad, Lambayeque y San Martín, la categoría según el IDG es inferior a la categoría alcanzada según el IDH. En estos departamentos, la diferencia no radica en indicadores de salud y educación, que están bien distribuidos entre hombres y mujeres; la diferencia está en la participación femenina en el ingreso proveniente del trabajo, en comparación con la participación masculina, lo cual estaría reflejando una menor proporción de la PEA femenina y un menor salario medio.
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DESARROLLO HUMANO Y DESARROLLO RELATIVO AL GENERO, 1997
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