Panelista:
Rub‚n Kaztman
Comisi¢n Econ¢mica para Am‚rica Latina y el Caribe (CEPAL)
Montevideo, Uruguay


Tanto la moderadora como los expositores que me precedieron hicieron un 
resumen  muy  completo de las alternativas del seminario, por lo que me 
voy a referir solamente a unos pocos puntos que a mi juicio no han sido 
suficientemente resaltados en las exposiciones anteriores.

En  primer  lugar, quisiera insistir sobre la significaci¢n de un hecho 
que s¡ fue se¤alado en la presentaci¢n del se¤or Villanueva. Me refiero 
al fen¢meno de la creciente integraci¢n de las distintas etapas que van 
desde  la  conceptualizaci¢n  de  un fen¢meno a las evaluaciones de las 
pol¡ticas  cuyo  dise¤o  fue  orientado  por  esa conceptualizaci¢n. El 
seminario  ha   sido  muy rico en ese sentido, pues en ‚l se han podido 
observar  varios  ejemplos  de  este  proceso  de integraci¢n. As¡, los 
creadores  de  conceptos,  los acad‚micos, los que traducen conceptos a 
indicadores viables dentro de la disponibilidad de informaci¢n nacional, 
los  productores  de  los  datos,  los  t ‚cnicos  en  inform tica, los 
analistas  de  la  informaci¢n,  las  personas  que  han  reunido  esos 
antecedentes  y  trabajado  con  ellos  en  el dise¤o de pol¡ticas, los 
decisores, los implementadores de las iniciativas y los que eval£an los 
resultados,  todos  han  estado  presentes  de  un  modo  u otro en las 
discusiones y han tenido la oportunidad de plantear sus puntos de vista. 
A  lo  largo  del  seminario  hemos podido presenciar, entonces, varias 
experiencias de sinergia positiva, que se manifestaron, por ejemplo, en 
el  hecho de que las personas que dise¤aron e implementaron pol¡ticas y 
evaluaron  sus  resultados,  pudieron  dialogar  con  el  productor  de 
informaci¢n  o  con los que elaboraron las mediciones, para decirles en 
qu‚ aspectos hab¡a sido £til el trabajo metodol¢gico realizado y en qu‚ 
otros  aspectos  ser¡a  conveniente  modificar  la  conceptualizaci¢n o 
mejorar  la  calidad  de  los indicadores. El logro de una comunicaci¢n 
fluida  entre  productores  y  usuarios  ayuda  a  prevenir excesos que 
resultan de la fascinaci¢n de los metod¢logos con las posibilidades que 
abren los nuevos desarrollos de la inform tica o de su engolosinamiento 
con  una creciente, y a veces innecesaria, b£squeda de precisi¢n en los 
instrumentos  de  diagn¢stico.  De  este  modo  se  completa un c¡rculo 
virtuoso,  pues las recomendaciones sobre c¢mo racionalizar y optimizar 
las  inversiones  en  metodolog¡as  y  t‚cnicas  se  alimentan  de  los 
resultados  del  proceso  general de racionalizaci¢n y optimizaci¢n del 
gasto  social  que lleva a mejorar la focalizaci¢n del gasto. El ajuste 
creciente  entre  los  refinamientos  metodol¢gicos  y  los  prop¢sitos 
anal¡ticos   y   pr cticos   conduce  a  una  mejor  integraci¢n  entre 
conocimiento  y  acci¢n,  integraci¢n  que  sin  duda  es una dimensi¢n 
importante en el desarrollo de las sociedades. 

Un  segundo  punto que quiero destacar es el de la potencialidad de los 
mapas  de  carencias  cr¡ticas. Me parece que dicha potencialidad se ha 
multiplicado   varias   veces   en  los  £ltimos  a¤os  gracias  a  las 
innovaciones  en las t‚cnicas georeferenciales, y que ser  a£n mayor en 
el  futuro  a  medida  que  se  produzcan  cambios  institucionales que 
permitan  que la informaci¢n y la utilizaci¢n de las nuevas t‚cnicas se 
descentralicen y se pongan al servicios de las demandas locales. De ese 
modo,  las  sociedades  ir n  contando  con  un  arsenal  poderosos  de 
instrumentos de diagn¢stico de situaciones y de evaluaci¢n de pol¡ticas 
espec¡ficas.

