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1.2 POBREZA Y DESIGUALDAD SOCIAL EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE
Ricardo Infante*
INTRODUCCION
El objetivo de estas notas es analizar tres temas vinculados
con el desempe¤o del mercado laboral en Am‚rica Latina y el
Caribe, en la d‚cada de los 80 y comienzos de los 90. Estos
se refieren a la evoluci¢n de la pobreza, las tendencias de la
desigualdad en la distribuci¢n de ingresos y la situaci¢n de
la movilidad ocupacional, que constituye la base de la
movilidad social.
I. EVOLUCION DE LA POBREZA Y SUS DETERMINANTES
Se describen las tendencias de la pobreza en los 80 e inicios
de los 90, as¡ como de sus principales factores determinantes;
el mercado laboral y el gasto social.
La crisis de los a¤os 80 y las pol¡ticas de ajuste seguidas
interrumpieron la tendencia hacia la disminuci¢n de la pobreza
registrada en las d‚cadas previas (Tokman, 1991). A fines de
la d‚cada se llega con niveles de pobreza e indigencia
superiores a los del a¤o 1980 (ver cuadro 1). En efecto, en
1990 un 39% de los hogares tiene ingresos inferiores a la
l¡nea de pobreza (35% en 1980) lo que significa que un 46% de
la poblaci¢n latinoamericana es pobre (41% en 1980). En ese
mismo a¤o, un 22% de las personas est en condiciones de
indigencia (19% en 1980). Sin embargo, la evoluci¢n de la
pobreza es diferenciada considerando su incidencia tanto por
zonas geogr ficas como en las distintas fases macro-econ¢micas
por las que atravesaron los pa¡ses durante los per¡odos
analizados (1980-90 y 1990-92).
1.1 Pobreza en las zonas urbana y rural
Interesa conocer hasta que punto se mantiene la asimetr¡a
registrada en las d‚cadas anteriores, en las cuales la pobreza
rural disminu¡a en tanto la pobreza urbana se manten¡a
relativamente constante.
a) Pobreza Urbana
Durante los 80, se refuerza la tendencia a concentrar la
poblaci¢n y tambi‚n la pobreza en las zonas urbanas. La
poblaci¢n en condiciones de pobreza aument¢ de 135.9 millones
en 1980 a 195.9 millones en 1990 (60 millones), de las cuales
un 88% se concentraron en las zonas urbanas (ver cuadro 1).
Tanto a nivel de hogares como de personas, el fen¢meno se
manifest¢ en forma m s aguda en las zonas urbanas. El
porcentaje de hogares pobres urbanos se increment¢ de 25% en
1980 a 34% en 1990, incidiendo sobre el 30% y el 39% de la
poblaci¢n respectivamente.
Una medida de la intensidad de la pobreza urbana lo constituye
el aumento de la indigencia. Esta aument¢ del 9% de los
hogares en 1980 al 13% de ‚stos en 1990, afectando al 11% y el
15% de las personas respectivamente. En estas condiciones, el
aumento de la pobreza urbana entre los hogares (25% al 34%) se
explica s¢lo en parte por el incremento de la indigencia (9%
al 13%). Por tanto, la expansi¢n de la pobreza se deber¡a
b sicamente a la expansi¢n de los hogares "pobres no
indigentes".
Estas tendencias cambian entre 1990 y 1992, per¡odo en el cual
se reducen tanto la pobreza como la indigencia urbana en la
mayor¡a (8) de un grupo significativo de pa¡ses (12) de la
regi¢n (ver cuadro 2).
b) Pobreza rural
Los progresos significativos logrados en materia de reducci¢n
de la pobreza rural en los 70, se detienen entre 1980 y 1990.
El porcentaje de hogares pobres en las zonas rurales se redujo
levemente del 54% al 53% entre ambos a¤os, en tanto la
indigencia aumenta al pasar del 28% al 30% de los hogares (ver
cuadro 1). La relativa constancia de la pobreza rural en un
cuadro de deterioro global obedecer¡a, seg£n algunos autores,
a la mantenci¢n del crecimiento de la producci¢n agr¡cola y
del PIB per-c pita rural, as¡ como a las migraciones (migran
los m s pobres) y, para otros, a los efectos positivos que
tuvieron las devaluaciones sobre los peque¤os productores
agr¡colas. Esto £ltimo, sin embargo, no habr¡a beneficiado a
los asalariados agr¡colas, de all¡ el aumento de la indigencia
en las zonas rurales.
En el per¡odo 1990- 92, se acent£a la tendencia a la
disminuci¢n de la pobreza rural, en tanto se registra una
reducci¢n casi generalizada de la indigencia. En una muestra
de 5 pa¡ses, la pobreza rural disminuye entre 1990-92 en 4
casos, aumentando levemente en uno de ‚stos. Por su parte, la
indigencia rural disminuye significativamente en 4 de los
casos y permanece constante en uno de ellos (ver cuadro 2).
Sin embargo, el atraso cambiario de los a¤os 1993-95 tiene que
haber provocado un aumento de la pobreza rural en estos
£ltimos a¤os.
1.2. Cambios en el mercado de trabajo
Como se puede deducir de la evoluci¢n de la pobreza, el
deterioro en las condiciones de vida de la poblaci¢n provocado
tanto por la crisis externa, como por las pol¡ticas de ajuste
aplicadas para superarla, se concentr¢ en gran medida en las
zonas urbanas (PREALC, 1991 y 1992). Adem s, dado que la
mayor parte del ingreso de las familias proviene del trabajo
(75%), las transformaciones que el mercado laboral experiment¢
durante la d‚cada incidieron decisivamente sobre la situaci¢n
distributiva en las zonas urbanas. Estos cambios pueden ser
agrupados en los siguientes tres aspectos.
a) Falta de dinamismo en la creaci¢n de empleos
Se refiere a la insuficiencia del mercado laboral para crear
puestos de trabajo al ritmo exigido por el aumento de la PEA
urbana, la cual se expande en un 4.1% anual durante la fase de
crisis de los ochenta. El crecimiento del empleo, en tanto,
se sit£a en 3.5% con lo cual aumenta la tasa de desempleo
abierto (ver cuadro 3). Este alcanza niveles (8.7%)
significativamente superiores al promedio hist¢rico (5%).
b) P‚rdida en la calidad de los puestos de trabajo
Durante la d‚cada pasada, se produce una r pida
informalizaci¢n de los ocupados, como resultado tanto de la
escasa capacidad de generaci¢n de empleo de las empresas
privadas, medianas y grandes, como de la reducci¢n progresiva
del empleo p£blico. La incidencia del sector informal entre
los ocupados se eleva del 40.2% en 1980, al 47% en 1985 y, m s
a£n, al 55.2% en 1990. El r pido crecimiento de las
ocupaciones informales (8.2% por a¤o) signific¢ que entre 1980
y 1990, 80 de cada 100 nuevos empleos fueron absorbidos por
actividades informales (ver cuadro 3). Esta tendencia al
deterioro de los puestos de trabajo contin£a en el per¡odo
1990-93 al considerar que un 83% del aumento del empleo se
debe a ocupaciones informales.
c) Deterioro de los ingresos del trabajo
El PIB por habitante se redujo en un 8% entre 1980 y 1991, lo
cual constituye una medida de la p‚rdida del bienestar
promedio de la regi¢n como resultado de la crisis y de los
ajustes posteriores. En ese per¡odo, los salarios
industriales se redujeron en un 13.1% en tanto los m¡nimos lo
hicieron en un 30.2% (ver cuadro 4). Esta reducci¢n, se
manifest¢ con mayor intensidad durante la crisis (1980-85)
para posteriormente disminuir hacia 1990. Adem s, se estima
que tambi‚n hubo una reducci¢n de los ingresos del sector
informal, en torno del 42%. Informaciones de una muestra de 5
pa¡ses, indican que la ca¡da promedio de ingresos de los
trabajadores por cuenta propia se situar¡a entre un 10% y un
20% en 4 de ‚stos y aument¢ en un 28% en el otro.
