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Introducción
A
l iniciarse el nuevo siglo y el nuevo milenio, el Perú enfrenta múltiples y enormes desafíos. Ellos son producto de un cambio de época, marcado por la globalización, la competencia, el desarrollo tecnológico y la sociedad del conocimiento. Nuestro país deberá integrarse ventajosamente al escenario global y alcanzar sus objetivos nacionales de crecer con estabilidad, generar empleo y erradicar la pobreza. Los retos inherentes a la globalización van de la mano con aquéllos que son producto de nuestro desarrollo histórico, caracterizado por profundas desigualdades entre el campo y la ciudad, entre la capital y las provincias y entre hombres y mujeres. Es responsabilidad compartida por el Estado y la sociedad civil acortar las brechas sociales y avanzar en el camino hacia un país más integrado e igualitario, con oportunidades para todos. En este sentido, resulta indispensable que los ejecutores de política cuenten con información confiable sobre la realidad que confrontan así como con instrumentos de medición que constituyan herramientas válidas para la toma de decisiones. Este trabajo tiene como propósito hacer una revisión sobre los avances registrados durante esta década en la reducción de las brechas que han existido históricamente en el país entre mujeres y hombres, así como ser un aporte para los ejecutores de política y todas las personas e instituciones interesadas en avanzar en la equidad de géneros. El proceso de desarrollo del Perú requiere de una participación igualitaria de hombres y mujeres. La inequidad entre géneros no sólo atenta contra los derechos humanos, sino que configura uno de los principales escollos para el avance del Perú en sus objetivos de constituirse en una nación justa y próspera. Las mujeres en el Perú representan más del 50% de la población nacional. Y a pesar del progreso registrado en términos de educación y salud en las últimas décadas, es aún largo el camino que nuestro país debe recorrer -como se demuestra en este estudio- para lograr que las mujeres dispongan de las mismas oportunidades que tienen los varones. El enfoque del desarrollo humano impulsado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es una perspectiva conceptual que coloca a las personas como centro y sujeto del proceso de desarrollo, que busca la ampliación de sus oportunidades para que puedan llevar una vida digna, y que no confunde los fines con los medios. El fin último del desarrollo es el bienestar de los seres humanos, mientras el crecimiento económico es un medio para alcanzarlo. El desarrollo humano se sustenta en tres principios fundamentales: la participación, es decir las personas son las gestoras de su propio desarrollo; la equidad o el igual acceso a las oportunidades; y la sustentabilidad, esto es, el desarrollo debe ser perdurable a fin de beneficiar tanto a las generaciones presentes como a las futuras. Es precisamente este marco conceptual el que ha sido utilizado para la elaboración de nuestro estudio. El desarrollo humano implica avanzar en la equidad entre géneros. La metodología de medición del desarrollo humano diseñada por el PNUD, cuya principal herramienta es el Índice de Desarrollo Humano, es aplicada al contexto peruano por este trabajo. Como también lo son el Índice de Desarrollo de Género, el Índice de Potenciación de Género y el Índice de Pobreza Humana. Nuestro estudio está dividido en ocho capítulos. El primero trata sobre los avances en la igualdad entre los géneros registrados por el Perú en las últimas décadas. El segundo aborda el tema de género desde la perspectiva del desarrollo humano. Para ello hemos utilizado el Índice de Desarrollo Humano (IDH) desarrollado por departamentos, así como el Índice Relativo al Género (IDG), que mide el adelanto logrado por mujeres y hombres en los tres ámbitos esenciales del desarrollo humano: la salud, la educación y los ingresos. El IDG se ha incrementado en 20,5% entre 1991 y 1997, observándose una tendencia creciente hacia una mayor equidad entre los géneros. Sin embargo, es preciso destacar que estos avances no alcanzan de manera equitativa a todas las mujeres sino a aquéllas pertenecientes al ámbito urbano, y se concentran fundamentalmente en algunos departamentos como son Lima y la Provincia Constitucional del Callao. Este capítulo analiza también la evolución del Índice de Potenciación de Género (IPG). Este indicador mide el grado de participación de la mujer en los ámbitos profesional, económico y político. Descubrimos aquí valores muy bajos, que reflejan que es aún incipiente el desarrollo de la mujer en el Perú en términos de oportunidades de participación económica y política. El tercer capítulo de nuestra investigación analiza el