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8.1 Mujeres y hombres en los gobiernos locales Tras haber logrado el derecho al voto en 1955, las mujeres peruanas realizan el ejercicio pleno de sus derechos electorales recién a partir de 1978, año en que las personas analfabetas ganan su ciudadanía. Y es que, como ya ha sido señalado, el analfabetismo afecta en mayor proporción a las mujeres, por lo que, por ejemplo, en las elecciones generales de 1955 más de la mitad de las mujeres no pudieron participar en la elección de sus gobernantes por estar en condición de iletradas. Con el restablecimiento de la democracia en 1980 se restablece también las elecciones para los órganos de gobierno local, tanto provinciales como distritales. Si bien más del 50% de sufragantes son mujeres, la representación lograda por estas a nivel de alcaldesas y regidoras siempre ha sido ínfima. SEXO, 1983 Y 1996
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En el cuadro que antecede se ha tomado como ejemplo las representaciones logradas para los años de 1983 y 1996. En el se aprecia que las alcaldías y regidurías alcanzadas por mujeres y hombres expresan la existencia de brechas abismales. En los años mencionados entre un 97% y un 98%, de los alcaldes elegidos fueron hombres, mientras la representación femenina apenas alcanzaba la diferencia, esto es entre el 2% y el 3% del total. Para el caso de las regidurías, la proporción obtenida por las mujeres asciende a casi el triple de las alcaldesas, sin dejar de ser una pequeña proporción que no alcanzaba siquiera al 10% de las representaciones analizadas. La representación alcanzada por las mujeres muchas veces obedecía a que eran pocas las que postulaban a dichos cargos. Sin embargo, por lo menos en la década pasada y los primeros años de la actual, cuando el liderazgo femenino salta a la palestra desde el movimiento social, la gestión empresarial, la vida académica, y los partidos políticos, entre otros, la falta de candidaturas femeninas tenía, como se ha señalado, en los grupos dirigentes de los partidos políticos a uno de sus más grandes responsables.
Por otra parte, las diferencias en las proporciones alcanzadas para alcaldesas y regidoras, obedecerían no solamente a la menor proporción de postulantes mujeres a las alcaldías. También expresarían la menor confianza del electorado en las mujeres para el ejercicio de la más alta investidura municipal. Efectos de la "Ley de Cuotas"Aprobadas las recientes innovaciones sobre los procesos electorales, donde se introducen las cuotas mínimas del 25% para mujeres y hombres, se realizan las elecciones municipales de octubre de 1998, los cuales cambiaron de manera importante el panorama de género en los cargos elegidos. COMICIOS MUNICIPALES DE 1983, 1996 Y 1998
De los resultados del último proceso electoral se aprecia el notable incremento en las regidurías femeninas, las mismas que pasan de 933 a 2312 en el ámbito nacional, alcanzando la mayor presencia de la historia electoral nacional, al sumar más del 21% del total de regidores. Sin embargo, la proporción de elegidas es menor que la proporción mínima de candidatas, debiéndose ello en parte a las limitaciones que presenta la misma ley de cuotas, que no considera dentro de sus alcances la ubicación que hombres y mujeres deben tener en las listas. ![]()
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En el caso de las alcaldías, la presencia de las mujeres tuvo un leve incremento de 13,8%, al pasar de 2,9% en las elecciones municipales de 1996 a 3,3% en los comicios de 1998. Esta baja representación femenina obedecería a la reducida postulación de candidatas mujeres, como a la ya señalada falta de confianza de la población hacia las mujeres, situaciones ambas que la ley de cuotas no ha logrado corregir. SEGÚN SEXO, 1995-1998
Como se puede apreciar en el cuadro que antecede, algunos hechos de mucha importancia se aprecian en la provincia de Lima. Las alcaldesas mujeres en las elecciones de 1996 representaron poco más del 12% del total de alcaldes distritales. Para 1998 esta proporción alcanzó el 17%, expresando un incremento del 40% con respecto al período anterior. Este crecimiento proporcional es de gran importancia y residiría más que en las cuotas en la buena gestión que las alcaldesas han realizado en los distritos donde les tocó gobernar. Por ello, 4 de las 5 alcaldesas elegidas en 1995 fueron nuevamente postuladas por sus propias organizaciones políticas, y resultaron reelegidas en todos estos casos. Es decir, el 80% de las alcaldesas obtuvieron nuevamente la confianza de sus electores y volvieron a salir elegidas, mientras que en el caso de los varones, los 14 alcaldes reelectos representan casi el 40% de los elegidos en el período anterior. Los beneficios alcanzados con la ley de cuotas al lograr una mayor representación femenina en las regidurías de los gobiernos locales serán parte de los soportes para ampliar el espacio de acción de las mujeres, generalmente restringido a los ámbitos del bienestar y la asistencia social. Su paso por otras dimensiones del gobierno local, como desarrollo urbano, comercialización, transporte urbano, participación vecinal, servicios a la ciudad, entre otros, permitirá permear estos espacios de la vida de las ciudades no solamente a las necesidades de las mujeres, que de por sí representan a la mitad de la población, sino para asumir la tarea de gobierno como una acción global, integral. La combinación de eficiencia con mecanismos de acción positiva, como la ley de cuotas, ha tenido muy buenos resultados inmediatos. Sin embargo, sería necesario perfeccionar el mecanismo electoral con aspectos relacionados con la ubicación de candidatas y candidatos en las listas, como también incluir en las cuotas electorales a las alcaldías, por lo menos cuando las listas sean presentadas en más de un distrito. |