En suma, durante el per¡odo 1980-90, los salarios reales
disminuyeron en t‚rminos reales cualquiera que sea el
indicador que se utilice. Adem s, la p‚rdida salarial fue
mayor que la registrada por el PIB per-c pita, lo cual refleja
en t‚rminos generales el mayor costo del ajuste absorbido por
los trabajadores. El deterioro tanto de la calidad del empleo,
como de los ingresos reales se refleja igualmente en la
participaci¢n decreciente de los trabajadores en el producto
(ver cuadro 5).
A comienzos de la d‚cada de los 90, la desaceleraci¢n de la
inflaci¢n posibilit¢ la recuperaci¢n tanto de los salarios
industriales como de los m¡nimos. No obstante, el poder
adquisitivo de los primeros era en 1993 un 6.5% inferior al de
1980, en tanto, el de los segundos represent¢ un 72.8% del
nivel alcanzado a comienzos de los 80. La recuperaci¢n
salarial, unida a la disminuci¢n del deterioro del empleo,
posibilitaron que la participaci¢n del ingreso asalariado en
el producto se mantuviera pr cticamente constante entre 1990 y
1993.
1.3. Reducci¢n del gasto social
El gasto social constituye una parte del ingreso familiar que
es especialmente importante para los hogares pobres e
indigentes. En los pa¡ses donde se han realizado mediciones
esta fracci¢n llega incluso al 40% del ingreso familiar de los
sectores indigentes.
Durante la d‚cada de los 80, el ajuste fiscal requerido por
las reformas econ¢micas signific¢ una contracci¢n global del
gasto social y al mismo tiempo una mayor focalizaci¢n del
mismo en los grupos m s pobres. Si bien esta restructuraci¢n
del gasto pudo haber beneficiado a algunos estratos de
pobreza, afect¢ negativamente a los grupos de ingreso medio.
Estimaciones de CEPAL (1994) indican que el gasto social
per-c pita se redujo en un 15% en los 80, esto es, a un ritmo
que pr cticamente duplica la ca¡da del PIB per-c pita.
En suma, entre los factores que actuaron para agravar la
situaci¢n de pobreza en los 80 se destacan los siguientes.
Por un lado, el deterioro del mercado laboral, el que se
manifest¢ en un aumento y cambio de composici¢n del desempleo,
en la menor calidad de los puestos de trabajo generados y en
la reducci¢n de los ingresos del trabajo y, por otro, en la
fuerte contracci¢n del gasto social. La influencia de ambos
factores se manifest¢ en niveles crecientes de pobreza, lo que
alter¢ la tendencia hacia su disminuci¢n registrada durante
los decenios previos a 1980.
Sin embargo, a comienzos de los 90 la informaci¢n disponible
para un grupo seleccionado de pa¡ses (12) muestra una
reducci¢n de la pobreza e indigencia en el rea urbana
(1990-92). De acuerdo a OIT (1994) el moderado crecimiento
econ¢mico influy¢ sobre el desempe¤o del mercado del trabajo
en estos pa¡ses, los que mostraron una calidad laboral
evaluada como alta en algunos casos y mediana en otros. Con
respecto a las tendencias de los 80, mejora el poder
adquisitivo de los salarios, aunque se reduce la participaci¢n
del empleo del gobierno y del sector moderno privado en el
total. En promedio, se mantuvo la participaci¢n de los
salarios en el producto, en tanto aument¢ levemente el gasto
social per-c pita.
II. POBREZA, DESIGUALDAD Y COSTO SOCIAL
El an lisis realizado se refiri¢ a la pobreza absoluta la cual
refleja el grado de insatisfacci¢n de necesidades b sicas de
la poblaci¢n (l¡nea de pobreza). Sin embargo, el concepto de
pobreza relativa, se refiere m s bien a las desigualdades
sociales imperantes considerando la distribuci¢n del ingreso y
la disponibilidad media de recursos de la econom¡a. El
ingreso per-c pita representa aproximadamente el nivel de vida
de los estratos superiores y adem s, dada la distribuci¢n
imperante del ingreso, no menos de 2/3 de los hogares se
ubican por debajo del ingreso promedio de la distribuci¢n.
Este £ltimo representar¡a el ingreso que cada persona tendr¡a
de acuerdo con una norma de igualdad absoluta (Altimir, 1981).
En lo que sigue, se explorar n dos aspectos vinculados a los
temas de pobreza absoluta y pobreza relativa. El primero se
orienta a examinar la evoluci¢n de la igualdad en la
distribuci¢n de ingresos (pobreza relativa) y su vinculaci¢n
con las trayectorias de la pobreza absoluta y el desempe¤o del
mercado laboral.
El segundo aspecto se relaciona, en tanto, con la
identificaci¢n de los grupos sociales que resultaron ya sea
m s perjudicados o beneficiados con las pol¡ticas aplicadas
inicialmente para superar la crisis y posteriormente para
emprender el ajuste estructural.
2.1. Pobreza y desigualdad
Para el per¡odo 1980-92, se analiza la evoluci¢n de la pobreza
absoluta conjuntamente con el desempe¤o del mercado laboral y
el grado de desigualdad en la distribuci¢n del ingreso
alcanzados en las diferentes fases del ajuste. Mediante este
an lisis es posible comparar la situaci¢n distributiva de los
pa¡ses antes y despu‚s de cada fase macro-econ¢mica seguida
durante el proceso de ajuste y transformaci¢n productiva.
a) Fase de ajuste recesivo (1980-83)
En este per¡odo, en todos los pa¡ses analizados, las pol¡ticas
de ajuste condujeron a una reducci¢n de los niveles de
actividad y a la aceleraci¢n de las presiones inflacionarias.
En casi todos ellos el mercado laboral muestra un importante
deterioro; aumento de la desocupaci¢n y la informalidad, as¡
como ca¡das de los salarios industriales y del salario m¡nimo
(ver cuadro 6). Al mismo tiempo, aumentan la pobreza y la
concentraci¢n del ingreso (coeficiente de Gini) resultantes
del deterioro del mercado laboral y de la diferenciaci¢n de
ingresos entre los ocupados y de ‚stos con los grupos sociales
que devengan su ingreso del excedente (ver cuadro 7).
b) Fase de recuperaci¢n del ajuste recesivo (1983-86)
En esta fase, los pa¡ses iniciaron una etapa de recuperaci¢n
de los niveles de actividad perdidos durante la crisis. El
producto del conjunto de los pa¡ses de la regi¢n supera
levemente el registrado en 1980. El aumento del producto,
unido a la desaceleraci¢n de las tensiones inflacionarias,
conduce a una mejor¡a en el desempe¤o del mercado laboral
(ver cuadro 6). En el total de pa¡ses analizados (10) el
desempleo abierto disminuye (6), mejora el poder adquisitivo
de los salarios industriales (5) y de los m¡nimos (5) en tanto
contin£a la tendencia al aumento de la informalidad en la
mayor¡a de ellos (7).
