El estudio de la pobreza en América Latina no es nuevo, forma parte de una extensa discusión para conocer sus causas y consecuencias. La pobreza se asocia a un estado de necesidad, de carencia según Boltvinik (1991). Este autor dice que cuando se habla de necesidad, se está refiriendo a la "falta de cosas que son menester para la conservación de la vida, pero también a una situación de la cual es imposible substraerse por la acción infalible de sus causas".
Otros autores plantean asimismo algunas interrogantes sobre la asociación entre la pobreza y el crecimiento demográfico; discuten sobre las relaciones entre los conceptos "población y desarrollo" y "estrategias de sobrevivencia". Así describen las características de los componentes demográficos en situaciones de pobreza, así como de ciertos fenómenos vinculados a la reproducción intergeneracional de la pobreza, destacando la maternidad temprana y el trabajo infantil como algunos de sus indicadores (Martínez, 1992).
La preocupación por el problema de la pobreza, en los últimos años se ha visto reforzada ante la constatación de sus tendencias ascendentes. Estimaciones para América Latina indican que las personas bajo la línea de pobreza han pasado del 43% al 46% de la población total entre 1986 y 1990. Aún cuando según Tokman (1991) la crisis de los años 80 y las políticas de ajuste que siguieron interrumpieron esta tendencia y llevaron hacia una leve disminución de la pobreza. Los estudios realizados por CEPAL son muy ilustrativos sobre la evolución de la pobreza en América Latina.
A ésta discusión teórica-ideológica siguió la preocupación por buscar indicadores que precisen su medición. Se constató que la medición, es una situación compleja y discutible, sin embargo los especialistas se pusieron de acuerdo en por lo menos dos criterios para operacionalizar las variables que permitan una aproximación a la medición, descripción de la pobreza y que además pueden complementarse en una tercera opción mediante su integración. Los dos primeros métodos fueron: el criterio de ingresos o la línea de pobreza y el enfoque de las necesidades básicas.
Con estos métodos, varios países de la región han estimado la magnitud de la pobreza y extrema pobreza en la población (PNUD, 1990); lo que les ha permitido focalizar sus acciones para mejorar las condiciones de vida de amplios sectores de ella.
Con la realización de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD-94) y la aprobación del Plan de Acción, por los 180 países participantes, entre ellos el Perú, se planteó que la pobreza generalizada sigue siendo el principal problema y obstáculo para lograr el desarrollo sostenible. Es por ello que, la integración de la dimensión "población" en las estrategias de desarrollo económico y social, contribuiría al alivio de la pobreza y al mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
La pobreza suele ir acompañada de desempleo, malnutrición, analfabetismo especialmente femenino, bajo nivel educativo de la mujer, riesgos ambientales y acceso limitado a servicios sociales y sanitarios incluyendo servicios de salud reproductiva y planificación familiar. Todos estos factores contribuyen a elevar los niveles de fecundidad, morbilidad y mortalidad, registrándose por tal motivo una relación directa entre las tasas de fecundidad, mortalidad y niveles de pobreza.
El Programa de Acción de la CIPD, plantea también que los esfuerzos por disminuir el crecimiento demográfico, reducir la pobreza, acelerar el crecimiento económico, asegurar la protección del medio ambiente y eliminar las modalidades no sostenibles de consumo y producción, son mutuamente complementarias. El crecimiento económico sostenido en el contexto del desarrollo, es fundamental para eliminar la pobreza.
Del igual modo, la eliminación de la pobreza contribuirá a reducir el crecimiento de la población y consecuentemente a atenuará la transmisión generacional de la misma, con lo que se logrará la estabilización de la población en un período razonable.