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    ³ 2.4  COMENTARIOS AL TEMA: NECESIDADES BASICAS INSATISFECHAS.  ³
    ³         ASPECTOS CONCEPTUALES Y METODOLOGICOS                 ³       
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                  COMENTARISTA N§ 1: Alberto Minujin
        Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
                          Bogot , Colombia    


     En primer t‚rmino, deseo se¤alar por qu‚ UNICEF est  fuertemente
     comprometido en  la  lucha  contra  la pobreza y    participando
     activamente en el an lisis de esta problem tica.

     Por una parte, uno de los grupos m s vulnerables de la  sociedad
     son los  ni¤os. Son  fr giles,  se  est n formando,  no   tienen
     formas colectivas de representaci¢n   ni  de  defensa  y  no son
     tenidos en cuenta adecuadamente por nosotros,  los  adultos.  El
     proceso de crisis y ajuste los ha tocado fuertemente En ellos ha
     reca¡do buena parte de los costos del ajuste. Han sido afectados
     tanto por la ca¡da del ingreso familiar como por el deterioro de
     la oferta de servicios b sicos,  fundamentalmente en el campo de
     la salud y de la educaci¢n.
      
     La  necesaria b£squeda de mayores ingresos familiares ha llevado
     a una participaci¢n  en  el  mercado  de m s miembros del grupo,
     entre  ellos  las  madres  y  los  mismos ni¤os, sin respaldo ni
     protecci¢n.

     Pero,  m s que esto, nosotros creemos  que   en  la  infancia se
     encuentra la  efectiva posibilidad de un desarrollo sustentable,
     y de lograr cambios que parecen  estructuralmente muy dif¡ciles. 

     La   descripci¢n  que   hizo  Reynaldo   Bajraj   respecto de la
     problem tica de  la  pobreza   fue  muy  clara. Sin embargo, los
     procesos de empobrecimiento sufridos  en la £ltima   d‚cada  han
     ampliado  y  hecho  m s complejo el campo de la pobreza.  En  el
     presente,   esta   problem tica   incluye  no   s¢lo    a    los
     "hist¢ricamente"  pobres,  sino tambi‚n a un sector  muy  grande
     de la poblaci¢n que  ha  empeorado significativamente su calidad
     de vida, los ®nuevos pobres¯.

     Entre  la  integraci¢n  social  plena y la exclusi¢n se presenta
     una  amplia  diversidad   de   situaciones   de  desintegraci¢n.
     Muchas  de estas situaciones configuran   condiciones   de  vida
     que entran en el campo de la pobreza.

     En este contexto las pol¡ticas  sociales  deben,  dentro  de  un
     marco  com£n, diversificarse   y  flexibilizarse.  Esto  implica
     nuevos  requisitos  para  la informaci¢n  y nuevas orientaciones
     para  el  monitoreo  y la evaluaci¢n de programas sociales.

     Quiero  agradecer a  los  expositores  por   haber presentado en
     forma amena  un  tema tan  rido  como es el de la medici¢n de la
     pobreza. Creo que es importante  cuando   hablamos  de  medir la
     problem tica  de  la  pobreza  que se tenga  permanentemente  en
     cuenta qu‚ estamos tratando de analizar y ayudemos, sobre  todo,
     a buscar soluciones de un  grave problema social. Es  por   esto
     que resulta  necesario  referirse a la din mica de la pobreza, a
     fin de saber para qu‚ medimos y qu‚ es lo que se trata de medir.

     Quiero  en particular agradecer a Rub‚n  Kaztman,  porque  logr¢
     una muy buena  s¡ntesis de algunos puntos problem ticos del tema
     que estamos tratando, que  realmente  es  dif¡cil  obtener.   Un
     punto relevante es la sensibilizaci¢n de la  sociedad  que   han
     logrado  estas  mediciones,  lo  que  va  mucho  m s all  de las
     mediciones  en  s¡  mismas.  Es  decir  que  al  margen  de  las
     discusiones que estamos sosteniendo  sobre  aspectos    t‚cnicos
     ligados  a  los  indicadores  de  pobreza,  la  medici¢n  de  la
     pobreza y su difusi¢n han tenido un  notable  impacto  tanto  en
     los pol¡ticos como en los medios de prensa y  en  la sociedad en
     general.