La recuperaci¢n de la actividad econ¢mica y del mercado
laboral incidieron con la reducci¢n y/o constancia de la
pobreza urbana en el caso de 7 de los 10 pa¡ses rese¤ados. No
obstante esta mejor¡a en la situaci¢n de pobreza, continu¢ la
tendencia al aumento de la concentraci¢n de ingresos en un 70%
de los pa¡ses analizados (ver cuadro 7). Este £ltimo se
deber¡a, por un lado, a la distinta velocidad con que se
recuperan los ingresos dentro del grupo de los trabajadores
respecto del resto de los agentes productivos (excedente),
como lo muestra la reducci¢n en la participaci¢n de los
salarios en el producto en ese per¡odo (ver cuadro 5) y, por
otro, a la persistencia del r pido crecimiento de los ocupados
en el sector informal con ingresos significativamente
inferiores al promedio.
c) Fase posterior a la recuperaci¢n
(1986-90)
Contrariamente a lo ocurrido en las fases anteriores, en las
que los pa¡ses mostraron un comportamiento relativamente
homog‚neo, en esta etapa algunos pa¡ses registran procesos de
car cter recesivo y otros de crecimiento como resultado de los
avances logrados en la aplicaci¢n de las reformas
estructurales.
i. Fase recesiva por desequilibrios internos
En cinco pa¡ses de la muestra (Argentina, Brasil, M‚xico,
Panam y Per£) la ca¡da en los niveles de actividad, se
combina con tasas elevadas de inflaci¢n e incluso con
hiperinflaci¢n. En la mayor¡a de estos pa¡ses, el mercado
laboral sigui¢ el patr¢n cl sico de ajuste en la fase
recesiva, al deteriorarse la situaci¢n del empleo y de los
ingresos de los trabajadores (ver cuadro 6).
En estas condiciones, en todos los casos aument¢ tanto la
pobreza absoluta como la concentraci¢n de ingresos. Esto
es, en este per¡odo se repiten los resultados distributivos
de la fase recesiva anterior (1980-83).
ii.Fase de crecimiento m s all de la recuperaci¢n
A diferencia de los casos mencionados, en 5 pa¡ses de la
muestra (Colombia, Costa Rica, Chile, Uruguay y Venezuela)
se registra crecimiento, en tanto la inflaci¢n se mantiene
a£n en niveles elevados. Como resultado de la continuaci¢n
del crecimiento, el desempe¤o del mercado laboral mejor¢
parcialmente. El desempleo abierto se redujo en la
totalidad de ellos, en tanto los salarios industriales
reales y el poder adquisitivo de los m¡nimos s¢lo mejor¢ en
aquellos con inflaci¢n menos intensa. No obstante, en la
mayor¡a de los pa¡ses, persisti¢ el aumento de la
informalidad.
Como consecuencia de esta mejor¡a parcial del mercado de
trabajo, la pobreza se redujo en un 60% de los casos y
aument¢ en el 40% restante. Sin embargo, la igualdad
aument¢ en todos los pa¡ses para los que se dispuso de
informaci¢n (ver cuadro 7).
d) Fase de crecimiento con desaceleraci¢n de la inflaci¢n
(1990-93)
Con la continuaci¢n del crecimiento aunque a un ritmo moderado
y la reducci¢n de las presiones inflacionarias a comienzos de
los 90, mejora la calidad del mercado laboral. En la mayor¡a
de los pa¡ses disminuye el desempleo abierto y aumenta el
poder adquisitivo de los salarios industriales, as¡ como el de
los m¡nimos. La incidencia del empleo informal entre los
ocupados contin£a elev ndose, a£n cuando se contrae en 2 de
los 8 pa¡ses con informaci¢n.
La mejor¡a del mercado laboral signific¢ que la pobreza
disminuyera en la mayor¡a de los pa¡ses. Asimismo, la
concentraci¢n del ingreso habr¡a disminuido en los casos de
Chile y Per£, que son los £nicos pa¡ses para los cuales se
cont¢ con informaci¢n.
En suma, de esta revisi¢n acerca del comportamiento de la
pobreza y la igualdad durante las fases por las que
atravesaron los pa¡ses durante el per¡odo 1980-93 se pueden
extraer algunas conclusiones. La primera, es que el
crecimiento econ¢mico es condici¢n necesaria para reducir la
pobreza, aunque no la desigualdad distributiva.
La segunda conclusi¢n, se refiere a la necesidad de mantener
los equilibrios macro-econ¢micos para mantener e incluso
mejorar la situaci¢n distributiva. Altas tasas de inflaci¢n
van acompa¤adas de mayor pobreza y desigualdad. La
desaceleraci¢n de la inflaci¢n mejora la situaci¢n de pobreza,
pero no necesariamente la equidad distributiva. La tercera
conclusi¢n se refiere al funcionamiento del mercado laboral;
un crecimiento moderadamente alto (4% ¢ superior) permite
sostener la expansi¢n del empleo, consistente en una reducci¢n
en la desocupaci¢n abierta. Igualmente, la disminuci¢n del
ritmo inflacionario posibilita el aumento de los salarios
reales aunque no asegura una menor dispersi¢n de los mismos
entre los ocupados de alta (industria) y baja productividad
(m¡nimos). Sin embargo, a£n con crecimiento y baja inflaci¢n,
el mayor obst culo para la reducci¢n de la pobreza y la
desigualdad lo constituye la persistencia del r pido
crecimiento de los ocupados en el sector informal, cuya
productividad e ingresos son bajos en comparaci¢n con el
ingreso de necesidades b sicas (l¡nea de la pobreza) y lo son
m s a£n si se les compara con el ingreso medio de los ocupados
(norma de igualdad absoluta).
2.2. Equidad distributiva en los 80
Para juzgar la equidad distributiva de los ajustes en los 80
se utilizan dos enfoques. El primero se relaciona con la
deuda social, esto es, con la distribuci¢n desigual de los
costos del ajuste entre los diferentes grupos sociales y
agentes econ¢micos. El segundo enfoque, consiste en analizar
los cambios que experimentaron los diferentes grupos de
ingreso (alto, medio, bajo) con el objeto de identificar a los
sectores de la poblaci¢n que resultaron perdedores o ganadores
en el per¡odo 1980-90. El primer enfoque incluye los
conceptos de pobreza absoluta y relativa, en tanto el segundo
entrega informaci¢n sobre el £ltimo de ‚stos.
a) Deuda social
La deuda social se refiere a la medida en que los costos del
ajuste se comparten de manera desigual entre los diferentes
grupos sociales (PREALC, 1988 y 1993). Para ello se vinculan
los cambios en el mercado de trabajo (desempleo, informalidad,
salarios) y sus efectos sobre la distribuci¢n del ingreso
tanto funcional (ingresos del trabajo y otros) como por nivel
(ricos, clase media, pobres). La inversi¢n necesaria para
revertir la situaci¢n de pobreza en un per¡odo dado y
expresada en t‚rminos del PIB, representa la deuda social de
corto plazo.