Un tercer punto se refiere a las  reas que requerir n mayor atenci¢n de 
ahora  en  adelante.  La  agenda  es  bastante  nutrida.  El avance del 
conocimiento  en  alguno  de  estos  temas  es  dif¡cil, y posiblemente 
requiera  estimular  la  imaginaci¢n  de  los  cient¡ficos sociales. Me 
refiero, por ejemplo, a los problemas de comparabilidad en el tiempo de 
los  ¡ndices  de  carencias  cr¡ticas,  y  a  qu‚ estrategias se pueden 
aplicar para el ajuste peri¢dico de los indicadores a los cambios en el 
imaginario  colectivo  sobre  lo  que se consideran umbrales m¡nimos de 
dignidad  en  cuanto  a las condiciones de vida. Tambi‚n al problema de 
oportunidad  de  la  informaci¢n, y de c¢mo coordinar el flujo de datos 
con  los   requerimientos   de   antecedentes   para  la  elaboraci¢n e 
instrumentaci¢n   de   pol¡ticas  p£blicas.  Sobre  este  tema,  y  las 
posibilidades  de  articular  la  informaci¢n  censal  con  la de otros 
instrumentos que permitan el seguimiento durante el per¡odo intercensal 
de  la   situaci¢n   de   categor¡as   sociales  cr¡ticas,  han  habido 
interesantes contribuciones en el seminario.

Otro tema importante es la consideraci¢n de los nuevos pobres. Tengo la 
impresi¢n  de  que  los  intentos  de  aumentar la eficiencia del gasto 
social  han  conducido  a concentrar los esfuerzos en la localizaci¢n y 
an lisis  de  los  pobres  cr¢nicos. Sin embargo, entiendo que, ante la 
gravedad  del  problema,  es  necesario  comenzar a prestar atenci¢n al 
fen¢meno  de  la  nueva  pobreza; esto es, de aquellos sectores que son 
empujados  hacia  la pobreza como consecuencia de la combinaci¢n de los 
procesos de ajuste, reconversi¢n y apertura de los mercados, ya sea por 
desempleo  tecnol¢gico,  por  el cierre de empresas ante su incapacidad 
para  competir  en  un  marco de creciente apertura comercial, o por el 
achicamiento  del  Estado  en  un marco de fuerte restricci¢n del gasto 
p£blico. Estos segmentos se ven, a la vez, severamente afectados por la 
estratificaci¢n  creciente en los circuitos educativos, en la salud, en 
la  seguridad  social,  as¡ como por los efectos de la privatizaci¢n de 
muchos  servicios  sobre  la  econom¡a  de los hogares. Por el momento, 
estas  situaciones  son  estad¡sticamente  invisibles.  Se  requiere un 
esfuerzo para localizarlas, para identificar la magnitud del fen¢meno y 
caracterizar el perfil de los hogares afectados, as¡ como para hacer el 
seguimiento  de  su  evoluci¢n.  S¢lo  entonces  estaremos  en  mejores 
condiciones  para  elaborar  medidas  de   prevenci¢n  que refuercen la 
capacidad   aut¢noma   de  los  hogares  para  mantener  o  mejorar  su 
condiciones  de  bienestar  y, de ese modo, evitar que se conviertan en 
pobres cr¢nicos.  

Por  £ltimo,  quiero se¤alar otro fen¢meno estad¡sticamente invisible y 
que  por  esa  raz¢n -entre otras- no recibe la atenci¢n que merece. Me 
refiero  a los cambios en las estructuras familiares, cuyos v¡nculos de 
solidaridad  son  quiz s  uno  de  los  recursos m s importantes de las 
familias  pobres.  En  el  trabajo que se hizo desde la CEPAL, y que se 
refleja  en  el  Panorama  Social  de  Am‚rica  Latina,  ustedes podr n 
confrontar la evidencia de fen¢menos de desarticulaci¢n familiar: crece 
el  porcentaje de mujeres jefes de hogares con hijos y la proporci¢n de 
uniones  consensuales  sobre  el total de uniones, especialmente en los 
segmentos  de  edades j¢venes. De otras fuentes sabemos del crecimiento 
de la proporci¢n de hijos que no conviven con sus dos padres biol¢gicos, 
en  familias  reconstituidas  o  reensambladas.   Al  mismo tiempo, hay 
creciente  evidencia  de  que  los procesos de desarticulaci¢n familiar 
constituyen  un  eslab¢n  importante  en  los  anillos  de reproducci¢n 
intergeneracional  de  la  pobreza.  Por  lo  tanto, se hace importante 
identificar   estos   procesos   y    proveer   informaci¢n  sobre  sus 
caracter¡sticas, como una forma de contribuir a generar las condiciones 
para  que  las  familias  puedan fortalecer o mantener esos v¡nculos de 
solidaridad   que    cumplen  una  funci¢n  tan  significativa  en  las 
oportunidades de bienestar de los hogares.