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ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿ ³ 3.6. COMENTARIOS AL TEMA: OTRAS METODOLOGIAS PARA ESTUDIOS ³ ³ DE POBREZA EN RELACION CON PROGRAMAS SOCIALES ³ ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ COMENTARISTA N§ 1: Dehera Bruce Banco Central de Reserva (BCR) Lima, Per£ Quisiera reflexionar acerca de algunos aspectos relacionados con los sistemas de informaci¢n de los pa¡ses, los que han sido abordados de distinta manera y salen a luz a partir de la lectura de los trabajos que se presentaron en esta sesi¢n. Ya hemos hablado de conceptos, mediciones, m‚todos y sofistica- ciones varias. Un tema enfatizado en el mbito de las encuestas, especialmente en el trabajo de Juan Carlos Feres, fue el del mejoramiento de la calidad, cobertura y pertinencia de la informaci¢n que se genera en las encuestas. Pa¡ses como Chile, al que hemos tenido acceso a trav‚s de la Encuesta de caracterizaci¢n socioecon¢mica nacional (CASEN) y de la Encuesta de caracteriza- ci¢n social para la asignaci¢n de subsidios, o Ficha CAS, nos permiten aprender mucho. Quisiera plantear todos los puntos desde la perspectiva del sistema de informaci¢n del Per£. Dados nuestros escasos recursos, es necesario que las encuestas que hacemos se complementen y especialicen seg£n diferentes fines. Esto, naturalmente, tiene como requisito el que haya un trabajo coordinado de todas las instituciones p£blicas y privadas. Tenemos la Encuesta nacional de niveles de vida (ENNIV), la Encuesta nacional de prop¢sitos m£ltiples (ENAPROM) y ahora la Encuesta nacional de hogares, como los principales instrumentos. La ENNIV ha tenido la importante funci¢n de sensibilizar, no solamente a la poblaci¢n sino tambi‚n a las autoridades que se encuentran en los niveles m s altos de decisi¢n, respecto de la situaci¢n y la gravedad de la pobreza. Hemos comprobado, y parece que necesit bamos comprobarlo con encuestas, que lo ya visto hace m s de 25 a¤os sigue siendo cierto: las zonas que entonces eran m s pobres son tambi‚n hoy las m s pobres, y las actividades econ¢micas siguen siendo las mismas, con el agravante de que ahora la pobreza es m s severa y se ha extendido a la ciudad. Gustavo Yamada ha mencionado diversos trabajos que se han hecho a partir de las ENNIV. Como ‚l tambi‚n dijo, con las encuestas m s recientes se ha trabajado m s. Se han realizado incluso trabajos adicionales a los que ‚l mencion¢; algunas personas han hecho malabares para trabajar sobre el impacto distributivo del gasto, se ha empezado a trabajar en focalizaci¢n, en descomposici¢n de cambios en pobreza e, incluso (a manera de trabajo interno del Instituto Nacional de Estad¡stica y el Banco Central de la Reserva, BCR), se ha utilizado el gasto estimado a partir de la ENNIV para contrastar el gasto del consumo privado con el que resulta de las cuentas nacionales. Dejo sin embargo como inquietud -y este es el primer punto- el interrogante de si realmente las ENNIV han cumplido el papel para el cual supuestamente las creamos, y digo creamos, porque el BCR particip¢ en el financiamiento de la primera ENNIV en 1985. Lo que queremos es un instrumento gil, de apoyo en la gesti¢n de gobierno. Para que efectivamente sea as¡, este instrumento debe ser perfeccionado y me parece que varias personas han mencionado ya de qu‚ manera podr¡amos trabajar con estas encuestas. Yo hago referencia a la ENNIV porque la conozco y no conozco con mucho detalle las encuestas nacionales de hogares, pero creo que los comentarios pueden ser pertinentes para ambas. Es necesario que pensemos en ampliar la cobertura de las encuestas para permitir niveles de inferencia m s desagregados. La ENNIV s¢lo permite la desagregaci¢n a nivel de siete dominios. Sin embargo, para el dise¤o de pol¡ticas distintas a las macroecon¢- micas esta desagregaci¢n no es suficiente en un pa¡s tan heterog‚neo como el nuestro. Podemos entonces pensar en una mayor cobertura sacrificando la extensi¢n (que es de m s de 500 preguntas). Incluso pienso que podemos revisar algunos m¢dulos. El m¢dulo de la actividad agropecuaria que te¢ricamente parece interesant¡simo para un pa¡s como el nuestro, en realidad, en la medida que s¢lo esta orientado a los hogares, deja fuera la posibilidad de an lisis de toda actividad agropecuaria distinta de los hogares, como son las empresas agr¡colas, las comunidades campesinas y las empresas asociativas. El m¢dulo de ahorro e ingreso tambi‚n tendr¡a que ser eliminado, ya que no ha sido utilizado y no permite un an lisis muy exhaustivo del tema. En resumen, el primer punto ser¡a la complementariedad de las encuestas, su pertinencia, el trabajo coordinado; el segundo ser¡a el de c¢mo mejorar las encuestas que tenemos. En relaci¢n con los objetivos de la ENNIV, creo que en el actual contexto socioecon¢mico ‚stos deben ser modificados. El instrumento podr¡a tener como objetivo, igual que la CASEN, evaluar el impacto de las pol¡ticas sociales, a la vez que peri¢dicamente -y no necesariamente cada a¤o- nos permita analizar la evoluci¢n de los niveles de vida. Sacrificar¡amos la periodicidad para ampliar la cobertura y para mejorar el an lisis de la informaci¢n que nos proporcionan los