Como se mostr¢, los ajustes tuvieron impactos negativos sobre
el mercado laboral y la pobreza, lo cual condujo a un aumento
de la deuda social en la d‚cada de los 80 equivalente al 6%
del PIB (ver cuadro 8). Los recursos deber¡an ser utilizados
preferentemente para reducir la pobreza mediante la creaci¢n
de empleos productivos (5%) en tanto al 1% del PIB restante
deber¡a ser destinado a los trabajadores de ingresos medios.
Estos £ltimos deber¡an ser compensados por la reducci¢n
excesiva de la participaci¢n de los salarios en el producto
(ver cuadro 5).
Otro aspecto se relaciona con la evoluci¢n del costo
distributivo de los ajustes. Como se mostr¢, el impacto de la
crisis se manifiesta con mayor intensidad durante el primer
quinquenio de la d‚cada de los 80. En este sentido, el
aumento de la deuda social se concentra igualmente en el
per¡odo 1980-85 en el cual represent¢ un 5% del PIB; 4% con
los trabajadores pobres y 1% con los trabajadores de ingreso
medio.
En la segunda mitad de la d‚cada, la deuda social aumenta
levemente. Esto se debe, en unos casos (Costa Rica y Chile),
a la reducci¢n de la misma por parte de los pa¡ses que hab¡an
progresado en la implementaci¢n de las reformas econ¢micas y,
en otros (Bolivia y Colombia), al restablecimiento de los
desequilibrios macro-econ¢micos.
b) Cambios desiguales en la distribuci¢n de ingresos
Otra forma de analizar el costo distributivo de los ajustes,
consiste en examinar los cambios experimentados en la d‚cada
pasada, por la participaci¢n en el ingreso familiar de los
grupos de ingreso bajo (40% m s pobre), medio (50% de ingresos
medios) y alto (10% m s rico) en un grupo de pa¡ses semejante
al utilizado en la secci¢n A.
Los datos de distribuci¢n del ingreso para 10 pa¡ses confirman
el aumento de la desigualdad en la mayor¡a de ellos (9 : 10)
para el per¡odo 1980-90, dado que aumenta la participaci¢n del
estrato superior (10% m s rico) en detrimento de los grupos de
ingreso medio y bajo (ver cuadro 9).
Estos datos, adem s de confirmar la desigual distribuci¢n del
costo del ajuste reflejado en el aumento de la deuda social,
permiten se¤alar adem s que los grupos de ingreso medio fueron
los m s perjudicados registrando p‚rdidas cercanas al 2% del
ingreso total en 6 de los 10 pa¡ses. Por el contrario en 7
pa¡ses, el 10% superior fue el principal o, en algunos casos,
el £nico ganador. Incluso en algunos pa¡ses, la mejor¡a en la
posici¢n relativa de los grupos de altos ingresos pudo estar
acompa¤ado de un aumento absoluto en su nivel de ingresos
reales.
En suma, el aumento de la pobreza absoluta fue acompa¤ado, en
la mayor¡a de los casos, por un aumento de la pobreza
relativa. Esto £ltimo puede ser verificado a trav‚s del
deterioro de la posici¢n relativa de los trabajadores en la
distribuci¢n funcional del ingreso, el aumento de la deuda
social y de la p‚rdida de participaci¢n de los sectores de
ingresos bajos y medios en la distribuci¢n del ingreso
familiar.
III.CAMBIOS EN LAS TENDENCIAS DE LA MOVILIDAD SOCIAL
Las pol¡ticas aplicadas para enfrentar inicialmente la crisis
y emprender posteriormente el ajuste estructural que
incidieron negativamente sobre la pobreza y la distribuci¢n de
ingresos, afectaron tambi‚n la estratificaci¢n social y los
patrones de movilidad social vigentes en las d‚cadas previas a
1980.
El proceso de "industrializaci¢n sustitutiva" o de "desarrollo
hacia adentro" es orientado por el paradigma de la
modernizaci¢n, seg£n el cual este proceso conduce a las
sociedades a una homogeneizaci¢n social creciente en lo
relacionado con sus creencias, actitudes y organizaci¢n
econ¢mica y social (Tironi y Lagos, 1991). En cambio, las
pol¡ticas de ajuste estructural conllevan transformaciones de
la estructura social, las que apuntan a la fragmentaci¢n y la
desintegraci¢n sociales. En este sentido, la heterogeneidad
social aparece como la base constitutiva del nuevo orden
socio-econ¢mico, sustituyendo el paradigma de la integraci¢n
social que caracteriz¢ la fase modernizadora.
En lo que sigue, se examinan los cambios en los patrones de
movilidad social inducidos por las transformaciones del
proceso de desarrollo antes y despu‚s de 1980. Asimismo, se
incluye algunas reflexiones sobre los temas de equidad e
integraci¢n social.
3.1. La movilidad social en el modelo de "desarrollo hacia
adentro" (1950-80)
El paradigma del modelo era la homogeneizaci¢n social,
sustentada en la creaci¢n de empleo productivo y bien
remunerado, el acceso creciente al consumo (especialmente de
servicios vinculados a la educaci¢n, salud y vivienda) y a los
medios de comunicaci¢n masiva (CEPAL, 1989).
Las bases de este modelo con movilidad social ascendente
fueron principalmente el r pido crecimiento econ¢mico (el PIB
per-c pita se duplic¢ entre 1960-80), sustentado en la
expansi¢n de la industria. De esta forma, el sector
industrial se convirti¢ en el principal generador de empleo
moderno y altamente calificado (ver cuadro 10). Asimismo, lo
fue del aumento de la formalizaci¢n entre los ocupados
incluyendo la ampliaci¢n de la negociaci¢n colectiva y
permanente de los salarios (Tokman, 1979). Una segunda
caracter¡stica de la movilidad social, consisti¢ en el
traslado de la poblaci¢n desde las zonas rurales a urbanas.
En la regi¢n, esto implic¢ que la incidencia de la PEA
agr¡cola en el total disminuyera del 55% en 1950 al 32% en
1980 (ver cuadro 10), implicando un traslado de trabajadores
en actividades de baja productividad a ocupaciones de
productividad m s elevada en la industria y los servicios
urbanos (ver cuadro 11).
En este per¡odo, gran parte de los canales de movilidad de los
estratos medio y bajos se concentraron el Estado, encargado de
producir y de distribuir los servicios sociales b sicos
(Faletto, 1993). Al respecto, un canal b sico de movilidad
estaba constituido por el empleo del gobierno, el que impuls¢
junto con la industria, el crecimiento de la ocupaci¢n total
de la regi¢n en el per¡odo 1950-80 (ver cuadro 10). En este
esquema la homogeneizaci¢n social, la universalizaci¢n de la
educaci¢n tuvo un papel destacado al reducirse el
analfabetismo y aumentar la escolaridad promedio de la
poblaci¢n, requisitos b sicos para acceder a puestos de
trabajo con mayor productividad (lo cual benefici¢
especialmente a los j¢venes).