     El impacto  ha  sido  indudablemente  muy  fuerte  en la regi¢n,
     probablemente m s all  de  lo  esperado  por la  gente   que  ha
     trabajado en estos temas. Esto, est  rescatado  en el trabajo de
     Rub‚n y creo que es muy importante.

     El  trabajo  se¤ala  tres  requisitos  que  se  impusieron a los 
     indicadores:  en primer lugar, que  fuera  el censo la fuente de
     informaci¢n;  en  segundo   lugar,  que   tuvieran   una    alta
     correlaci¢n  con  el  ingreso,  y, en tercer lugar,  que  fueran
     representativos  de  una  cierta  universalidad  u  homogeneidad
     en el territorio. Dir¡a que de esos tres, el £nico que se cumple
     totalmente es el  primero. En el caso de las NBI,  efectivamente
     se utilizan los censos como fuente  b sica. Respecto  al segundo
     requisito,  aun  cuando  los  indicadores de NBI se sometieron a
     pruebas  de  correlaci¢n  basadas  en  informaci¢n  contenida en
     encuestas de  hogares y se seleccionaron aquellos que ten¡an una
     correlaci¢n m s  alta con el ingreso, la  variancia no explicada
     por los indicadores, tanto en  forma  individual como  conjunta,
     es relativamente elevada.

     En cuanto al tercer punto, se buscaron indicadores que  tendr¡an
     aplicaci¢n  en  todo  el  territorio,  lo  cual  se  logr¢  s¢lo
     parcialmente.  En este sentido, por ejemplo, creo que la pobreza
     rural  est   mal  estimada.   Algunos  de los indicadores, sobre
     todo de abastecimiento de agua, servicios sanitarios y vivienda,
     especialmente de  pa¡ses  muy heterog‚neos como el Per£ y otros,
     no miden adecuadamente las condiciones  de  pobreza en las  reas
     rurales. La b£squeda de indicadores £nicos simplifica demasiado,
     tal vez innecesariamente, el tema.

     Respecto  a  la relaci¢n de los indicadores de NBI utilizados en
     el  censo  con  la  informaci¢n  del  ingreso  disponible en los
     hogares, creo que se  ha avanzado  significativamente  a  partir
     del uso intensivo de las encuestas de hogares.

     Cuando  se  realizaron los primeros estudios censales de pobreza
     se supon¡a  que  los   dos  m‚todos   de  medici¢n,  el de l¡nea
     de pobreza y el de necesidades  b sicas  insatisfechas, deber¡an
     determinar conjuntos poblacionales m s o menos similares,  o por
     lo  menos  con  una  amplia intersecci¢n. Las pruebas realizadas
     utilizando  los  datos  provenientes   de   las  encuestas    de
     hogares  mostraron   que   esto    no    ocurre,   o  que ocurre
     parcialmente. El an lisis de la pobreza y  de los cambios en las
     estructuras sociales mostr¢ la existencia de una   din mica  que
     hace  que  otros grupos sociales se hayan estado incorporando al
     campo  de  la pobreza. La medici¢n de la pobreza  a  trav‚s  del
     m‚todo  de  LP  permite  ver  una  p arte   de   este   complejo
     fen¢meno,  y  el  de  NBI,  otra.  Al  respecto  existe un buena
     bibliograf¡a desarrollada en la regi¢n.

     En  relaci¢n con los cambios recientes en la  estructura  social
     es muy £til  observar  la  informaci¢n  contenida en el Panorama
     Social 1994, excelente publicaci¢n de la CEPAL,  varios de cuyos
     autores  est n  aqu¡ presentes. Si se examinan los  cambios  del
     ingreso medio de los hogares por cuartiles entre 1980 y 1990, se
     encuentra  que  la ca¡da del ingreso del cuartil 2 y del cuartil
     3, en  algunos  casos  es  m s  importante o  similar a la ca¡da
     del ingreso del cuartil 1.  Tal el caso de Argentina. En Brasil,
     el cuartil 1 cae en un 20% y el  cuartil 2 en un 17%; o  sea que
     un 50% de la poblaci¢n acompa¤¢ el proceso de ca¡da.

