3.5 ENFERMEDADES O ACCIDENTES

En la encuesta se preguntó a todas las personas si durante los tres últimos meses presentó alguna enfermedad o accidente. La posibilidad de enfermar o sufrir accidente la relacionamos con la mortalidad infantil, dado que este evento no feliz altera las condiciones normales del desarrollo de los hogares, afectando directamente la economía y la condición de salud que las madres necesitan para el adecuado cuidado de los hijos y en general al manejo del hogar, hecho que pudiera ocasionar muertes de niños. La influencia en la mortalidad infantil se evidencia más si las madres están afectadas por enfermedades crónicas o asociadas a estados proclives a la enfermedad como podría ser la desnutrición, lo cual se puede asumir sin mucho riesgo de equivocación.

En el cuadro 14 tenemos las tasas de mortalidad infantil sobre este tema. En el total de mujeres se evidencia las diferencias entre los dos grupos, así, los hogares con madres donde no ocurrió el evento indeseable de la enfermedad o el accidente, tienen una tasa de mortalidad infantil de 32.3 por mil nacidos vivos, tasa que casi se duplica para los otros hogares, es decir para los que fueron afectados por la enfermedad o accidente de sus madres, que llega al 55.1 por mil. Estas diferencias se repiten en mayor o menor grado cuando analizamos estos dos grupos de hogares en función de los estados de pobreza, verificando tasas muchos más elevadas en los hogares con madres enfermas.

Por otro lado se repite la constante en la gradiente de la mortalidad infantil al pasar del menor al mayor grado de pobreza. Dentro de los hogares sin presencia de enfermedad o accidente la tasa de mortalidad de menor nivel, 26.2 por mil para los no pobres, pasa 36.3 por mil para los hogares pobres y 47.4 para los hogares en extrema pobreza.

En los hogares con madres que han sufrido enfermedad o accidente se da igualmente esa relación trágica entre estado de pobreza y mortalidad infantil, en el grupo de no pobres la tasa es 33.9 por mil, llegando cerca al doble para los hogares pobres, 66.5 por mil nacidos vivos.