Sin embargo, este funcionamiento de la estructura tuvo sus
beneficios y sus costos. Por una parte, los beneficios se
refieren a la mobilidad social generada, por cambios en la
estructura ocupacional y el ascenso de car cter permanente
hacia los estratos altos y medios por parte de los estratos
populares. Asimismo, mejor¢ la situaci¢n de las clases medias
por el acceso de los trabajadores no manuales calificados a
ocupaciones en las empresas modernas y el gobierno. Por
£ltimo, se asisti¢ a las transformaciones del sector popular
urbano vinculadas a la emergencia de las micro-empresas y del
sector rural beneficiado por la reducci¢n del analfabetismo,
el mayor acceso a los medios de comunicaci¢n masiva y la
urbanizaci¢n del campo (CEPAL, 1989). Sin embargo, la
movilidad ascendente fue apenas suficiente para reducir
paulatinamente la pobreza del 51% de la poblaci¢n en 1960, al
35% en 1980. Esta reducci¢n se combin¢ con una concentraci¢n
creciente del ingreso, lo cual limit¢ las posibilidades de
crecimiento econ¢mico.
Por otra parte, los factores negativos inherentes al
desarrollo de este patr¢n de movilidad social se refieren
principalmente a la expansi¢n del consumo, que si bien mejora
la calidad de vida de la poblaci¢n, al convertirse en
consumismo se constituye en un serio obst culo y adem s en un
factor que distorsion¢ (endeudamiento externo) las bases del
crecimiento econ¢mico y del paradigma de la homogeneizaci¢n
social.
En este contexto, perdi¢ viabilidad el objetivo de la
"satisfacci¢n social", gener ndose un "d‚ficit de movilidad
social" para las personas. Este d‚ficit se expresa, tanto
efectivamente por la p‚rdida relativa de movilidad
ocupacional, como subjetivamente dadas las altas expectativas
de movilidad social creadas en el pasado. Al respecto, se
considera (CEPAL, 1989) que la creaci¢n de empleos productivos
es clave para dotar de una m¡nima viabilidad pol¡tica al
modelo de desarrollo, al dar "esperanza" de movilidad a los
diferentes grupos y estratos sociales.
3.2. La movilidad social en el ajuste estructural (1983-93)
Con la aplicaci¢n de las pol¡ticas para enfrentar la crisis y
emprender el ajuste estructural, los pa¡ses de la regi¢n
entran en una fase de tr nsito hacia un nuevo modelo de
desarrollo, cuyo motor de crecimiento es ahora el aumento de
competitividad, requisito para la integraci¢n a la econom¡a
mundial y no la demanda interna. El nuevo r‚gimen de
acumulaci¢n y regulaci¢n basado en el mercado y la
competencia, implica un cambio sustancial de la estructura y
los actores sociales, as¡ como de las relaciones de estos
£ltimos con el Estado (Tironi y Lagos, 1991). El paradigma de
la modernizaci¢n, que conduce a una homogeneizaci¢n social
creciente, es reemplazado por la imagen de una sociedad
integrada por diversos segmentos de car cter heterog‚neo
(organizados en torno a reglas diferenciadas y a procesos e
instituciones que producen diferentes sistemas de incentivos a
los cuales responden los individuos).
El dualismo y la segmentaci¢n pasan a ser los nuevos rasgos de
la modernizaci¢n, en tanto la fragmentaci¢n y la
desintegraci¢n social constituyen las bases de la nueva
estructura social. M s a£n, en la medida que se consolida e
institucionaliza la heterogeneidad social, se reduce a un
m¡nimo el rango de "intereses comunes", con lo cual decae la
acci¢n colectiva centralizada y de los actores sociales. De
all¡ que abunden las acciones individuales en torno a
comunidades y grupos primarios y la acci¢n social focalizada.
La fragmentaci¢n social tambi‚n se refleja en la p‚rdida de
solidaridad del sistema en su conjunto (Tokman, 1991) a£n
cuando se legitiman esquemas de solidaridad en la base social
tales como: las redes de solidaridad de las familias pobres,
las formas asociativas de producci¢n y consumo, as¡ como los
fondos nacionales de solidaridad.
Los cambios estructurales inherentes a las reformas
econ¢micas, han producido transformaciones importantes en los
mecanismos de movilidad social del pasado, afectando
esencialmente a los actores sociales y sus relaciones mutuas,
as¡ como la situaci¢n de los sectores populares. Esto £ltimo
abre la interrogante acerca del papel que est jugando y
desempe¤ar en el futuro el Estado en sociedades basadas en la
segmentaci¢n, cuando ‚ste ha perdido gran parte de los
instrumentos reguladores y de la producci¢n y distribuci¢n de
los servicios sociales b sicos.
El r pido aumento del empleo productivo constituy¢ la base de
la movilidad social previa. En la d‚cada de los 80, la
p‚rdida de calidad del mercado laboral, que se expresa en la
falta de creaci¢n de puestos de trabajo en el sector moderno
(tanto p£blico, como privado), ca¡da en los salarios reales, y
el aumento tanto de la informalizaci¢n como del desempleo,
implican el abandono de la expectativa del empleo bien
remunerado y protegido como veh¡culo para aumentar el consumo
y ascender socialmente. En este contexto, se destaca el
debilitamiento del sector asalariado urbano por causa, tanto
de las reducciones absoluta del empleo p£blico y relativa del
empleo formal, como por el avance de la micro-empresa con
relaciones asalariadas no protegidas. El estrato asalariado
moderno que represent¢ un 83% del total de asalariados en
1980, redujo su participaci¢n al 69% en 1993. Igualmente el
conjunto de los asalariados disminuy¢ su importancia relativa
en el empleo total urbano del 70% en el primer a¤o al 63% en
1993 (ver cuadro 12).
Las formas precarias de ocupaci¢n y de sub-contrataci¢n con
escasa protecci¢n social, puestas en pr ctica con el fin de
flexibilizar el sistema de contrataciones, constituyen una
forma adicional de deterioro del empleo y la movilidad social.
La importancia creciente del sector informal (incluido el
segmento de micro-empresas) en la creaci¢n de nuevos empleos
con bajo nivel de productividad, genera ingresos que son
insuficientes para cubrir las necesidades b sicas de la
mayor¡a de los trabajadores informales (l¡nea de pobreza).
Estos factores tambi‚n influyen negativamente sobre la
movilidad social efectiva y subjetiva de los ocupados
informales, los que representan m s de la mitad de la fuerza
laboral urbana.
Las transformaciones estructurales afectan igualmente el
efecto homogeneizador de la educaci¢n universalizada. El
proceso de globalizaci¢n requiere de una nueva articulaci¢n de
la econom¡a con las ocupaciones y la calificaci¢n, para
aumentar la productividad y ganar en competitividad
(OIT, 1995). Los cambios tecnol¢gicos terminan con la
homogeneizaci¢n de la fuerza de trabajo. En la actualidad,
‚sta se polariza entre trabajadores manuales no especializados
(en gran parte con contratos temporales) y trabajadores
altamente especializados con funciones creativas (analistas
simb¢licos) y de supervisi¢n. Se crea una brecha entre los
intereses de la empresa y de la educaci¢n. Hay trabajadores
con mayor escolaridad pero con escasas perspectivas de empleo.