m¢dulos. Estas modificaciones est n pensadas con conciencia de que tenemos la gran restricci¢n de la escasez de recursos. Somos un pa¡s pobre y no podemos destinar tantos recursos a encuestas de gran envergadura. En cambio, podemos reformular los m¢dulos y, a la manera de la CASEN, pensar que algunos gobiernos regionales o locales que est‚n interesados en ciertos temas espec¡ficos estar¡an dispuestos a colaborar en el financiamiento de la encuesta. Podr¡amos tener un m¢dulo central com£n para todo el pa¡s, y algunos gobiernos regionales o departamentales podr¡an financiar una parte de los temas espec¡ficos de inter‚s, que permitan mayores desagregaciones. El tercer punto es preguntarnos si las encuestas y los censos son suficientes. Tal vez cuando estamos hablando de sistemas de informaci¢n no deber¡amos contentarnos con las encuestas y los censos. Estos no son suficientes ni para el dise¤o de pol¡ticas ni para la evaluaci¢n posterior de la eficiencia de las mismas. Cuando hablamos de sistemas integrados de informaci¢n nos referimos a estad¡sticas confiables y oportunas relativas principalmente al gasto, y no s¢lo al gasto p£blico sino tambi‚n al gasto privado que realizan distintas organizaciones en programas sociales. ¨Por qu‚ es esto importante? Por un lado, desde el punto de vista de la medici¢n de la pobreza, es necesario ampliar el concepto de ingreso o gasto (como bien menciona tambi‚n Juan Carlos Feres) a fin de incluir las transferencias que realiza el gobierno en servicios de educaci¢n, salud y otros. Al no incluir estos servicios, o la transferencia recibida principal- mente por las familias de menores ingresos, podr¡amos estar sobreestimando la pobreza. Ahora bien, esta informaci¢n no sale solamente de las encuestas; necesitamos informaci¢n sobre lo que es el gasto p£blico, principalmente costos de servicios de educaci¢n y de salud. Por otro lado, supongamos una ENNIV revisada que trate de medir el impacto de los programas sociales. Se necesita tambi‚n informaci¢n del gasto a fin de complementar la informaci¢n que resulta de encuestas como la CASEN. La CASEN permite conocer trasferencias monetarias de algunos bienes en trasferencias de bienes o servicios, pero se requiere informaci¢n del gasto financiero realizado por el gobierno, lo cual permitir¡a trabajar ambos temas a la vez. Sin embargo, en el caso del Per£, la informaci¢n sobre gasto tambi‚n requiere de otros indicadores. Me refiero a indicadores sociales que resultan, por ejemplo, de la matr¡cula escolar. Necesitamos estad¡sticas peri¢dicas que registren matr¡cula y asistencia escolar, m s alg£n indicador de calidad de la educaci¢n; en salud, niveles de atenci¢n, acceso, estimaciones de costos. Y menciono estos indicadores s¢lo para ilustrar las carencias de informaci¢n que estamos tratando de subsanar. En el Banco Central de Reserva intentamos hace un a¤o comunicarnos con todos los gobiernos regionales para tratar de hacer una base de datos sobre el gasto realizado por las regiones, dividida por sectores y seg£n niveles de complejidad en la atenci¢n. Sin embargo, no hemos podido hacerlo. Hemos tenido casi que rendirnos ante la evidencia de que, por ejemplo, no era posible tener informaci¢n homog‚nea de ejecuci¢n por niveles de complejidad en la atenci¢n de salud. Por otro lado, los gobiernos regionales y otras oficinas e instituciones de Lima todav¡a siguen llamando al BCR para pedir el mapa de pobreza que hicimos con el censo de 1981. Pasaron 14 a¤os y en algunas zonas del pa¡s sigue apareciendo como el £nico mapa de pobreza cuando, en realidad, se han hecho varios despu‚s de ‚ste. El cuarto punto que quiero mencionar es el hecho de que tenemos encuestas como la ENNIV y la Encuesta nacional de hogares. Podr¡amos pensar en utilizarlas de manera m s exhaustiva en la ejecuci¢n de programas, y en este sentido el Banco ha querido colaborar realizando un trabajo de focalizaci¢n a partir de las caracter¡sticas socioecon¢micas de las familias. Menciono esto solamente como una manera de complementar la existencia de una encuesta con la formulaci¢n de indicadores sencillos y f ciles de elaborar. A partir de una medici¢n de la pobreza se trata de encontrar indicadores que permitan focalizar de la manera m s precisa y eficiente posible a las familias en pobreza. Se trata de avanzar en una metodolog¡a que podr¡a colaborar en la definici¢n de fichas como la CAS. Es decir, queremos usar la encuesta para la ejecuci¢n de programas, y no solamente restringirnos al mbito acad‚mico del trabajo de investigaci¢n. El £ltimo punto se refiere a la posibilidad de dise¤ar fichas como la CAS, retomando el asunto de la sencillez de los indicadores. Las distintas encuestas nos permiten acercar la elaboraci¢n de indicadores de programas a los beneficiarios mismos de la poblaci¢n en general. Si estamos pensando en realidad en trabajos a nivel local, deber¡amos pensar tambi‚n en indicadores surgidos de ah¡; tambi‚n podr¡amos pensar en redes de informantes, en la utilizaci¢n de huellas f¡sicas de los indicadores. S¢lo as¡ estar¡amos pensando realmente en evaluar y dise¤ar programas que est‚n destinados a peque¤as comunidades y organismos locales. |
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