     El  documento  presenta  otro dato muy interesante: la variaci¢n
     del ingreso medio por a¤o de estudio y por edad. El an lisis  de
     los mismos muestra que las personas que  tienen de 6 a 9 a¤os de
     estudio cayeron m s, en t‚rminos relativos, en su ingreso medio,
     que las que tienen hasta 5 a¤os de estudio, y los que  tienen 10
     ¢ m s a¤os de estudio caen tambi‚n en forma significativa.

     Asimismo, se observa que este fen¢meno es  muy  fuerte entre las
     personas de 40 a¤os y m s.

     Entonces,  las  sociedades y  en  esto tendr¡amos que  ver  c¢mo
     hacemos  con   los   m‚todos  para  que  lo  refleje m s  que ir
     tendiendo  a  estructuras  duales,  donde est n los pobres en un
     lado y los ricos en otro ( y en el medio, nada), han  derivado a
     procesos de mayor complejidad y heterogeneizaci¢n.

     Son  sociedades  con   amplias  zonas grises entre los no pobres
     plenamente integrados y  los  excluidos  o pobres  extremos.  El
     problema de la pobreza no puede ser tratado  igual que el de los
     excluidos  e  incluidos,  sino  que  debe  referirse a distintas
     esferas   sociales  con distintos gradientes  de   exclusi¢n   e
     inclusi¢n en cada esfera.

     Uno   de  lo s problemas centrales del m‚todo de NBI tal como se
     est   utilizando en estos momentos, est  dado por la divisi¢n de
     la  sociedad en dos:

     los   que  s¡  y  los  que  no. Es dicot¢mico en cada una de sus
     variables.  Tampoco   se  ha  logrado  una  forma  satisfactoria
     de  combinar las variables para que dejara  de  ser  dicot¢mico.
     El   desaf¡o  est    en  lograr que estos m‚todos  cuantitativos
     combinados   con    m‚todos    cualitativos   permitan  reflejar
     adecuadamente  los grados y gradientes de inclusi¢n y exclusi¢n.
     La  combinaci¢n de   m‚todos  cuantitativos y cualitativos puede
     proporcionar  importantes  resultados en este campo.
     
     Respecto al  problema de la comparabilidad en el tiempo, hay que 
     observar que es casi inevitable que los censos tengan cambios de
     formulaci¢n.

     Entre los de los a¤os 1980 y 1990 ha habido una serie de cambios
     conceptuales, y  tambi‚n  cambios en las metodolog¡as; la simple
     ubicaci¢n de una pregunta en un lugar  en  vez  de  otro,  puede
     modificar  los  resultados.  Sobre  este  tema  se han realizado
     muchos estudios por lo que no es necesario extenderse.

     Para   terminar,  yo   dir¡a  que  se  cuenta con quince a¤os de
     experiencia   acumulada,   se   ha  avanzado   tanto   en     la
     experimentaci¢n de los m‚todos como en la tecnolog¡a. Me  parece
     que, por una parte, resulta necesario en el futuro  dar un salto
     significativo en una de las l¡neas que sugiere Rub‚n: definir un
     grupo b sico de indicadores  que  se  puedan utilizar a lo largo
     del pa¡s, pero trabajar con paquetes  de  indicadores  que  sean
     distintos  para  las   reas rurales;  para  las  diversas   reas
     geogr ficas,  y  para   los   diferentes grupos socioculturales,
     tomando debidamente en  cuenta  los  costos y beneficios de esta
     diversificaci¢n.

     Por otra parte, en cuanto  a  los  indicadores  que   definen la
     condici¢n de NBI, existe espacio  para  mejorar  su definici¢n y
     adaptarla  o  actualizarla  a  lo   largo  del   tiempo.   Ser¡a
     conveniente realizar alg£n tipo de actualizaci¢n an logo  al  de
     las  l¡neas  de  pobreza,  en  que  va  cambiando  no   s¢lo  la
     valorizaci¢n   de   la  canasta  b sica  a  partir de la cual se
     define la l¡nea de pobreza, sino tambi‚n la composici¢n misma de
     esa canasta.