En este sentido, aumenta la brecha de movilidad social por la
falta de viabilidad que tiene para una fracci¢n de los grupos
sociales educados, el acceso a un empleo formal bien
remunerado y con protecci¢n social que permita su
participaci¢n en el consumo.
Con respecto a la situaci¢n de los sectores populares, la
crisis y las pol¡ticas de ajuste estructural afectaron
seriamente no s¢lo sus expectativas de movilidad social, sino
su capacidad efectiva de supervivencia en el per¡odo 1980-93.
El deterioro del mercado laboral y las limitaciones de las
pol¡ticas p£blicas en este nuevo esquema (con menos Estado y
m s sector privado) al orientarse de manera focalizada a
determinados sectores, implic¢ un severo deterioro en los
niveles de ingreso y consumo de los grupos sociales m s
pobres. La movilidad social de estos grupos se detiene,
pasando a ser reemplazada por un proceso de pauperizaci¢n
progresiva.
Del examen de los cambios que afectaron tanto la movilidad
social como la distribuci¢n del ingreso y la pobreza durante
los 80 y comienzos de los 90, se deduce claramente que el
paradigma de la homogeneizaci¢n social, propio del desarrollo
de las d‚cada previas a 1980, pasa a ser sustituido en la fase
del ajuste estructural, por el de la fragmentaci¢n social. En
la fase actual, se refuerzan los nexos internos de los grupos
pertenecientes a cada segmento social, lo cual debilita los
v¡nculos de solidaridad sist‚mica y restringe el rea de los
"m¡nimos intereses comunes" de los actores sociales y el
Estado.
3.3. La propuesta de una "modernizaci¢n para todos"
Esta propuesta contiene reflexiones acerca de la posibilidad
de alcanzar una mayor equidad y simult neamente una movilidad
social creciente (Tokman, 1991). Para ello, se propone una
estrategia de desarrollo que asegure un m¡nimo de subsistencia
para todos y siente las bases para una movilidad social
ascendente, al disminuir los obst culos infranqueables entre
los grupos sociales. Las siguientes reflexiones se relacionan
con los aspectos econ¢micos y pol¡ticos de la estrategia.
a) Aspectos econ¢micos
El objetivo debe ser "oportunidad para todos". Las tres
l¡neas estrat‚gicas para alcanzarlo se refieren, en primer
t‚rmino, a la creaci¢n de las condiciones b sicas de
sobrevivencia en materia de salud, educaci¢n y vivienda para
"homogeneizar en la base" y adem s, dotar a los grupos
sociales de las condiciones para ascender (educaci¢n, estudios
que superen la educaci¢n primaria).
La segunda l¡nea estrat‚gica se basa en la creaci¢n de
empleos, que permitan asegurar el tr nsito de los ocupados en
el sistema. Al respecto, se proponen cambios en el car cter
de la movilidad ocupacional previa, al considerar que en la
actualidad ‚sta puede producirse ya sea como asalariados o
como trabajador independiente.
En tercer t‚rmino, se postula una mejor¡a en la cantidad y
calidad del consumo de los sectores populares, por ser ‚sta
una v¡a importante para homogeneizar la sociedad (se deber¡a
mencionar que esta v¡a no deber¡a llevar el consumismo y de
esa forma generar el "proceso de insatisfacci¢n social" del
pasado).
b) Aspectos pol¡ticos
Las consideraciones en el plano pol¡tico, se refieren a las
alianzas requeridas para implementar las pol¡ticas
redistributivas. Para esto se requiere, en primer lugar,
buscar los consensos entre los grupos medios y los grupos
pobres. Al respecto, se destaca que las propuestas
convencionales implican un conflicto entre los grupos medios y
pobres, por la necesidad del actual modelo de proteger a los
grupos de mayores ingresos en funci¢n de la acumulaci¢n.
En segundo lugar, se requiere identificar los intereses
comunes de los grupos de ingresos medios y pobres y promover
pol¡ticas que beneficien a ambos en el campo social, de la
infraestructura de transporte o de comunicaciones en las zonas
rurales. En este sentido, se considera que las pol¡ticas de
focalizaci¢n extrema pueden resultar pol¡ticamente no
aconsejables.
Por £ltimo, se destaca que en tanto la estrategia propuesta de
"modernizar para todos" sea r pidamente reconocida por todos
los actores sociales, mayor ser la flexibilidad que se tendr
en los campos internacional y nacional para proceder a la
aplicaci¢n de las pol¡ticas. En el primero, porque obligar a
repensar la condicionalidad financiera y econ¢mica y, en lo
nacional, porque el avance de la democracia depender tambi‚n
de la capacidad de incorporar a los grupos de mayores ingresos
al proyecto redistributivo, orientado a aumentar la equidad y
a lograr una creciente movilidad social.
Cuadro N§ 1
AMERICA LATINA
ESTIMACIONES DE POBREZA E INDIGENCIA EN 1980, 1986 Y 1990 a/
ÚÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³ ³ Pobreza _b/ ³ Indigencia c/ ³
³ ÃÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ´
³ Area ³ 1980 ³ 1986 ³ 1990 ³ 1980 ³ 1986 ³ 1990 ³
³ ÃÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ´
³ ³ Millones ³ % ³ Millones ³ % ³ Millones³ % ³ Millones ³ % ³ Millones ³ % ³ Millones % ³
ÀÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
Hogares
Nacional 24,2 35 32,1 37 37,0 39 10,4 15 14,6 17 16,9 18
Urbana 11,8 25 18,7 30 22,7 34 4,1 9 7,0 11 8,7 13
Rural 12,4 54 13,4 53 14,3 53 6,3 28 7,6 30 8,2 30
Personas
Nacional 135,9 41 170,2 43 195,9 46 62,4 19 81,4 21 93,5 22
Urbana 62,9 30 94,2 36 115,5 39 22,5 11 35,8 14 44,9 15
Rural 73,0 60 75,8 60 80,4 61 39,9 33 45,6 36 48,6 37
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Fuente: CEPAL (1991a. y 1992a.).
a/ 19 pa¡ses. Basadas en datos de: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, M‚xico, Panam ,
Per£, Uruguay y Venezuela para 1980 y 1986, y tambi‚n de Chile, Honduras y Paraguay para 1990.
b/ Corresponde al ingreso per c pita de los hogares por debajo de las l¡neas de pobreza equivalentes al
doble de los presupuestos alimentarios m¡nimos espec¡ficos por pa¡ses, que var¡an de 22 a 34
d¢lares de 1988 por persona al mes, para las reas urbanas.
c/ Corresponde al ingreso per c pita de los hogares por debajo del valor de los presupuestos alimentarios
m¡nimos espec¡ficos por pa ses utilizados para trazar las l¡neas de pobreza.
