3. MEDICION DE LA LINEA DE POBREZA

La pobreza es un concepto que involucra distintas dimensiones que deben ser consideradas en su análisis y medición. No obstante, debido a la dificultad de incorporar en un único índice todas estas dimensiones, una aproximación metodológica que sé esta aplicando, consiste en utilizar el gasto percápita como indicador de bienestar. Se reconoce que el nivel de vida de las familias será mayor a medida que su gasto percápita aumente. Se trata básicamente de un enfoque orientado al consumo de los hogares.

En este sentido, para determinar el número y porcentaje de pobres y pobres extremos que hay en un país, se requiere previamente identificar la línea divisoria entre pobres y no pobres. A esta línea se le denomina la línea de pobreza.

Existen dos líneas de pobreza: la de pobreza extrema y la de pobreza total. La primera es igual al costo de la canasta alimentaria que asegura una ingesta calórica mínima necesaria, y la segunda corresponde al costo de una canasta total que involucra además de los alimentos, a todos los otros rubros de consumo.

El INEI elabora tres canastas alimentarias: una para la costa, otra para la sierra y una última para la selva. Ellas cumplen los requisitos de ser representativas de un conjunto de la población denominado población de referencia, y asegurar un consumo mínimo de 2318 kilocalorías percápita diario.

Esta cantidad de kilocalorías es establecida de manera uniforme para todo el país. No se han considerado requerimientos calóricos diferentes por regiones por que, estudiosos del tema manifiestan que los requerimientos están en función de las actividades que desarrollan las personas, mas que sobre el lugar de residencia.

Los componentes o items básicos se obtuvieron para 1997 de la propia encuesta (ENAHO 97-IV) sobre la base de la cantidad promedio consumida de las personas que forman parte de la población de referencia. Para 1998 se utilizaron tanto la canasta como la población de referencia empleados en 1997.


3.1 LA CANASTA ALIMENTARIA

Tal como ya se mencionó, para 1998 se utilizaron los mismos items de la canasta de 1997 debido a que no se detectaron diferencias significativas en la composición de las canastas de ambos años. Las fluctuaciones que se pudieran encontrar, se deberían fundamentalmente a efectos aleatorios presentes en toda investigación por muestreo.

Se debe señalar, asimismo, que todos los items de la canasta alimentaria son parte de una canasta real representativa del país, por lo que se espera que la demanda de la mayoría de estos bienes sea inelástica, en cuyo caso las personas los eliminarían de su consumo o dieta, sólo si se diera un incremento muy fuerte en sus precios1*.

Adicionalmente a los argumentos señalados líneas arriba, está el hecho de que mantener la canasta del 1997 permite hacer comparaciones intuitivamente más razonables y fáciles de entender con respecto a lo ocurrido en el período 1997-1998, lo que sería más difícil si se trabajara con canastas distintas. No se niega, sin embargo, que esta última posibilidad sea también factible e incluso deseable.

 


1* Aún cuando el efecto sustitución podría verse atenuado por el hecho de que la canasta incluye a los bienes sustitutos (ya sea en un mismo item como el té y el café o por separado como la carne de res y pollo), el efecto ingreso podría darse. Sin embargo, cuando esto sucede podría pensarse que la persona o el hogar de que se trate dejó de pertenecer a la población de referencia involucrada en la canasta "real".