tema de la salud. La inversión en salud, así como los aspectos de mortalidad, morbilidad y salud reproductiva son explorados por el estudio. La investigación demuestra que en la década de los 90 la salud de hombres y mujeres ha avanzado notablemente. El aumento de la esperanza de vida, la disminución de las tasas de mortalidad, el incremento de la cobertura de inmunizaciones y el mayor acceso a los servicios básicos de saneamiento han hecho posible esta mejora sustancial. No obstante, se observan aún grandes disparidades entre los ámbitos urbano y rural. El cuarto capítulo aborda el tema fundamental de la educación: el acceso al servicio en sus diversos niveles, el analfabetismo y el clima educativo del hogar. La educación constituye la mejor inversión para alcanzar el desarrollo humano y avanzar en la equidad entre los géneros. La expansión educativa registrada en las últimas décadas representa un cambio fundamental que abre las oportunidades para ambos géneros. Tanto en los niveles de educación inicial y primaria como de secundaria, se observa una virtual paridad entre hombres y mujeres. Sin embargo, como sucede con la salud, persiste la disparidad entre las áreas urbana y rural, en desmedro de esta última. El capítulo quinto analiza la participación de mujeres y hombres en la fuerza laboral. La masiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo constituye uno de los grandes cambios sociales registrados en el Perú durante las últimas décadas. Del total de la población económicamente activa (PEA) urbana, el 44,3% está conformado por mujeres y el 55,7% por hombres. Sin embargo, esta creciente participación femenina se da sobre todo en empleos de fácil acceso, baja productividad y escasa calificación. Es importante resaltar asimismo que las mujeres ingresan al mercado laboral en situación de desigualdad. Los hombres obtienen mejores ingresos por igual trabajo y tienden a desempeñar los puestos de mayor jerarquía. El ingreso medio de la mujer representa alrededor de las tres cuartas partes del ingreso masculino. Esta diferencia confirma la existencia de discriminación salarial en contra de la mujer. El sexto capítulo aborda un tema de particular importancia para el desarrollo humano y la lucha contra la pobreza. Se trata de la Jefatura de Hogar Femenina. Alrededor de la cuarta parte de los hogares peruanos tiene como jefe a una mujer. De esa suma, el 95% es monoparental, es decir la mujer conduce el hogar sola, sin la presencia del cónyuge. El estudio demuestra que existe una correlación entre jefatura de hogar femenina y pobreza. El tener que mantener a los hijos en condiciones de desventaja debido a las menores oportunidades que tienen las mujeres para generar ingresos, así como a la discriminación existente en el mercado laboral, son factores que tienden a reproducir la pobreza en el país. El capítulo séptimo analiza el Índice de Pobreza Humana. Este indicador mide el grado de privación humana en términos de supervivencia, acceso a conocimientos y a un nivel de vida digno. En el caso del Perú, el 15% de la población es vulnerable a las tres privaciones humanas básicas: la muerte temprana -esto es su esperanza de vida al nacer es de 40 años-, la exclusión de un acceso mínimo a la educación y la carencia de un nivel de vida digno. Finalmente, el último capítulo del estudio trata sobre la participación política de mujeres y hombres. Es destacable que al iniciarse el nuevo milenio, se vayan consolidando nuevos espacios de participación para las mujeres peruanas. Al respecto, uno de los logros importantes de la década ha sido la denominada "Ley de Cuotas", que consagra el derecho de las mujeres a acceder cuando menos al 25% de las candidaturas de las listas de las agrupaciones políticas participantes en los procesos electorales. En el ámbito municipal, el 21% de las regidurías es ocupado por mujeres. La participación de la mujer en el Congreso ha aumentado también durante esta década. Mientras en el período 1990-93 el 6,6% de los escaños parlamentarios fue ocupado por mujeres, en el período 1995-2000 este porcentaje aumentó al 10,8%. Es destacable, asimismo, la participación de la mujer en el Poder Ejecutivo, aunque el número de Ministras y Viceministras es aún bastante reducido. Género, Equidad y Disparidades: Una Revisión en la Antesala del Nuevo Milenio, es un estudio que, como su nombre lo indica, no tiene la pretensión de la exhaustividad analítica. Busca sí, constituirse en un aporte para la reflexión y para la acción, dentro de una perspectiva que, al rescatar el papel central de los seres humanos en los procesos de desarrollo, potencie las capacidades de las mujeres y de los hombres del Perú, amplíe sus oportunidades y conduzca al país hacia el bienestar y la prosperidad. |