Cuadro N§ 2
AMERICA LATINA. PAISES SELECCIONADOS
MAGNITUD DE LA POBREZA E INDIGENCIA EN LOS 90
(porcentaje de hogares)
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³Pa¡ses/Area ³ Total ³ Urbano ³ Rural ³
³ ³ ÃÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ´
³ ³ ³Pobreza ³Indigencia ³ Pobreza ³Indigencia ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
Argentina _a/
1990 ... 16 4 ... ...
1992 ... 10 1 ... ...
Bolivia
1989 ... 50 22 ... ...
1992 ... 46 18 ... ...
Colombia
1990 ... 35 12 ... ...
1992 ... 38 15 ... ...
Costa Rica
1990 24 22 10 7 12
1992 25 25 10 8 12
Chile
1990 35 34 11 36 15
1992 28 27 7 29 9
Honduras
1990 75 65 84 38 66
1992 73 66 79 38 59
M xico
1989 39 34 9 49 23
1992 36 30 7 46 20
Panam
1989 38 34 15 48 25
1991 36 34 14 43 21
Paraguay a/
1990 ... 37 10 ... ...
1992 ... 36 13 ... ...
Per£
1991 55 48 10 ... ...
1994 48 38 5a/ ... ...
Uruguay
1990 ... 12 2 ... ...
1992 ... 8 1 ... ...
Venezuela
1990 34 33 11 38 17
1992 33 32 10 36 10
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Fuente: CEPAL (1994) y Cuanto/UNICEF (1995).
a/ Zona Metropolitana.
Cuadro N§ 3
AMERICA LATINA
EVOLUCION DE LA ESTRUCTURA DEL EMPLEO URBANO. 1980 - 93
(porcentajes)
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³ Area Urbana ³ Composici¢n ³ Tasa de crecimiento anual ³
³ ÃÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄ´
³ ³ 1980 ³ 1985 ³ 1990 ³1993 ³1980-85³1985-90³1980-90³1990-93 ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
Poblaci¢n 2,2 2,2 2,2 2,3
Poblaci¢n en edad de trabajar 3,4 3,6 3,5 3,5
PEA 4,1 3,7 3,4 3,1
OCUPADOS 100,0 100,0 100,0 100,0 3,5 4,5 4,0 3,2
Sector Moderno 59,8 53,0 47,5 49,8 1,0 2,1 1,6 1,1
P£blico 15,7 16,5 15,4 13,9 4,7 3,1 3,9 -0.4
Privado 44,1 36,5 32,1 30,9 -0.4 1,6 0,6 1,7
Sector Informal 40,2 47,0 52,5 55,2 6,8 6,8 6,8 4,8
Peque¤as empresas 14,6 16,6 20,9 22,3 6,2 4,5 5,4 5,3
Trabaj. independientes 25,6 30,4 31,6 32,9 7,0 9,4 8,2 4,6
TASA DE DESOCUPACION _a/ 6,0 8,3 6,2 6,0 11,1 -2.2 4,2 2,1
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
FUENTE: OIT. Basada en datos oficiales de los pa¡ses y de CEPAL.
_a/ La tasa de crecimiento anual corresponde al total de desocupados.
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³ Am‚rica ³ Tasa de crecimiento anual Indice 1993 ³
³ ÃÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄ¿ ³
³ Latina ³1980-85³1985-90³ 1980-90³1990-93³(980=100) ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
PIB 0,6 1,9 1,2 3.3 124,1
PIB agr¡cola 2,6 1,6 2,1 1.6 130,0
PIB no agr¡cola 0,4 2,0 1,1 3.5 124,9
PIB industrial -1.2 1,5 0,2 3.1 111,8
PIB per-c pita -1.7 -0.2 -0.8 1.3 95,8
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Cuadro N§ 4
AMERICA LATINA
INGRESOS, SALARIOS Y GASTO SOCIAL
(Indices)
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³ Indicadores ³ 1980 ³ 1985 ³ 1990 ³ 1993 ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
Producto Interno por habitante 100,0 92,0 92,1 95,8
Salarios Industriales 100,0 91,0 86,9 93,5
Salario M¡nimo 100,0 86,4 69,8 72,8
Gasto Social per-c pita 100,0 a/ ... 85,0 b/ 87,7 c/
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Fuente: OIT. Elaboraci¢n con base en datos oficiales de los pa¡ses y de CEPAL
(1994).
a/ Corresponde a los a¤os 1980-81.
b/ Promedio del per¡odo 1982-89.
c/ Promedio de los a¤os 1990-93.
Cuadro N§ 5
AMERICA LATINA
PARTICIPACION DE LAS REMUNERACIONES DE LOS ASALARIADOS
EN EL PIB. 1980-93
(porcentajes)
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³Pa¡ses ³1980 ³ 1985 ³ 1990 ³ 1993 ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
TOTAL 35,6 33,4 32,4 32,2
Argentina 31,5 31,9 24,9 19,9 a/
Bolivia 34,1 32,3 35,2 40,3 a/
Brasil 35,1 36,3 38,1 38,5 a/
Colombia 41,6 40,6 38,3 34,9 b/
Costa Rica 49,5 46,7 48,3 47,2 b/
Chile 38,1 33,0 38,0 38,8 b/
Guatemala 30,8 28,7 28,4 27,3 a/
Honduras 46,2 47,5 45,9 40,5
Jamaica 50,9 43,7 44,0 41,6 b/
M‚xico 36,0 28,7 25,7 28,4
Paraguay 34,8 31,0 27,4 29,9
Per£ 29,7 27,4 24,1 22,9
Uruguay 30,8 31,5 39,5 41,9
Venezuela 41,4 35,2 33,5 34,1
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Fuente: OIT. Con base en datos de Sainz y
Calcagno (1992) y CEPAL (1994).
a/ Estimados con base en la evoluci¢n del
empleo, los salarios industriales y el
producto.
b/ Corresponde a 1992.
Cuadro N§ 6
AMERICA LATINA
CAMBIOS EN LA CALIDAD DEL MERCADO LABORAL URBANO
EN LAS DIFERENTES FASES DE LOS A OS 80 Y
COMIENZOS DE LOS 90
ÚÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³ ³ 1980 - 83 ³ 1983 - 86 ³ 1986 - 90 ³ 1990- 92 ³
³ ÃÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ´
³ Pa¡s ³ Ajust reces al deseq³ Recup del ajuste ³ Recesi¢n por deseq³ Crec m s all de ³ Crec. de la ³
³ ³ externo ³ externo ³ internos ³ recuperaci¢n ³ inflaci¢n ³
³ ÃÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÅÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÅÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÅÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄÂÄÄÄÄ´
³ ³ Des.³Inf.³Sal.³Sal. ³Des.³Inf.³Sal.³Sal.³Des.³Inf.³Sal.³Sal.³Des.³Inf.³Sal.³Sal.³Des.³Inf.³Sal.³Sal.³
³ ³ abi ³/a ³Ind.³M¡n. ³abi ³/a ³Ind.³M¡n ³ abi³ /a ³Ind.³M¡n.³abi ³ /a ³Ind.³M¡n.³abi ³ /a ³Ind.³M¡n.³
ÀÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÁÄÄÄÄÙ
Argentina + + + + + + + - + + - - - + + +
Brasil + + - - - + - + + + - -
Colombia - + + + + + + + - + - - - + + -
Costa Rica + + - - - + + + - + - + - + - +
Chile + + - - - - - - - - + + - - +
M‚xico + + - - - + - - - + - - + + + -
Panam + + + + + + + - + + - - - ... ... +
Per£ + ... - - - + - + + + - - + + + -
Uruguay + O - - - O + O - ... + - - ... + -
Venezuela + + - - + + + - - + - - - + - +
Total Caso 10 9 10 10 10 9 10 10 5 5 5 5 5 4 5 5 9 7 8 9
Aumento 9 8 3 3 4 7 5 4 4 5 - - - 3 2 2 2 6 6 5
Constancia - 1 - - - 1 - 1 - - - - - - - - - - - -
Disminuy¢ 1 - 7 7 6 1 5 5 1 - 5 5 5 1 3 3 7 1 4
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Fuente: OIT. Elaboraci¢n con base en datos oficiales de los pa¡ses y OIT (1992, 1994).
a/ El sector informal corresponde a los ocupados en micro-empresas, as¡ como a los trabajadores por cuenta propia y servicio
dom‚stico.
Cuadro N§ 7
AMERICA LATINA
CAMBIOS DISTRIBUTIVOS, POBREZA Y DESIGUALDAD
DE INGRESOS EN LAS DIFERENTES FASES DE LOS
A¥OS 80 Y COMIENZOS DE LOS 90
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³ ³ 1980 - 83 1983 - 86 ³ 1986 - 90 ³ 1990- 92 ³
³ ÃÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ´
³ Pa¡s ³Ajus. rec.deseq. ³ Recup.del ajus. ³Reces.por deseq. ³ Crec. m s all ³ Creci. con desacele-³
³ ³ externo ³ externo ³ internos ³ de la recup. ³ raci¢n de la infl.³
³ ÃÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄ´
³ ³ Pobreza ³ Gini ³ Pobreza ³ Gini ³ Pobreza³ Gini ³ Pobreza ³ Gini ³ Pobreza ³ Gini ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
Argentina + + + + + + -
Brasil + O - + + +
Colombia + - O - - -
Costa Rica + - - + + - +
Chile + + - + - - - -
M‚xico + + + + -
Panam n.d. n.d. O + + + O
Per£ + ... - - + + - -
Uruguay + + - - - ... -
Venezuela + + + + + - -
Total Casos 9 8 9 9 5 5 5 4 8 2
Aumento (+) 9 5 2 6 5 5 2 - 1 -
Constancia (0) - 1 2 - - - - - 1 -
Disminuci¢n (-) - 2 5 3 - - 3 4 6 2
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
Fuente: OIT. Elaboraci¢n con base en Altimir, O. (1994), Morley, S. (1994), Psacharopolous G. (1993) y
datos oficiales de los pa¡ses.
Nota: La simbolog¡a corresponde a:
Aumento (+)
Constancia (O)
Disminuci¢n (-)
Cuadro N§ 8
AMERICA LATINA. PAISES SELECCIONADOS
ESTIMACIONES DE LA DEUDA SOCIAL URBANA. 1980-89
(% del PIB)
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³ Pa¡s ³ 1980 ³ 1985/1986 ³ Variaci¢n ³ 1989 ³ Variaci¢n ³
³ ³ ³ ³ 1980 - 86 ³ ³ 1980 - 89 ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
Am‚rica Latina a/ 21,0 26,0 5,0 27,0 6,0
Bolivia 34,0 50,5 16,5 42,0 8,0
Brasil 23,8 26,8 3,0 29,5 5,7
Colombia 28,0 30,1 2,1 28,0 -
Costa Rica 12,6 13,8 1,2 12,6 -
Chile 25,2 32,5 b/ 7,3 26,4 1,2
Ecuador 30,0 ... ... 41,0 11,0
Guatemala 41,8 ... ... 43,5 1,7
Per£ 26,7 31,7 5,0 41,0 14,3
Suriname 21,0 ... ... 27,5 6,5
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
FUENTE: R. Infante (1993); R. Infante y V. Tokman (1992).
a/ Corresponde al total de la regi¢n y no al promedio de los pa¡ses seleccionados.
b/ A¤o 1987.
Cuadro 9
AMERICA LATINA. PAISES SELECCIONADOS
CAMBIOS EN LAS PARTICIPACIONES DE LOS
GRUPOS DE INGRESO. 1980-90
(porcentajes)
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³ Pa¡s ³ 40% ³ 50% ³ 10% ³
³ ³ +bajo ³ Intermedio ³ + alto ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
Argentina
1980-89 -2.9 -3.0 5,9
Brasil
1979-89 -1.3 -2.4 3,7
Colombia
1980-89 1,9 3,2 -5.1
Costa Rica
1981-88 -1.5 -1.6 3,1
1988-90 0,4 3,0 -3.4
Chile
1978-88 -1.9 -1.7 3,6
1987-90 0,4 -0.4 -
M‚xico
1977-84 2,8 0,7 -3.5
1984-89 -1.4 -3.7 5,1
Panamá
1979-89 -3.5 -2.8 6,3
Perú
1972-81 -3.3 -1.9 5,2
1986-90 -0.7 0,5 0,2
Uruguay
1981-89 0,8 -0.2 -0.6
Venezuela
1981-89 -0.4 -1.3 1,7
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
FUENTE : Altimir (1994), Psacharopoulus (1993).
a/ Zona Metropolitana.
b/ Nacional.
c/ Urbano.
Cuadro N§ 11
AMERICA LATINA
COMPOSICION DEL EMPLEO POR GRANDES SECTORES. 1960-90
(porcentajes)
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄ¿
³ Sectores ³ 1960 ³1970 ³1980 ³1990 ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÙ
Primario 47,8 40,9 32,2 26,0
Secundario 21,0 23,1 25,8 26,0
Terciario 31,2 36,0 42,0 48,0
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
FUENTE: OIT. Elaboraci¢n con base en
datos censales de los pa¡ses.
Cuadro N§ 12
AMERICA LATINA
EVOLUCION DE LOS ASALARIADOS EN LA
OCUPACION URBANA. 1980-93 a/
(porcentajes)
ÚÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ¿
³Sector ³ Composici¢n ³Tasa de Crec. Anual³
³ ÃÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÅÄÄÄÄÄÄÄÄÄÂÄÄÄÄÄÄÄÄÄ´
³ ³ 1980 ³ 1985 ³ 1990 ³ 1993³ 1980-90³ 1990-93 ³
ÀÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÁÄÄÄÄÄÄÄÄÄÙ
Sector Moderno 83,4 79,0 72,0 69,0 1,6 1,1
P£blico 22,4 25,2 24,0 22,0 3,9 -0.4
Privado 61,0 53,8 48,0 47,0 0,6 1,7
Sector Informal 16,6 21,0 28,0 31,0 5,4 5,3
Micro-empresas
TOTAL 100,0 100,0 100,0 100,1 2,5 2,5
% de asalariados en
el total de ocupados 70,2 65,4 64,2 62,9
ÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄÄ
FUENTE: OIT. Estimaci¢n basada en cifras del Cuadro 3 y CEPAL (1992).
a/ Excluye patronos y servicio dom‚stico.
* Asesor Regional de la OIT. Oficina Regional para Am‚rica
Latina y el Caribe. Lima, Per£.
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